Este capítulo será dividido en dos partes, ya que me gustaría añadir detalles que en uno solo harían que se extendiera demasiado para el formato que estoy manejando en la historia.
Espero que lo disfruten! ^^▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️
Mario no podía con su conciencia, desvió la mirada con profundo dolor, simplemente no podía sostener la vista ante los ojos castaños de Armando que lo observaban fijamente:
- ¿Que te pasa? ¿Dije algo malo?
- Nada... No prestes atención
Mendoza dió un sorbo, a pesar de que podía ser evidente, no entendía muy bien por qué Calderón se vio afectado por esas palabras que, para él, si eran ciertas, le tenía una enorme confianza a su mejor amigo.
Parecía que a cada vaso de whisky que tomaba, en su ser se instalaba la decisión, el valor y el incesante sentir que lo invadia. Necesitaba aclarar su mente de una buena vez, pero él se conocía, sabía perfectamente que era cobarde, no podía dejar que su cuerpo actuará en la sobriedad, y es que bueno, la situación realmente no era algo sencillo de afrontar, por lo menos no para Armando, quien siempre fue conocido por su refinado gusto dirigido exclusivamente al sector femenino.Una hora y treinta después, Armando era más alcohol que hombre, o por lo menos eso parecía, la música se encontraba algo fuerte, y los miércoles solian estar bajos en consumo, por lo que allá entre la penumbra, apenas se lograba ver qué dos ejecutivos se encontraban sentados, casi no había nadie en el bar:
- Dime, Mario ¿Por qué estás tan callado ah? Dime de una buena vez que fue lo que hice
- Armando, ya estás muy borracho, ni siquiera se de qué me estás hablando
Mendoza se levantó de pronto para sentarse al lado de Calderón, volteó su rostro y lo acercó tanto que ambos podían sentir el calor que emanaban, Mario no podía con tanto y rápidamente comenzó a ponerse muy nervioso, rotando sus ojos en otras direcciones pero nunca apartando la cara del sitio en qué el atractivo pero ebrio joven la había puesto:
- ¿Que... Que es lo que haces?
- Tratando de saber por qué no me hablas para nada, ¡mírame! Estás como perdido desde hace un buen rato
Mario no sabía que era lo que intentaba lograr con esas preguntas y esos acercamientos tan extraños:
- Ya te dije que no tengo nada, hombre
Armando se alejo mientras contemplaba a la nada, aflojó su fina corbata, dió un sorbo más y exclamó casi en un grito:
- Yo me quiero ir de acá. Ya vámonos
- Está bien, ¿Quieres que te lleve a tu departamento o al de Marcela?
- ¿Que? No no no, a ninguno de esos, vamos para el tuyo
Mario jalo aire estrepitosamente, estrujó sus manos con fuerza. Todo esto era tan incómodo, él jamás volvería a atreverse a ejecutar el acto de aquella noche, pero el hecho de que Armando volviera en ese estado a su casa, que de algún modo la escena se repitiera, hacía que su conciencia le diera duros golpes:
- ¿Por qué a mí departamento?
- ¿No quieres que yo esté allá? Haberlo dicho antes, entonces me voy por mi cuenta, permiso
- No no, ¡ah! Vámonos quieres...
Aún con la cantidad de alcohol que Armando había bebido, podía sostenerse en pie y caminar, sin duda estaba más lucido que la ocasión anterior. Subió a su Mercedes en el asiento del copiloto, Mario conducía hasta el complejo. Ambos subieron y por fin se escuchaba el abrir de puerta que daba a la propiedad que en su momento sirvió para llevar a las mejores mujeres de Colombia a pasar un buen rato.
Apenas piso adentro, Armando se quitó por completo su corbata, así mismo, dió a parar al suelo su costoso saco, aflojó los botones de su impecable camisa mientras caminaba al minibar. Se encontraba mareado, y no por las cantidades de whisky que ingirió, sino por algo que en su mente retumbaba como un duro estruendo, que bajaba hasta su pecho y circulaba en su piel, haciendo que se erizará de los nervios:- ¿Que estoy haciendo, Dios mío? Es como si no pudiera pensar en nada más que...
Una voz suave le hablo a unos metros, sacándolo de sus pensamientos:
- Armando, ya no bebas, mejor ve a la recámara de huéspedes, yo te ayudo a recostarte
El presidente de EcoModa fingía estar más ebrio de lo que en realidad estaba, de alguna manera necesitaba proteger lo que sea que fuese de si mismo, tener algún respaldo por la mañana, un: "no recuerdo nada" podría servirle, aunque la verdad era que nada de lo que lograba planear tenía mucho sentido.
Ya no podía pensar, su mente se bloqueó en ese instante, dejando todos sus complejos internos y penas a un lado. Camino hasta esa voz que le hablaba con cierta dulzura, tal como solía hacerlo cuando trataba de aconsejarle por su bien, eso nunca había cambiado, de alguna manera, Mario lo hacía sentir seguro, y ahora habia despertado una nueva manera de experimentar ese sentimiento en él. Con todo eso en su subconsciente, y víctima de sus ya conocidos arranques cuando algo le gustaba o, en este caso, lo conmovía, siguio caminando hasta aproximarse tanto que su rostro nuevamente quedó frente al suyo, lo miro a los ojos, sintiendo el nerviosismo de Mario hasta en la punta del cabello, eso lo hizo sonreír. Subió lentamente el brazo para colocar su mano de tras de la cabeza de un ruborizado Calderón, y sin ningún afán, posó sus labios entreabiertos en los de él...
Continuará
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Entre sombras
Short StoryEsta es un pequeña historia basada en el shipp de Armando y Mario, personajes de la telenovela "Yo soy Betty, la fea" de Fernando Gaitán. La historia se dividirá en partes, dependiendo de cómo se desarrolle la trama será la cantidad de capítulos cor...