Celebremos

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Los personajes no me pertenecen son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

Para considerar: este fics está clasificado para mayores de edad, si no es de tu agrado abstente de leer. Recordar que es universo alterno.

Disfruten la lectura...

Ahí me encontraba, parado en el marco de la puerta en la habitación de mi sensual vecina. Ella me sonreía coqueta y no sabía si se burlaba o su propuesta iba en serio...

-Eres lento Saotome— dijo ella tomando la iniciativa posando sus delicados dedos sobre la hebilla de mi pantalón.

-Todo esto es una broma ¿cierto? — pregunté decepcionado.

-Claro que no, me hiciste un enorme favor ahora te devolveré la mano— dijo moviéndome hasta la cama.

-Ni siquiera me conoces— dije quedando sin aliento al notar que desabotonaba su blusa.

-Hace un rato esa parte no te importó— dijo montándose sobre mí.

-Bueno es que me tomaste por sorpresa y... ese sujeto que vino hace un rato puede regresar— alcancé a decir cuando tomó mi boca para sí.

-Me gustan tus labios— habló mordisqueando — ese traje que llevas te hace ver muy sexy— agregó.

-Detente, esto no está bien— dije apenas.

-¿No quieres hacerlo conmigo? — preguntó haciendo un mohín.

-¡No! — exclamé.

-¡¿No?!

-Es decir... sí, eres hermosa pero luego de todo eso, no me siento cómodo— dije incorporándome con ella sobre mis piernas, nos quedamos viendo por un eterno minuto...

-¡Aish! Eres de esos chicos buenos ¿cierto? — Dijo con pesar — ¿Cómo pudiste Akane? — se reprochaba así misma saliendo de encima.

-Yo... debo irme — dije mirando el reloj tan solo faltaban 15 minutos para la entrevista de trabajo, me acomodé la ropa y caminé hasta la salida cerrando la puerta entonces oí un grito ensordecedor, Akane chillaba dentro por mi idiotez.

Me sentía como un verdadero perdedor, bajé las escaleras como un maldito zombi hasta llegar a la salida.

Solo un poco de suerte y podría subir a un taxi que me dejaría en el edificio más lujoso de todo Tokio, entonces oí su voz gritar...

-¡¡Ranma!! — voltee a mirar y era ella con la carpeta que debía llevar—¿Vas tarde por mi culpa cierto? — Preguntó avergonzada — ¡te llevaré! Es lo mínimo que puedo hacer— agregó tomando mi mano para cruzar la calle, se montó en una bella motocicleta y me pasó un casco— ¡Súbete! — dijo casi como una orden y sin pensarlo dos veces me acomodé detrás, con los nervios latentes crucé mis brazos alrededor de su diminuta cintura.

-Necesito ir a esta dirección— dije enseñándole una tarjeta.

-¡Bien, agárrate firme! — exclamó haciendo ronronear la motocicleta y aceleró de tal forma que salimos disparados de allí.

Quedaban unos nueve minutos de camino pero ella se pasó tres semáforos en rojo y casi atropella a una anciana dejándome con el corazón en la boca, llegamos al sitio con dos minutos a mi favor.

-¡Gracias a dios! — exclamé agradecido de no matarnos en esa cosa.

-Deja de lloriquear y corre— habló con una espléndida sonrisa en los labios e hice precisamente así.

La secretaria recibía mi carpeta y junto a cuatro personas más me senté a esperar mi turno, tenía todas mis esperanzas en este empleo o mi independencia se iría al carajo.

Secretamente EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora