Diggory P.O.V.
Debo admitir que no estuve pensando cuando le dije a Tabitha que viniera a mi casa, había una gran posibilidad de que mis tías escuchen todo y que a la vez empiecen la tercera guerra mundial.
Sin embargo tenía un az bajo la manga: recordé un encantamiento que aprendí leyendo unos libros viejos y polvorientos cuando tenía doce años, el encantamiento en cuestión se llama "pulvinus" que está en latín y significa algo así como "amortiguar". Cuando llevas a cabo este hechizo, el resultado que tendrás será un domo que solo el que lo recita podrá verlo (y para los demás será invisible), este domo tiene la capacidad de silenciar para el exterior todo lo que se encuentre dentro de el, así alguien podría estar gritando por ayuda dentro del domo pero nadie lo escucharía.
Y eso fue lo que hice, creé un domo en mi habitación par que mis tías no pudieran escuhar nada de lo que le iba a contar a Tabitha.
—Espero que lo que me vayas a decir valga la pena porque he cancelado mi participación en una lectura conjunta con tal de estar aquí— dijo ella a penas entró a mi habitación.— ¿Y bien?
—Siéntate ahí— señalé con un gesto el borde de mi cama y así lo hizo, yo tomé asiento en la silla de mi escritorio.
Estaba nervioso y no sabía por donde empezar, ni siquiera sabía por qué estaba a punto de contarle todo esto pero agradezco no haber explotado y soltar un "Darnell es un vampiro" de la nada.
Tabitha levantó las cejas como señal de querer saberlo todo ya.
—Okay...
Y le conté todo, desde que Hazel entró a la cafetería y preguntó por Darnell, hasta que lo vi arrastrándola hacía aquel callejón y tomando su sangre para luego dejar el cuerpo ahí, y que este mismo desapareciera en cuestión de segundos.
—Y bueno, eso es todo— dije con muchos nervios.
Tabitha me miró incrédula y empezó a reír, yo la mire sin mostrar una expresión.
Ella seguía riendo y por fin habló.—Diggory, ¿me crees tan estúpida?, me podrán gustar los vampiros y esas cosas pero no esperes que me crea eso.
—Te estoy diciendo la verdad, ¿por qué te mentiría?— hablé alzando la voz.
—Diggory, quiero creerte pero la verdad es que suena muy estúpido, ¿un vampiro?, ¿en serio? No suena a algo que sea fácil de creer.
—Bien, si no me crees...— respondí, mientras caminaba al escritorio.
Tomé un cuchillo que dejé del desayuno y la miré fijamente.
—Esto va a doler, pero no te preocupes no dejaré cicatrices— dije.
Levanté la manga de la camiseta de mi brazo izquierdo y empecé a hacer un corte no tan profundo.
Tabitha empezó a gemir de dolor, su brazo derecho empezó a sangrar mientras yo seguía haciendo otro corte.
—¡¿Qué mierda, que está pasando?!— habló desesperadamente.
—Tabitha, mira mi brazo.
Ella levantó la mirada hacía mi brazo y esta cambió, empezó a ver mi brazo y cómo los cortes que me hacía, se convertían en heridas en el suyo. Dejé el cuchillo a un lado y fui directamente a ella.
Su brazo no dejaba de sangrar, seguía gimiendo de dolor y trataba de parar la sangre de unas heridas que ni siquiera estaban ahí. Aún así, a pesar de mostrar dolor en su rostro, no decía nada.
Tomé su brazo entre mis manos y empecé a recitar el hechizo para sanar heridas de este tipo‐las que son causadas por otro hechizo-. Cerré los ojos para concentrarme.
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Omnia Vincit Amor (Libro 1) - [LGBT]
خيال (فانتازيا)Diggory Crawford odia tanto los problemas que hay entre las brujas y los vampiros, no solo porque sean innecesarios (como dice él), sino porque también lo prohíben de hacer ciertas cosas que, para un chico de su edad, son normales y cotidianas; esta...