Capítulo 9

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Elaine P.O.V. (tía de Diggory)

Cuando Diggory mencionó que quería trabajar en aquella cafetería mi primer pensamiento fue gritarle un "NO". ¿Cómo podría el heredero brujo trabajar en el mismo lugar que un vampiro? Sí, el joven detrás del counter es nada más y nada menos que un vampiro, de hecho no estoy 100% segura de que sea uno, pero el anillo que llevaba tenía el escudo de los Highmore.

Y digo que no estoy segura porque las reliquias de los vampiros están desperdigadas por todo Norteamérica e Inglaterra desde que decidieron empezar una "vida normal", que por obvias razones no puede ser normal por más que lo deseen. Así que es muy probable que sus objetos preciosos hayan estado en manos de los normales por ya casi 50 años.

Le permití a Diggory trabajar en aquel lugar, después de todo él es más poderoso que nosotras así que estaría bien, ¿verdad? Pero por alguna razón no podía quitarme de la cabeza a ese chico, vampiro o no, había algo que me transmitía unas vibras extrañas y no necesariamente buenas o malas.

Él estaba bien, cuando regresaba estaba de buen humor y al parecer hacía bien su trabajo porque al cabo de un mes le pagaron lo que yo ahorré durante un año a su edad. Pero del joven misterioso no decía nada.

En fin, hoy decidí encantar un dije de metal que encontré en una bisutería, este hechizo hará que pasen dos cosas a la vez: la primera que el dije cambiará a un tono más brillante y la segunda que el vampiro se quemará si lo toca.

Ahora solo debo esperar a que Diggory vuelva para verificar mis sospechas.

Diggory P.O.V.

Trabajar en el mismo lugar que Darnell ha ido mejor de lo que esperaba, creí que iba empezar a perder el control e incendiar toda la cafetería. Y felizmente no pasó nada malo hasta ahora, me ha ido muy bien atendiendo a los clientes y creo que he mejorado mi comunicación con la gente en general.

—Buenas tardes Lila —saludé al llegar.

—Hola cariño —me me respondió tan amable como siempre, pero mi atención se centró ahora en que aquellos ojos negros de siempre no estaban detrás del mostrador. — Si te estás preguntando por Darnell, aún no ha llegado pero no te preocupes seguro no tarda.

—Ah, está bien —respondí nervioso, mierda ¿fui muy obvio?

Me metí al almacén con rapidez para cambiarme (en realidad solo para sacarme el abrigo y ponerme el mandil), y cuando ya lo tenía puesto, palmeé los bolsillos de mis jeans en busca del pin que lleva mi nombre, no estaba ahí, quizás en los del abrigo, de nuevo metí mi mano y ahora tenía dos cosas de metal en mi mano, el pin y un dije.

Por alguna razón el dije me recordó a mi collar y sin darme cuenta ya estaba revisando debajo de mi camisa para confirmar que estaba ahí, y efectivamente lo estaba. Miré por última vez el dije que definitivamente no era mío y lo dejé en una encimera, me puse el pin y salí a empezar con mi turno.

Darnell P.O.V.

Cuando llegué al café, Diggory ya estaba ahí, tenía el cuello de la camisa arrugado y los dos primeros botones desabrochados. Tragué saliva y lo saludé.

Me respondió el saludo con la sonrisa inocente que ya conocía muy bien.

Pasé por su lado y no hizo nada extraño, al parecer ya se había acostumbrado a mi presencia y yo le había agarrado mucha más confianza, aunque algo me decía que Diggory tenía secretos bien guardados.

De pronto me di cuenta de que el sol del atardecer se colaba por la ventana, las nubes de un tono rosa se asomaban en el horizonte y el degradado de colores cálidos que yacían debajo de ellas me hicieron sentir vivo por un momento.

Tan vivo como él.

Su piel irradiaba una sensación de calidez, algunos mechones de su cabello se convirtieron en hilos de oro y sus ojos...

Sus ojos se encontraron con los míos por un momento, parpadeó un par de veces y ni siquiera pudo terminar de separar sus labios como para decir algo porque una señora y dos niños peleándose entraron al local.

¿Habré sido muy obvio?

Retomé mi camino al almacén directo a ponerme el uniforme, había salido rápido de casa y llevaba una camiseta que definitivamente no era muy adecuada para el trabajo, bueno ninguna camiseta que lleve estampada la frase "I love fucking whores" es adecuada para cualquier ocasión. Me la regalaron en una etapa muy vergonzosa de mi vida y, ahora que lo pienso, no sé por qué aún no la boté, ni siquiera sé si soy heterosexual.

Ni siquiera sé por qué decidí ponérmela en primer lugar.

Me saqué el abrigo y luego la camiseta, con el torso desnudo y el ambiente frío del pequeño cuarto, me acerqué a un locker con camisas blancas de todas las tallas. Busqué una de mi talla y me la puse mientras me miraba al pequeño espejo que había al interior.

Sin embargo, mi mirada captó algo que le llamó la atención, era un pequeño objeto brillante en el estante del costado. Terminé de abotonar la camisa y me acerqué a verlo, no tenía nada en especial pero era brillante y me dieron ganas de tocarlo.

—¡Mierda! —mala idea, no debí tocarlo.

Me había quemado la mano, o bueno, el tipo de quemadura cuando tocas una taza con agua caliente y te deja roja esa zona.

Las puntas de mis dedos y una pequeña parte de la palma de mi mano ahora estaba rojas. Miré nuevamente el objeto, pero este ya no brillaba más, solo se había quedado con un tono claro, como si estuviera bien pulido.

Me estoy volviendo loco.

Con cuidado de no quedarme sin mano, metí la camisa dentro del pantalón y me puse el delantal. Cuando me ubiqué al costado de Diggory, la señora de hace un rato ya estaba sentada en una mesa con los que supongo son sus hijos, volteé a verlo nuevamente y ahora partía una porción de pie de limón.

—¡Darnell! —una voz femenina gritó y ambos volteamos sorprendidos al ver a la causante que acababa de ingresar al establecimiento.

Hazel.

Omnia Vincit Amor (Libro 1) - [LGBT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora