Recuerda que cuando despertó escuchó el pitido de la máquina cardiaca y que no podía hablar. Luego sintió unas increíbles ganas de vomitar y le costaba respirar.
Tenía un tubo saliendo de su boca, eso le causaba las náuseas. También tenía algo en el brazo y una máquina que parecía ser lo que le estaba haciendo respirar. Se acostumbró al ritmo de la máquina y trato de controlar las náuseas. Todo eso mientras el médico le llegaba.
Recuerda que le hicieron varias preguntas que solo pudo responder moviendo la cabeza. Pero eso no se lo preguntaron los doctores y enfermeros, sino un policía.
Pero desde que despertó solo tenía una pregunta y no la podía hacer, el tubo que tenía no se lo permitía.
—Tu hermana está bien. Despertó hace unas horas, estaba muy preocupada por ti ¿Sabes?
Le habló con familiaridad esa vez el enfermero.
Pero eso fue hace mucho tiempo.
Ahora tenía diez años, y estaban aún con el juicio de su madre. Bueno, no de su madre, sino de Tristán, el hombre que la había asesinado.
Las preguntas que le hicieron los policías era para aquel juicio que llevaban tres años peleando. Ese hombre no podía salir salvado de aquello, aunque tuviera tanta influencia. No podía pasar como en el caso de su padre, a quién no le pudieron hacer justicia aunque para ellos eso no era justicia.
El tribunal año tras año daba el veredicto a su favor, y ese hombre volvía a pedir apelación. Pero este juicio sería el último, sin más apelaciones.
Estaba despierto desde temprano, su hermana pasaría por él en poco más de media hora. Bajó las escaleras de la casa y saludó a sus abuelos, quiénes lo cuidaban ahora.
Sus abuelos los estuvieron cuidando cuando estuvieron en el hospital y le contó a su abuelo la historia del niño en aquel mundo blanco. Su abuelo río cuando escuchó aquello, aunque él lo contara con toda la seriedad que podía portar un niño hospitalizado.
Escuchó el auto de su hermana llegar.
En esos tres años su hermana había conseguido trabajo, porque no quería ser carga para sus abuelos. Ahora estudiaba en una universidad en otra ciudad y venía cada fin de semana a visitarlos.
Subió al auto, él y su hermana iban vestidos de trajes.
Los nervios se notaban en ambos, pero sabían que ese sería el final. Los abogados decían que aquel hombre no podría salir de allí, pues tenían pruebas suficientes, tanto en el cuerpo de su madre como en el de ellos, pues sufrieron de violencia doméstica.
Desde que despertó no dejaba de pensar en el niño, aquel que nuca tuvo un nombre y solo se presentó como "yo soy tú".
Después del juicio su hermana lo llevaría como siempre a visitar a sus amigos, porque según ella era lo único que le podía calmar en esa situación.
Habían llegado al tribunal, estaban en la sala, dónde solo podía pasar por ser testigo.
—Damos inicio al juicio de Tristán Suárez, acusado de homicidio en primer grado de Bárbara Blanco, volencia doméstica e intento de homicidio de Jayden y Vanessa Blanco—comenzó el juez— demos inicio a este juicio.

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Blanco
Short StoryÉl no sabía donde estaba, tampoco sabía como había llegado, mucho menos quien era ese niño que decía ser él. Pero, lo que en verdad lo extrañaba, era que no sabía quien era, o de donde era. ¿Quienes eran esas personas a las que de pronto quería llam...