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Habian pasado ya cinco semanas desde que el omega había llegado en la mansión y exactamente tres y medio desde que el alfa comenzó a cortejarlo, lo había llenado de tantos regalos como prometió y las salidas por lugares que el menor nunca vio no se hicieron esperar. Pero Mark estaba preocupado, en si, el mayor ya había logrado su cometido, aunque el menor cree que incluso antes del cortejo el ya estaba perdidamente enamorado del mayor, por qué sí, en esas semanas aceptó que el mayor lo había enamorado profundamente y ni hablar de su omega que se volvía loco con el simple hecho de tener al alfa cerca suyo, no paraba de suspirar como un tonto enamorado y su corazón hacia una carrera entera de latidos desenfrenados; en conclusión, estaba perdido,muy perdido.

Así que Mark se quedó observando fijamente el gran ramo de rosas rojas que amaneció ese día a su lado, llevaba una tarjeta pequeña a un lado que el menor no había leído aún. Mark suspiró algo nervioso extrañamente y se puso de pie estirándose, estaba muy contento ya que para ese momento era el 30 de diciembre, en navidad no pudo pasarla con el mayor ya que tristemente le surgieron muchos asuntos en el consejo y realmente Mark quiso pasarlo con el mayor, pero despejando la vibra triste se la pasó bien y cálido con Donghyuck y Jaemin, quienes lo acompañaron en la mansión y pidiendo permiso utilizaron la cocina ellos mismos. Esa noche esperaba y el mayor esté junto a él, el menor también había iniciado las vacaciones de febrero y estaba más que contento.

Con pereza camino hasta el baño y lavo su rostro y cepillo sus dientes, colocándose sus cómodas pantuflas, una sudadera y su corona de flores estuvo listo para bajar al comedor donde seguro le esperaba su desayuno, el omega siempre se quejaba de que le hagan el desayuno y que lo traigan a la habitación por lo que para complacerlo un poco dejaron de subirlo para él y entonces Mark iba a por su desayuno. Llego al comedor y sonrió alegre al ver al rubio omega tomando una taza de café.

- Buenos días Makku - Mark se acercó y tomo asiento a su lado donde claramente descansaba su batido de frutas y una porción de torta.

- Buenos días hyung - el menor hizo una mueca al observar mejor al rubio omega, su rostro que aunque lo pálido era normal en el mayor, abajo de sus ojos posaban oscuras bolsas dando a entender que la noche del australiano no estuvo del todo buena- ¿está bien hyung?, parece que no durmió nada- el mayor sonrió levemente solo para no preocupar de más a Mark, por qué si, no logro dormir nada por tener tantas cosas en la cabeza, sus hermanos, el hecho de no haber conseguido aún trabajo al ser un omega de 22 años soltero y sin ningún diploma académico, se sentía fatal y lo único que lo mantenía de pie era la esperanza de aún poder recuperar a sus hermanos, por muy nula que sea.

- Estoy bien, solo tuve algo de insomnio, ya sabes-  Mark asintió no del todo convencido, sin acotar nada comenzó a desayunar.

- Estoy bien, solo tuve algo de insomnio, ya sabes-  Mark asintió no del todo convencido, sin acotar nada comenzó a desayunar

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Mark miraba la pequeña tarjeta en la mesita de la habitación, estaba sentado como indio en el piso sin nada que hacer, nadie aparte de los sirvientes y los guardias se encontraba en la mansión, estaba más que aburrido y aún no había leído la tarjeta que le dejó el mayor, normalmente John no amanecía a su lado, tenía muchos asuntos que resolver al ser líder de la manada,  por lo que Mark siempre dormía lo que podía por las tardes para poder estar con el mayor a altas horas de la noche, en todo caso, no quería leer la tarjetita solo por miedo a que contenga una disculpa de parte del mayor diciéndole que no podría estar con él, como la última vez.

𝘋𝘶𝘭𝘤𝘦 [𝘑𝘰𝘩𝘯𝘮𝘢𝘳𝘬]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora