Darnell P.O.V.
—¿Quién es? —Diggory preguntó-no muy discretamente- quién era la chica que acababa de entrar. Pero ella ya estaba al frente de nosotros y lo escuchó.
—¿Quién soy? ¿No le has contando a nadie que estamos saliendo? —claramente lo último fue dirigido hacía mi.
—¿... no?
Por alguna razón Diggory no parece muy sorprendido, pero no importa porque yo sí lo estoy. Recuerdo haber sido lo bastante claro con Hazel al decirle que POR NINGÚN MOTIVO se acerque a este lugar, yo iba a pasar por ella. ¿Era tan difícil de entender?
¿Ahora qué explicación se supone que tengo que dar cuando ella desaparezca "de la nada"?
¿Debería seguir con el plan?
A la mierda, pues claro que sí. Hace días que no tomo ni una gota de sangre y estoy empezando a sentirme mareado. Además... ella misma se lo buscó.
La conocí hace un mes y medio aproximadamente en una fiesta más aburrida que las clases de literatura. Ni siquiera sabía de su existencia cuando sin aviso se lanzó sobre mi y me besó. ¿Quién hace eso? Bueno, ella.
Está claro que cualquier persona normal se enojaría al estar en una situación similar (sin contar que no soy una persona y mucho menos normal, pero aún tengo razón), y tomando en cuenta que la bestia que hay dentro de mi pudo haber flotado a la superficie y lanzarla contra la pared para romperle todos los huesos a la vez...
No quería hacerle daño, no quiero hacerle daño a nadie. Pero estaba furioso.
No se atrevió siquiera a preguntar mi nombre, cuando terminó de besarme simplemente se levantó y me jaló del brazo hasta su grupo de amigos, no sin antes susurrarme que finja ser su novio.
Decidí aceptar por una única razón.
—Hazel, puedes sentarte ahí. En media hora terminará mi turno.
—Claro —soltó como si fuera una niña pequeña que acaba de pedir un helado.
Ahora me sentía un poco avergonzado, quizás Diggory tenía varias preguntas pero en realidad no tenía ganas de responderlas. Me apresuré en cambiar el cartel de la puerta a "cerrado" para que ya no entren más clientes (solo habían dos mesas ocupadas en el momento, tres contando a Hazel) y volé a la cocina para dejar todo limpio antes de cerrar.
¿Estaba evitando a Diggory? Tal vez.
Y aunque esta era la rutina de siempre, de todas formas se me cruzó por la mente que él pueda pensar que estoy escapando de él.
Cuando salí nuevamente, el último cliente se encontraba pagando en la caja con ayuda de Diggory. Hazel estaba ocupada con su celular y yo aproveché para revisar la hora e ir a vestirme con mi ropa original.
Las 20:52 aparecieron en la pantalla, lo que significaba que faltaban solo ocho minutos para cerrar oficialmente. Con rapidez me deshice del mandil y de la camisa, y volví a ponerme aquella horrenda camiseta y el abrigo encima.
Diggory y yo nos cruzamos al momento de yo salir del almacén, se sorprendió un poco pero solo bajó la mirada y entró, no sin antes pedirme que lo espere. Ahora Hazel estaba apoyada en la mesada, y cuando me vio solo sonrió.
—¿Por qué viniste? Te dije que pasaría por ti —solté por fin.
—Ya sé lo que dijiste, solo tuve un percance pero... —dejó de apoyarse y se acercó a mi, al parecer quería besarme— no te enojes.
Pero antes de que pudiera hacer algo, Diggory salió del almacén y sin que se dieran cuenta me alejé un poco de ella. Acto seguido los invité a salir del lugar para apagar las luces y cerrar con llave.
Ahora es cuando deberíamos despedirnos. Y esta es la cosa con Diggory, nos veremos mañana en la escuela pero yo no me quiero despegar de él, un poco raro tomando en cuenta que apenas empezamos a ser amigos hace un par de meses. No es que esté obsesionado con él ni nada de eso...
