Entre sombras

Libertad

Se que hace ya bastante tiempo no actualizaba, realmente ningún intento de justificación sería propio ni educado de ofrecer. Simplemente quiero agradecerles infinitamente por esperar a que volviese con más de la historia, y por todos los lindos comentarios que han dejado a lo largo de estos meses 💜
Espero disfruten este capítulo ✨

▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️

Ambos se levantaron de su asiento después de charlar un poco más sobre ellos mismos, ahora su amistad había quedado consolidada, y Armando lo apreciaba con una fuerte intensidad.
Dejó a Beatriz en la puerta de su casa:

- Doctor, espero no ser imprudente con mi pregunta pero, ¿Que es lo que planea hacer ahora?

Armando sonrió, era muy difícil aquello que tenía pensado, pero muy necesario:

- Voy a casa de Marcela, necesito hablar un par de cosas con ella antes de ir con Mario

- Mucha suerte, Doctor, si necesita algo, solo llámeme

Ambos se regalaron una mirada. En ese momento, Betty pudo sentir un cálido abrazo por parte de su jefe, al cual correspondió con la misma suavidad. A pesar del profundo amor que le tenía, no estaba triste por saber que ahora su corazón pertenecía al vicepresidente comercial, al contrario, se encontraba tranquila por el hecho de que él podría encontrar la felicidad en alguien.

Marcela bebía sola en su lujosa sala de estar, como ya era costumbre cada que Armando le daba problemas. El ascensor se escuchó de pronto, y sabía que se aproximaba una avalancha de emociones negativas, que al mismo tiempo, esperaba con todas su fuerzas que se desvanecieran en la cama. Armando llegó con una maleta color negro en su mano, con una mirada llena de preocupación pero al mismo tiempo, repleta de decisión:

- Hola, perdona por tenerte preocupada desde ayer

- No te preocupes, no es ninguna novedad que te escapes una noche entera, por lo menos me respondiste la llamada, pero creo que me debes muchas explicaciones

- Así es, y vengo presisamente a eso, a resolver todas tus dudas y, a resolver las mías también

- Perfecto, toma asiento. Mira Armando, yo no quiero dar vueltas a este asunto más de lo debido, así que voy a ser directa, supe que estuviste con Mario Calderón, supe también que saliste de su apartamento ésta mañana... ¿Que te está pasando? Porque todo esto es muy extraño, jamás te habías comportado así, y no quiero que me mientas

La voz de Marcela proyectaba tristeza, enojo, frustración, eso a Mendoza le provocó dolor, no quería dañarla más, ya la había hecho sufrir demasiado. Aún con la fortaleza con la que llegó, tuvo que desviar su mirada al suelo para confesar de golpe que era lo que estaba pasando:

- Marcela, yo... si estuve con Mario, y si, pase toda la noche con él, últimamente me desconozco, y si me pidieras una explicación o un principio de la historia, no sabría decirte exactamente en dónde está, solo se qué no puedo hacerte más daño con mis decisiones, y no mereces estar con alguien que no te corresponde de la misma manera

La ejecutiva lo miró fijamente, su sorpresa no tenía cabida dentro de si misma, ¿era real lo que le estaba tratando de insinuar?

- Armando, ¿Estás tratando de terminar conmigo? - Sus ojos derramaron lágrimas amargas, una tras otra, parecían no tener fin - ¡¿Estás diciéndome que vas a botar tres años de mi vida a la basura como si nada?!

- Marcela, por favor, cálmate...

- ¡No te atrevas a pedirme que me calme! ¡Estás loco si crees que voy a dejar que me humilles de esta manera, que canceles el matrimonio, que me tires como si fuera cualquiera y esperes que todo salga bien!

Armando le tomo por las manos, arrodillado frente a ella, bajo su mirada y no pudo más que ser sincero con lo que sucedía, todo eso le dolía en lo más profundo de su ser y no estaba dispuesto a continuar aquel romance quebrantado por la rutina, infidelidades y falta de amor:

- Marcela, tu eres una persona muy importante para mí, aunque no lo puedas creer y aunque yo no te lo haya demostrado en estos últimos años... me gustaría poder decirte con exactitud que sucede pero es que ni yo mismo se que me pasa, lo único que tengo claro es que no puedo seguir teniéndote atada a mí, a mí falta de amor, de compromiso, porque tú ya no estás dentro de mi corazón. Tal vez no lo quieras entender ahora, pero te juro que con esto te hago un favor, tu no te mereces esto, no mereces estar con alguien que solo te ofrece miserias a cambio del inmenso amor que tú me regalas... perdóname

La joven Valencia permaneció quieta, lo cual contradecía su intenso carácter, simplemente escuchó lo que el amor de su vida tenía para decirle. Era cierto que ella lo amaba con locura y obsesión, pero una parte de sí sabía que a cada día que pasaba con ese hombre, su alma se desgarraba por la incertidumbre, la tristeza y el desgaste emocional acumulado.
Mientras Marcela asimilaba todo aquello, Armando tomó su maleta y empacó las pertenencias que sin darse cuenta, ya formaban parte del apartamento como si también fuese el suyo.

Al dirigirse al ascensor, Marcela se le abalanzó nuevamente, suplicando una oportunidad, rogando para que pensara mejor las cosas:

- Ya lo pensé muy bien, Marce

Con un suave beso en la frente, el presidente de EcoModa le susurró:

- Gracias por todo lo que me diste estos años, siempre voy a atesorar los momentos que vivimos juntos, y siempre tendrás un lugar especial en mi vida

Armando se fue, dejando a una Marcela sollozante en el suelo de su lujosa sala, aferrándose a sus propios brazos, como buscando consuelo después de tan dolorosa partida.

Montado en su auto, Mendoza aceleró a su apartamento, entró en la ducha y permaneció pensativo, más relajado, y con vía libre para ordenar sus emociones que tenían dándole giros abrumadores desde hacía un tiempo, tenía ganas de verle otra vez.
En otro extremo de la luminosa Bogotá, un Mario Calderón salía sin mucha prisa de la vicepresidencia, con bastantes tragos encima y una mirada apagada, condujo su deportivo rojo hasta llegar a casa. Tomó algunas pertenencias, efectivo y pidió un taxi, indicando al chófer que su destino era el aeropuerto...

Continuará