Consejo #7

1.9K 214 9
                                    

El baño es algo muy significativo para ellos, por lo que mantente preparado a cualquier petición.

Flashback 

— ¿Puedes bañarte conmigo?

Al momento de escuchar tan "sutil" petición, volteé la cabeza para mirar a Mina tan rápido que me dolió el cuello.

Ok, eso no lo esperaba. 

— ¿Para qué o qué? — cuestioné confundida, elevando ambas cejas fruncidas.

— Quiero bañarme contigo, solo eso — me respondió de forma directa.

— ¿Estas segura que solo eso? — entrecerré mis ojos a la vez que la observaba.

No es por nada pero Minari puede ser un poco... solo un poquito –muy– pervertida, y a pesar de que nunca ha hecho nada fuera de mi consentimiento, de todas formas le gusta molestarme: poniéndome nerviosa, tomándome en brazos de la nada o frotándose contra mí. Por lo que me sentí algo reacia a aceptar.

— Totalmente, me portaré bien — elevó su mano en señal de promesa.

Me quedé unos momentos pensando en las posibles locuras que podían ocurrir si aceptaba, aunque prefiero confiar en ella. Si lo prometió estoy un setenta por ciento segura de que lo cumplirá.

— De acuerdo... ¿pero ahora mismo?

Cuando dije eso, me contestó con un rápido "Sip y gracias" antes de salir corriendo a nuestra habitación, por supuesto para preparar sus ropas.

¿Aún es tarde para arrepentirme?

Negué ese pensamiento de forma rápida, yendo también a la habitación, aunque ella ya se hallaba en el baño.

Lo deduje cuando oí agua caer y empozarse en un gran recipiente. La bañera, claro.

Tomé unas toallas y me encaminé al destino final, apretando mis labios.

La vi ahí, parada a un lado de la ducha, su cola moviéndose bastante pero manteniéndose elevada, por lo que pude saber que estaba de buen humor.

Soy consciente de que Mina detesta el agua, pero más de una vez me ha dejado en claro que ella está fuera del típico estereotipo que dice que todos los híbridos de gato chillan, lloran o gritan cual poseídos por el chamuco, al momento de bañarse.

Y lo confirmé cuando vio el agua y no pareció asustada.

Comenzó a desvestirse frente a mí y me volteé, aunque ni me lo halla pedido, para respetarla. Yo también hice lo mismo, quitando mi blusa y pantalón.

Cuando terminé, no me sentía lista para voltear, pero di un suave respiro y lo hice lentamente. Claro que sus ojos no se quedaron quietos y yo fruncí mi ceño otra vez en el día, queriendo cubrirme.

— M-Más te vale que no sienta nada raro en mi... z-zona trasera — advertí tratando de sonar amenazante, aunque por su sonrisa estoy segura de que fracasé en ello.

Caminó hacia la tina con agua y se sentó. Volteó a mirarme, estirando los brazos hacia mí mientras abría y cerraba sus manos.

Suspiré resignada, caminando hacia ella y colocándome entre sus piernas con cuidado. Me hundí lo más posible en el agua caliente y pronto me relajé, apoyando mi cuerpo en el de ella.

Era tan calmante el calor del agua y su cuerpo fusionado con el aroma a limpio. Ya ni recuerdo porqué estaba tan preocupada.

De pronto sentí sus brazos abrazar mi cintura y cuando menos lo esperé su áspera lengua empezó a pasar por mi cuello.

Fuera de lo que cualquiera pensaría, empecé a reír como desquiciada a causa de las cosquillas que me daba.

Soy de ese tipo de personas a las que ni las tocas y ya están convulsionado en risas, por lo que estaba retorciendome y carcajeando, tratando de escapar de su agarre pero siendo cada vez más difícil mientras me debilitaba.

— ¡Mina, basta! — pedí agitada — ¡Detente, me muero!

Y por el poder sagrado de Jihyo, se alejó de mi cuello para seguir con mis mejillas, aunque obviamente ahí no siento cosquillas. Inspiré con fuerza, tratando de recuperar el aire.

Me duele el abdómen.

¡Sabía que iba encontrar una forma de molestarme!

Algo fastidiada, traté de quitar sus manos de mi cintura.

— ¿Porqué estás así, Chaengie? Solo te estaba bañando.

Volteé a mirarla y me estaba dando su típica sonrisa rara y con tonos medio malvados, por lo que pude saber que lo hizo con todo el propósito de molestarme.

— ¡Mala, sabes que mi cuello es muy sensible! Casi escupo un pulmón con ese ataque de cosquillas — gruñí frunciendo mi ceño.

— Ya, lo siento — respondió besando mi mejilla —. Quería molestarte un poquito, pero ahora sí me portaré bien.

Para suerte de mis pobres pulmones, fue cierto. Luego de ese incidente pudimos tomar un relajante baño juntas.

Pero como casi siempre ocurre a la hora de tomar una ducha, mi mente comenzó a divagar al momento de relajarme cuando sentí la vibración de su pecho por sus suaves ronroneos.

— ¿Porqué querías bañarte conmigo? — cuestioné justo cuando esa duda llegó a mí.

Se quedó unos momentos callada, aparentemente organizando sus palabras.

— Pues, a mi punto de vista, el baño es un momento sagrado, por lo que lo quería compartir contigo — volvió a pasar su lengua por mi mejilla un par de veces antes de continuar —. En este momento estoy completamente vulnerable ante ti y viceversa, así que el hecho de hacer esto me parece muy significativo.

Sonreí. Mis mejillas se calentaron al darme cuenta de que es verdad. Ambas ya tenemos la suficiente confianza mutua como para hacer estas cosas y es un gran paso.

Posicioné mis manos sobre las suyas, las cuales seguían atrapando mi cintura, y me giré para dar un pequeño beso en sus labios.

— Gracias.

No me vi necesitada de explicar el porqué de esa palabra, ya que ambas lo teníamos muy claro.

Le agradecía por dejarme ver las cosas desde su punto de vista y hacerme parte de sus creencias, dejándome saber de que confiaba plenamente en mí.

A/N: Ésto es verdad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A/N: Ésto es verdad. El baño es sagrado para los gatos, aunque obviamente de la manera que ellos conocen.

Cómo cuidar a tu híbrida | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora