La habitación más grande de aquella nueva casa era, en realidad, del mismo tamaño que su antigua habitación de vuelta en Inglaterra. Pero Diggory no se dejó desilusionar por aquel detalle y se dispuso a desempacar sus pertenencias.
No le tomó mucho el darse cuenta de la maravillosa vista que tenía desde su ventana, esto lo alegró y continuó con lo que estaba haciendo, esta vez con mucho más entusiasmo. Agradecía que les habían entregado la casa completamente limpia; ya que, pudo acomodar toda su ropa en el closet sin ningún problema al igual que sus libros en el estante y demás cosas que tenía.
Hizo la cama y cuando terminó, ya estaba oscureciendo.
— ¡Diggory ven a comer! — llamó su tía Elaine.
— ¡Ya bajo! — respondió él desde su habitación.
Diggory solo había experimentado un año en una escuela pública de su ciudad natal, sus tías lo habían estado educando en casa los años posteriores con la ayuda de varios profesores particulares. Ellas le decían que él debía permanecer en casa porque tenían que enseñarle todo lo que estuviera a su alcance para finalmente convertirse en un brujo poderoso, lo cual aún no ocurría (según ellas) así que decidieron que era momento de dejar que Diggory explore el mundo por si mismo.
A sus dieciocho años, resultaba ideal que conozca a nuevas personas, "tal vez aquello lo ayude a desenvolver sus poderes" decían sus tías. Las tres brujas no sabían por qué Diggory aún no desarrollaba sus poderes, estaban preocupadas pero nunca perdieron las esperanzas.
— ¿Ya desempacaste tus cosas? — preguntó una de sus tías cuando vió a Diggory llegar al comedor.
— Sí — respondió él mientras suspiraba — me pasé toda la tarde en eso — mencionó mientras hacía una mueca.
Su tía solo le sonrió con cariño y lo invitó a sentarse a comer. El cielo ya había oscurecido.
Las tías con su sobrino conversaron de varios temas mientras cenaban en el comedor y cuando Diggory estaba ayudando a recoger la mesa y llevar los platos y cubiertos al lava platos, su tía Elaine lo llamó para decirle algo.
Resultaba que, con lo despistada que era ella, había olvidado su billetera en la pastelería que había visitado más temprano, así que, le pidió a Diggory que por favor vaya él.
— ¿Y qué pasa si no me la quieren dar porque no soy tú? — preguntó el joven brujo.
— Hay una foto tuya en la cartera, diles que la revisen — Diggory dudó un poco antes de aceptar.
— Okay, iré — dijo finalmente.
Y así, el brujo salió de la casa con dirección a la pastelería (habiendo preguntado por la dirección anteriormente), mientras caminaba por la acera, se dedicó a observar la calle de aquella ciudad, definitivamente era algo nuevo para él, pero le gustaba.
Cuando llegó y abrió la puerta del lugar, el sonido de esta llamó la atención de algunas personas ahí, especialmente de la persona que se encontraba preparando un iced coffee. Al verlo, Diggory sintió algo raro dentro de él y la luz que se hallaba encima suyo parpadeó.
El barista suspiró — Rayos, ya debemos cambiar ese foco oh- ¡Hola! — aquel joven alto de dentadura perfecta lo saludó — ¿Deseas llevar algo?
El joven brujo se había sentido un poco intimidado por el repentino saludo.
— En realidad no... — dijo Diggory y el chico en el mostrador se vio confundido — Mi tía Elaine vino a comprar algunas cosas aquí hace unas horas pero dejó su billetera y... bueno a eso vengo, a recogerla — el alto asintió no muy convencido — Por casualidad... ¿la viste?
— De hecho sí, tenemos una billetera en cosas perdidas pero... — achinó los ojos y continuó hablando — ¿Cómo sé que realmente eres el sobrino de aquella señora? — preguntó el alto apoyando las manos sobre la encimera, dejando ver sus brazos remangados.
— Hay una foto mía dentro — respondió Diggory por instinto.
— Déjame ver, vuelvo en un segundo — el joven que había dudado de él se dirigió al almacén y de una caja (donde tenían objetos perdidos) sacó la tan mencionada cartera y revisó su interior, definitivamente, había una foto de aquel joven que esperaba en el mostrador.
Entonces dejó la caja en su lugar y salió del almacén, esta vez con el objeto en sus manos.
— Ten — el barista le tendió el objeto y el brujo lo tomó. — Siento haber dudado de ti.
— No te preocupes, es normal — confesó Diggory con una pequeña risa — Adiós — se despidió alargando la "o"
— ¡Espera! — el barista lo llamó y a su vez buscó algo el bolsillo de su camisa, el brujo notó el pin que se encontraba ahí y leyó el nombre: Darnell H. — Toma — Darnell le entregó un papel. — Es un cupón de descuento, ¡vuelve pronto!
— Gracias... — respondió el brujo algo tímido.
Guardando el cupón en el bolsillo derecho de su saco y la billetera de su tía Elaine en el izquierdo, emprendió el regreso a casa. Esta vez se sentía por alguna razón emocionado, así que se dedicó a admirar mucho más las calles de la ciudad.
De pronto su instinto lo hizo mirar atrás.
Un hombre misterioso, de aura extraña, que había visto desde que salió de la pastelería, ¿lo estaba siguiendo? Desesperado, Diggory buscó en su cuello el collar encantado, no estaba ahí, cuando se dio cuenta de que no lo llevaba puesto sus piernas flaquearon y pensó lo peor. Si lo atacaban, muy probablemente moriría.
Diggory divisó no muy lejos un grupo de personas y se acercó lo más rápido que pudo, aprovechó que el hombre se había volteado y se metió entre la gente.
El brujo agradeció que la calle que seguía era una muy comercial, por lo que había gente y locales abiertos.
Cuando finalmente pasó esa calle, miró atrás, ni un alma. Aquel hombre no estaba ya más, al joven brujo le pareció extraño pero agradeció haberlo perdido y se dirigió a casa a paso rápido — Por si las dudas — dijo él.
Cuando llegó decidió no mencionar lo ocurrido a sus tías. Si lo hacía, nunca más lo dejarían salir y él no quería eso, ese día, Diggory había descubierto que visitar nuevos lugares no era tan mala idea después de todo.
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Omnia Vincit Amor (Libro 1) - [LGBT]
FantasyDiggory Crawford odia tanto los problemas que hay entre las brujas y los vampiros, no solo porque sean innecesarios (como dice él), sino porque también lo prohíben de hacer ciertas cosas que, para un chico de su edad, son normales y cotidianas; esta...