Primero que nada quería ofrecer una disculpa por no actualizar hasta ahora. He tenido algunas ocupaciones y no me surgía mucha inspiración al momento de redactar. Preferí esperar hasta que las ideas llegaran y no publicar solo por cumplir. Aquí está un capítulo más y de corazón espero que lo disfruten 💜
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Mario no salió de su oficina en todo el día, pidió no ser molestado. Sacó una botella de whisky y comenzó a beber poco a poco mientras una profunda tristeza se aferraba a él.
Marcela salió de su recinto laboral y se aproximó a Patricia:- Ven a mi oficina
La gerente de puntos de venta tomó asiento, su rostro lo decía todo, era esa misma expresión que ponía cada que Armando se le desaparecía por la noche, pero está vez tenía algo extra, una suposición que salía a flote y era muy difícil de explicar:
- ¿Que pasa, Marce? No me digas, Armando se te voló anoche, ¿O me equivoco?
- Pues no, no te equivocas, si, se me fue, y no llegó al apartamento
- ¡¿Y como lo dices así, tan quitada de la pena?! ¿Ya tienes algún nombre, una descripción, no le has llamado aún para gritarlo?
- Si, si tengo una descripción, tengo el nombre y hasta se de quien se trata, y eso es presisamente lo que me tiene tan angustiada. Hice las averiguaciones, y resulta que Melissa de la Vega, la ejecutiva de ventas de Insumos Canadá, lo vio en un bar, según lo que me dijo, él se veía borrachisimo, y estaba con nada más y nada menos que Mario Calderón
- Ay Marce, ¿pero que estás tratando de decir? ¿Que Armando y Mario tienen algo? Por favor, si tú noviecito es el don Juan por excelencia, el macho seductor femenino, no, seguramente estaban esperando a alguna mujer o de ahí salieron para donde ellas
Marcela la miró con enojo, su voz comenzó a quebrarse:
- Patricia, cuando Melissa me contó esto, yo por curiosidad llamé al edificio donde vive Mario, y sí, el guardia me dijo que el sujeto del turno nocturno los vio a los dos entrar solos, y peor aún, el recepcionista vio a Armando salir del apartamento hoy en la mañana, él jamás había hecho algo así, es qué se está comportando como nunca antes
- Pues yo sigo creyendo que eso no fue más que una salida ocasional de ellos, porque mira, yo la verdad es que de Mario si sospecho un poco, de pronto tiene comportamientos extraños ¿Pero de Armando?
- Igualmente yo no me voy a quedar cruzada de brazos, voy a averiguar qué es lo que está pasando, ya te puedes ir, voy a hacer unas llamadas
Marcela marco el número de su novio, sabía que aún no llegaba y eso empeoraba aún más la situación. Para su sorpresa, él susodicho atendió la llamada:
- ¿Qué sucede, Marcela?
- ¿Qué sucede? Nada en especial, simplemente que no has llegado a trabajar, y resulta que ayer tampoco supe nada de tí desde que salimos de la empresa. ¿Qué sucede, Armando? Y más te vale que me contestes con la verdad
- Nada, tan solo me sentía muy estresado, muy agobiado, y salí a tomar un poco de aire para despejarme, para tu tranquilidad estoy completamente solo, y si no tienes alguna otra duda, te agradecería que habláramos hoy en la noche, yo iré a tu apartamento
Con esas últimas palabras, colgó el teléfono, dejando a una Marcela hundida en un mar de confusión mientras lloraba amargamente. Por su parte, Armando sentía culpa, era extraño, él habiendo estado con tantas mujeres y a la vez sosteniendo una relación con la accionista, era la primera vez que se sentía de ese modo, sin duda, algo muy grave estaba sucediendo dentro de él, algo muy peligroso, pero muy reconfortante después de todo.
La hora acordada llegó. Beatriz recibió una llamada a eso de las seis de la tarde:
- ¿Presidencia EcoModa?
- ¿Aló? Hola Betty, soy Armando, dígame, ¿Ya terminó su trabajo, ya la puedo recoger?
- Si, Doctor, presisamente iba a llamarlo para avisarle, ya voy para allá
- Oiga, y, ¿Alguien me ha preguntado?
- Solamente Don Mario, yo le dije que no sabía nada de su paradero
- Bien, bien, entonces la espero dónde quedamos, ¿bueno?
Al llegar, Beatriz subió rápidamente al auto de su jefe, quien la condujo hasta un restaurante - bar muy hermoso. Ambos tomaron asiento y Mendoza no tardó en pedir un vodka, necesitaba tomar valor para comenzar a hablar:
- Betty, usted sabe que además de ser mi asistente, mi empleada, mi mano derecha en EcoModa, usted se ha convertido en una confidente, una amiga, y, esto que le voy a decir solo se le puede contar a alguien así...
La joven le miro con incertidumbre, era la primera vez que él se dirigía de esa manera con ella, a pesar de que tenía mil preguntas, lo dejo continuar:
- Mire, yo... ¡Ah! Es algo tan complicado de decir, pero es que siento que voy a estallar, me siento tan confundido, tan mal, no se como tomarlo ni se cómo manejarlo, es como si el Armando que yo era, que siempre había sido, se esfumara y otro completamente distinto tomara su lugar...
Betty sonrió mientras agachaba la mirada:
- Puede confiar en mí, Doctor, estoy para ayudarlo y tiene todo mi apoyo, para lo que sea
Sin duda era otro Armando Mendoza, quizá debido a la desesperación, al vacío, pero de algún lugar había salido ese joven que en algún momento de su vida fue abierto y amoroso, que por diversas circunstancias de la vida había cerrado su corazón poco a poco hasta ser el hombre duro que hacía unas cuentas semanas aún estaba ahí. Habló con nerviosismo, con fragilidad:
- Yo... Yo... ayer yo, estaba bebiendo con Mario, me excedí en los tragos, él me llevó a su casa... Mire, no quiero ser tan explícito porque aún me cuesta creer lo que pasó, pero, se puede imaginar que fue lo que sucedió...
La economista quedó más que impactada con la revelación, era tan impresionante escuchar algo así salir de la boca de Armando Mendoza. Se quedó callada por unos momentos, pero luego miró frente a ella al hombre severo con una expresión preocupada, atormentada, a mitad de una batalla interna, hundido en un laberinto del cual parecía no tener salida, su rostro lo decía todo, él siempre había tenido una expresión corporal muy evidente ante ojos observadores. Tomando valentía y dejando su acostumbrada timidez a un lado, decidió tomar su rol de amiga que el mismo Armando le había colocado:
- Necesita ser sincero consigo mismo, Doctor, el amor es un sentimiento muy noble, y muchas veces no tiene la imagen a la cual uno está acostumbrado, y al parecer necesita liberarse, como le dije, aquí estoy para escucharlo
El atractivo presidente la miró nuevamente, esas palabras fueron como un respiro después de estar sumergido por mucho tiempo. El temía que su asistente lo juzgará, que lo rechazara, pero siempre tuvo razón al confiar en ella. Sonrió y cerró los ojos, estaba en un sitio seguro, parecía que por fin podía ser él mismo...
Continuará
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Entre sombras
KurzgeschichtenEsta es un pequeña historia basada en el shipp de Armando y Mario, personajes de la telenovela "Yo soy Betty, la fea" de Fernando Gaitán. La historia se dividirá en partes, dependiendo de cómo se desarrolle la trama será la cantidad de capítulos cor...