Entre sombras

En su mente

Dos horas antes...

Armando abrió nuevamente los ojos, está vez en la privacidad de su departamento. Ahí recostado en su cama, no podía hacer más que pensar en como fue que todo había terminado así, era algo tan surreal, tan ilógico, tan inesperado, tan... ¿tierno?:

- Ahora entiendo algunos comportamientos de Mario a lo largo de todo este tiempo, claro, no era extraño que en ocasiones le gustara estar tanto conmigo a solas, y es lógico que muchas veces criticara cuando salía con tal o cuál mujer...

El mismo Armando se sorprendía de sus reacciones en esos instantes, quería sentirse furioso, asqueado, pero no, más bien sentía algo parecido a la tristeza, la pena, no podía definir bien esas extrañas emociones que abordaban su pecho:

- De saberlo antes, jamás hubiera permitido que Mario me viese con tantas mujeres, ni tampoco le habría contado todo lo que hacía con ellas, debí lastimarlo tanto... — En ese segundo abrió enormemente los ojos, arrugando el entrecejo que ya de por sí estaba casi todo el tiempo fruncido por su típico carácter — ¡¿Pero que estoy diciendo?! ¡Ese idiota me embriagó a propósito para besarme, y quién sabe que diablos más quería hacerme!

Al mismo tiempo, por su mente recorrían las imágenes y las sensaciones, podía decir todo lo que quisiera, pero muy dentro de si él sabía que aquel momento no le había desagradado, por mucho que eso le volara la cabeza a causa de la inminente sorpresa. Todo aquello iba en contra de su propia naturaleza. El jamás se había sentido atraído por ningún hombre, era algo impensable, incluso se había burlado por las preferencias de Hugo Lombardi en su momento, ¿Cómo fue que ahora todo esto le causaba esas emociones?:

- Quizá es por el simple hecho de ser Mario... Si pudiera nombrar a la única persona que me conoce perfectamente en todo el mundo sería él, hemos compartido desde niños, sabe todo de mí y yo de él

Aunque no deseaba pensarlo, sabía además que otro motivo era lo especial que siempre había sido con él, todo el tiempo le procuraba, le escuchaba y estaba a su lado en las situaciones más difíciles, ni siquiera la propia Marcela podía compararse al nivel de atención y cariño que Mario depositaba el su persona, claro, siempre disfrazado de "amistad", añadiendo además que Armando es una persona sumamente despistada y nada observadora, nunca llegó a profundizar en qué motivo podía ser el que llevara a Mario a ser tan afectivo más allá de ser su mejor amigo. Ahí existía otro problema, Armando ya había forjado un gran lazo emocional para con Calderón, era horrible para él pensar en el hecho de tener que romper relación con su entrañable amigo:

- ¿Debo fingir que no me enteré de nada de lo que pasó ayer? Me va a costar muchísimo hacerlo, es imposible ignorar que él me ama, no se cómo lo voy a hacer pero, si de verdad quiero que él siga a mi lado, es necesario

Repasando nuevamente sus propias palabras, su rostro se coloreo de punta a punta:

- ¿Si quiero que él... siga a mi lado?

Tratando de huir de su propia mente, se levantó de un salto y corrió hasta su ducha, tenía que arreglarse pronto para llegar a EcoModa.
La subida por el elevador parecía más tardía de lo acostumbrado, al llegar al segundo piso apretó entre si su maletín, miro a Sandra casi de reojo:

- Dígale por favor al Doctor Calderón que estoy aquí, que pase a mi oficina

Ya en su escritorio se llevó las manos a la cara y dejo salir un gran suspiro:

- ¡Esto va a ser imposible! ¡Ni siquiera lo he visto y ya estoy tan descontrolado!

Bajo rápidamente sus manos al escuchar unos pasos aproximándose, tomo su pelota y comenzó a estrujarla entre sus dedos con nerviosismo, acto seguido una pequeña sonrisa se filtro en sus ojos, una sonrisa que llevaba viendo desde niño, pero que ahora para él lucía con un matiz muy pero muy diferente...

Continuará