Otra vez lunes. La rutina da asco.
Me levanto como una zombi cuando suena la alarma y hago la misma rutina de cada mañana: me ducho, me lavo los dientes, me peino y me seco el pelo, y maquillo un poco, y salgo de casa para encontrarme con Mark.
Lo veo detrás del cristal y en cuanto salgo, empezamos nuestra caminata hasta la universidad.
Por el camino, hablamos de los exámenes de esta semana, y poco más.
Entramos en nuestra primera clase, y la profesora nos deja leer durante toda la hora. Cuando acaba la clase, nos encontramos a algunos amigos de Mark y nos quedamos hablando con ellos:
- La fiesta fue una pasada – señala Michel.
Si, aunque ya hubiera pasado un día, la gente seguía hablando de ello y también había bastante gente con claros signos de resaca.
- ¡Sobre todo cuando Jennifer y Sophie casi se meten a ostias! – recuerda Adrián.
Pongo una sonrisa burlona, y me voy de allí antes de que alguien recuerde lo del beso con Nick, con la excusa de que tengo que ir al baño.
Como tengo tanta suerte, cuando entro en el baño, mi mejor amiga Sophie está maquillándose con sus 'amigas'.
- La que faltaba – replica Sophie mirando hacia la puerta por el reflejo del espejo.
- Yo también te he echado mucho de menos, Soph – digo con un tono cariñoso que obviamente es falso.
No responde nada, así que entro en un cubículo y aprovecho para hacer pis.
Cuando salgo, ya no hay serpientes en el baño, y me sorprende que no me hayan esperado para decir cualquier cosa; no sé, meterse con mi aspecto o mi estilo, o cualquier chorrada.
Sin más, salgo del baño, y cuando estoy doblando una esquina, veo a Nick de fondo.
Nuestras miradas se cruzan, y soy consciente de que me ha visto y de que viene a hablar conmigo.
Con mucho disimulo – nótese el sarcasmo -, me doy la vuelta para salir de allí, pero por culpa de las putas muletas, me pilla.
- Jenna – dice cogiéndome del brazo.
- Ah, hola, Nick – digo sonando todo lo amable que puedo.
- ¿Qué tal estas? – pregunta interesado.
- Todo lo bien que se puede estar con esto en la pierna.
Se queda mirándome sin saber muy bien como seguir, y gracias a Dios, el timbre suena, y me voy con la excusa de que tengo que ir a clase, pero sinceramente, lo que menos me apetece, es ir así que me desvió y llego al gran campo de la universidad.
Me siento en una de las gradas, me quedo mirando al vacío mientras pienso en nada básicamente.
Al cabo de un rato, el patio se empieza a llenar un poco, a causa de la clase de gimnasia.
Empiezan a hacer el calentamiento inicial, y el profesor se acerca a hablar conmigo. Por un momento, tengo un poco de miedo: se supone que yo debería de estar en clase.
- Buenos días, Gray – me saluda.
- Señor, Wang – respondo.
- ¿Cómo estás?
- Bien, un poco dolorida, pero nada del otro mundo – explico.
- ¿Qué paso al final? – pregunta, pues, aunque ya le había dado el justificante, el aun no sabe que me paso en la pierna, es decir, si, vio cómo me caía y tal, pero no lo demás, no se si me entendéis.
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GENES
RomanceElla quería ser feliz y el pensaba que jamás podría llegar a serlo. Felicidad. Oímos hablar de ella continuamente, pero pocas personas saben lo que es experimentar esa emoción. Solemos usarla para momentos en los que estamos felices, y si, es lo más...