capítulo 7

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Me caes bien, ya tu no

Ana

Estoy en el porche de la cabaña observando todo a mi alrededor, como siempre…
Al rato sale Camila, me da una pequeña sonrisa

— oye  no tienes que fingir conmigo, se que no soy tu persona favorita en estos momentos — digo mientras me siento en el barandal.

— Tranquila, yo se que tu no tuviste la culpa, el quiere hacer contigo lo que no pudo en el pasado

—Oye ¿de que es eso que todos hablan? — puedo sentir la brisa en mi cabello

— Aa eso, pues resulta que Martina y Adrián tuvieron algo, y pues entre ellos pasaron muchas cosas, muchas locuras  que al final terminaron mal muy mal y eso es lo único que te puedo decir hasta los momentos... Ah y no hay que olvidar que para completar que Martina es amiga de Esteban, la hermana de Adrián fue su novia.

— Guao — quede totalmente sorprendida.

— Pero no le vayas a decir que yo te conté — me da un empujonsito

— Tranquila, oye ¿te puedo preguntar otra cosa?

— si, claro

— ¿ Entre tu y Carlos?

— Ja, si somos novios, sólo que no unos convencionales — se ríe

— Ja ja ¿ como así? — le pregunto

— Pues somos como el agua y el aceite, pero así nos amamos —dan un largo suspiro — pero no te voy a negar que hemos pasado por muchooooo...

— Como toda pareja — le aseguro

—¿ A si? — pregunta

— Pues si, ni es que yo tenga mucha experiencia pero si se muy bien de esa clase de cosas — enfatizo

—Umm ya ¿ como que cosa?

— tuve un novio no muy fácil, siempre eran problemas con el y… — me interrumpe

— Si yo escuché todo, cuando se lo contaste a Esteban, la verdad es que debe ser muy difícil, pero lo que te puedo asegurar de perder a alguien cercano es que la mejor solución es recordar los momentos buenos, los detalles que caracterizaban a esa persona  de una manera u o otra el cambio tu vida...

— Sii pero, que pasa cuando no hay momentos buenos para recordar — rompo en llanto

— No, soy quien para alegar pero si lo seguías queriendo es porque habían cosas que extrañabas de el — se acerca a mi y me da un abrazo.

— claro que si, si lo amaba con todo mi corazón y quería ayudarlo, pero simplemente se rindió — digo contra su pecho

— Tesoro — dice dulcemente — Realmente no era amor, eso era como una obligación de salvarlo.

— No... — me quedé callada, la verdad lo pensé y es verdad yo siempre tenía la obligación de cuidarlo.

— Tranquila, todo con el tiempo se volverá en un recuerdo, pero te recomiendo que lo conviertas en un recuerdo bueno y no en uno triste.

Pasamos unos minutos en silencio viendo como caía la noche. Yo tenía hambre, porque cuando iba a almorzar sucedió todo esto.

—¿  El comedor está abierto? — le pregunto a Camila.

— Si, cierra a las 9:00pm

— Yo tengo mucha hambre...

— Vamos yo te acompaño — me da su mano para bajar.

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