El Reencuentro ~[Volkacio] ~

CAPÍTULO 5

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  "Otra vez escuchaba aquellos gritos, los sollozos, los vidrios impactando contra alguna pared, una puerta cerrándose. En aquel armario dónde yacía un pequeño de cabellos castaños ondulados y de ojos verdes, estaba asustado, otra vez volvía a pasar.

  Otra vez volvía a culparse de todo, la única regla que tenía no la cumplió, pero hasta un niño tan pequeño quería saber lo que era estar fuera y tener amigos. Por ello aquel castaño había salido del armario que consideraba su cuarto, esquivo a su ebrio padre que se encontraba dormido en el suelo, su madre estaba en el baño, no podía verla ya que había entrado hace unos minutos, luego de la discusión con su padre.

  El pequeño avanzó hasta la puerta principal de aquella casa que se encontraba ya bastante vieja, abrió la puerta y salió. Estaba oscureciendo, la noche se estaba haciendo presente, pero aquel niño quería salir y explorar las calles que muchas veces su padre le decía que no lo hiciera, que no quería que nadie supiera que era su hijo, muchas veces le dolía las palabras de aquel que era su progenitor, pero llegó a pensar que solo era un forma de demostrar el cariño que tenía por el pequeño.

  El castaño avanzaba sin rumbo por las calles de un barrio que se notaba en ruinas, llegando hasta un parque donde divisó un tobogán de tubos, típico en esos lugares, se acercó con cautela hacia aquel juego y subió las escaleras para terminar entrando en un pequeño pasadizo que conectaban un tobogán grande a otro pequeño. Grande fue la sorpresa de encontrar a otro niño que estaba igual de sorprendido que él al verlo ahí.

- Oh! Hola! Soy Mat...bueno, soy Gustabo.- hablo aquel niño rubio de ojos celestes, se lo notaba emocionado por ver a otro niño allí.

  Pero el castaño no habló, se sentía incómodo, nunca había hablado con nadie más allá de su madre, al no poder mandarlo a una escuela ella le habría enseñado por si misma a hablar y demás.

- No sabes hablar?.- el rubio cambió su expresión por una de lastima, pensaba que el niño quizás nunca fue a una escuela, aunque el solo fuera algunos años.

- Si... se hablar...poco...pero si.- el castaño se había sentado a una cierta distancia del rubio mientras miraba sus manos y jugaba con ellas nervioso.

- Wow! Si sabes!, entonces dime como te llamas? Anda, que ya me aburrí de estar hablando solo con Pogo.- el rubio había entrelazado sus piernas, tomando la posición de indio mientras se inclinaba hacia delante, expectante a una respuesta del otro.

- Me llamo... Horacio, em...quién...quién es Pogo.- preguntó, y estaba vez alzo la mirada para poder por fin hacer contacto visual con el rubio, si los ojos de su madre le parecían lindos, los de aquel niño le parecían hermosos y más ajn bajo la tenue luz de la luna, era hipnotizante.