—Nos vemos mañana —él me hacía soñar despierto pero también era él mismo quien me sacaba del trance, era como la enfermedad y la cura al mismo tiempo. —Adiós.
Ahí va, con una media sonrisa y dando media vuelta para volver a casa por el camino corto. Y yo... bueno, ahora me toca disfrutar del banquete por el que esperé tanto tiempo, quizás solo quiera dormir después de esto.
Tomé a Hazel de la mano y la llevé por el camino menos transitado que había, ella creía que íbamos a una fiesta pero estaba equivocada. Eso era también parte del problema, ¿por qué sus fiestas siempre son aburridas?
Ahora que lo pienso me siento un poco mal, ¿qué tal si la pobre alma nunca fue a una fiesta que te haga bailar sin ropa sobre la mesa sin que lo notes? Pero a quién engaño, aunque haya tenido la intención de llevarla a una fiesta así, ella ni siquiera me hubiera dejado hablar. Ella se cree el mismo sol.
Incluso podría decir que nunca la besé porque es ella la que se inclina y hace lo que se le de la gana conmigo. Quizás crea que soy sumiso. O quizás solo le guste tener un poste pálido a su lado y controlarlo a su manera.
Sea lo que sea, me enfurece todavía más, la he visto hacer cosas muy desagradables a otras personas, como si todos fueran un juguete que puede usar y luego tirar cuando se aburre. Es tan... inhumano.
Que irónico, yo juzgando a alguien por ser inhumano.
—¿Dónde estamos? —apenas logré escuchar.
Y eso es lo que pasa cuando el hambre y mi "otro yo" (claramente no queriendo aceptar el animal que soy) sale a la luz. Se me nubla la visión, mi cabeza da vueltas, percibo los olores con más facilidad -en especial el de la víctima- y siento que podría doblar una barra de hierro puro.
No respondo, ahora estamos en una zona con aún menos iluminación y no hay ruidos, al menos no cercanos. Lo poco que se logra oir son de algunos bares cerca.
Es zona de vampiros, y solo nosotros andamos por aquí. Sería muy peligroso para una persona normal estar por esta zona, es gracioso porque incluso ellas saben que no deben acercarse, y no porque sepan de nuestro "secreto" sino que nosotros mismos inventamos el rumor de que esta parte de la ciudad es altamente peligrosa. Como si se tratase de un barrio del tercer mundo.
Percibo que Hazel está nerviosa.
—Darnell, ¿por qué estamos aquí? —sentí su mano apretando la mía y queriendo retroceder, no se lo permití. No puedo volver atrás ahora, ya casi llegamos al callejón.
Una vez ahí la acorralé contra la pared y usé uno de mis tantos trucos mentales para hacerla sentir como si estuviera bajo el efecto de alguna droga.
Por alguna razón "Apocalypse" empezó a sonar en mi cabeza.
No esperé más y sin compasión alguna clavé mis colmillos en su cuello, en la aorta para ser más precisos. Succioné sin parar, como un niño tomando su jugo favorito, y la melodía de la canción no paraba de recorrer por mi cabeza.
Poco a poco volví a ser consciente y un segundo después Hazel yacía en el suelo, estábamos al lado de un contenedor de basura así que la visión era mucho más oscura. Incluso para mi.
Con un poco de esfuerzo moví el cuerpo debajo del contenedor y le marqué a Jayden.
—Darnell, me tenías preocupado, hace tiempo que no llamabas.
—Solo...
—Sí sí, ¿tienes uno? ¿Verdad?
—Sí...
—Bien, yo me encargo. Adiós.
—Adiós...
Salí de ahí. Solo quería ir a casa, para dormir, o llorar. Lo que se asomase primero.
Desearía estar vivo.
Me odio tanto.
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Omnia Vincit Amor (Libro 1) - [LGBT]
FantasyDiggory Crawford odia tanto los problemas que hay entre las brujas y los vampiros, no solo porque sean innecesarios (como dice él), sino porque también lo prohíben de hacer ciertas cosas que, para un chico de su edad, son normales y cotidianas; esta...