Mario dió un paso adelante, sentía el retumbar de su corazón en los oídos y parecía hacer eco en la habitación, tenía unas inmensas ganas de salir corriendo y no mirar atrás, pero tenía que controlarse, no podía permitirse el quedar expuesto, ya que se suponía que Armando no estaba enterado de lo sucedido apenas hace unas horas. Como si nada hubiese pasado, Calderón sonrío como solía hacerlo:- Muy buenos días, mi estimado colega, me imagino que habrá despertado con una resaca tremenda después de lo de anoche, prácticamente parecía un zombie, sería un milagro que lograra recordar algo
Mario hacía esa mención a propósito, quería escuchar de viva voz que efectivamente él no recordaba una sola cosa. Armando aún no respondía, tenía mil cosas pasando por su cabeza, tratando de ocultar su mirada bajo los lentes oscuros que llevaba como protección a la luz que sentía perforar sus ojos, optó en ese momento por lo más lógico, algo que por lo menos le permitiera ganar tiempo para pensar y organizar sus intensas emociones:
- ¡Que va! ¿Usted cree que voy a recordar algo? Bebí como hace mucho no lo hacía, todo gracias a usted y a esas mujeres que jamás aparecieron. ¿Ya supo algo de ellas?
Mario tragó saliva:
- Si, les llamé y logré contactar a una, no supieron dar con el lugar, y lo lamentable aquí es que no podremos desquitarnos, su agenda está ocupada hasta el tope y es prácticamente imposible volvernos a reunir en un tiempo
Mendoza lanzo un suspiro, quizá era de alivio por no tener que comprometerse una vez más, de alguna manera esa noticia le sentaba bien:
- Bueno, ya no importa, de todos modos no tenía ganas de volver a verlas si le soy honesto, de hecho, creo que no me apetece salir con mujeres por el momento
Armando giró su silla y se frotó la frente con intensidad; ¿Por qué estaba diciéndole eso? Parecía otra persona la que hablaba en ese momento, ya que, no solo lo decía de dientes para afuera, era de verdad, no le apetecía salir con nadie, aunque eso no explicaba la razón por la cual lo dijo sin más, y peor aún, diciendolo presisamente a esa persona que sabía perfectamente lo que sentía por él, sabiendo tal vez las emociones que producirían en Mario, quien efectivamente, al escuchar esas palabras sintió una leve, muy ínfima esperanza, como si por un segundo pudiera ver realizado su deseo de un Armando alejado de su vida rodeada de modelos y él pudiendo compartir más tiempo a solas, juntos. Calderón caminó hasta la silla más próxima y tomo asiento, ocultando con esfuerzo la alegría que en ese momento lo embargaba:
- Y dígame, ¿A qué se debe ese cambio? Claro, si se puede saber
Armando, aún dándole la espalda, frunció el ceño:
- ¿Cómo puede fingir tanta demencia? Como si ese beso no hubiese significado nada para mí, ¡Es tan idiota!
Girandose, retiró sus gafas oscuras y lo miro por unos cuantos segundos a los ojos para después voltear la mirada al suelo:
- No lo sé, quizá me harté de simplemente acostarme con mujeres por las cuales no siento nada... Es extraño, pareciera que por un largo periodo ese fue el motivo más grande de mi diversión, pero ahora tan solo me aburre pensar en ello, no me provoca, ya no me emociona
Con voz sería, tal cual lo ameritaba la situación, Mario lo miro al rostro, tratando de ser lo más transparente con sus sentimientos:
- Lo entiendo perfectamente, si le soy sincero también siento lo mismo, solo que me incomodaba decírselo, creí que tal vez lo tomaría a mal, pero de cierto modo, me alegra que sea de esa forma, ahora puede dedicar su tiempo a cosas que realmente le apetezcan
Por unos instantes ambos se miraron, era extraño ya que en definitiva se sentía diferente, mucho más para Armando, pues Mario aún creía que él no recordaba nada, pero después de por fin besarlo, las cosas no volverían a ser iguales. En ese momento Marcela entró a la oficina, saludando como de costumbre y besando en la boca a Armando, Mario cerro los ojos con tenue fuerza y se puso en pie:
- Los dejo solos
La joven ejecutiva lo miro marcharse:
- ¿No crees que Mario está actuando extraño, amor?
- Si te digo la verdad, es ahora que lo estoy empezando a notar...
Quedando a solas, Mendoza repasaba una y otra vez la charla, repasaba una y otra vez su sentir, y repasaba una y otra vez el beso. No sabía que hacer, era algo completamente nuevo y definitivamente complicado de afrontar, no fue muy difícil estar con el a solas después de todo, pero había algo, un constante golpeteo en el pecho, unas ganas extrañas de continuar charlando con él.
El "¿por qué?" se había convertido en la pregunta principal, no entendía que pasaba, que era lo que sentía, le costaba trabajo admitirlo, incluso le enfurecía no tener control ni de sus propias emociones, pero si de algo estaba seguro, era que tener a Mario cerca le podría ayudar a esclarecer sus revoltosas ideas, podría ser la clave y dar respuesta a si de verdad tenía que continuar a su lado o no.
Apenas se hicieron las 2:00 pm cuando unos toques en la puerta de vicepresidencia irrumpieron los pensamientos de Mario, para su sorpresa, Armando abrió la puerta:- ¿Me acompaña a almorzar?
Continuará
ESTÁS LEYENDO
Entre sombras
Short StoryEsta es un pequeña historia basada en el shipp de Armando y Mario, personajes de la telenovela "Yo soy Betty, la fea" de Fernando Gaitán. La historia se dividirá en partes, dependiendo de cómo se desarrolle la trama será la cantidad de capítulos cor...