Parte 24 Dos pares de ojos azules me miran cómo si fuera lo mejor de su mundo

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Durmiendo, estaba durmiendo plácidamente cuando de repente sintió algo muy frío que le mojaba la cara despertándola de golpe. No podía ser verdad que Lexa le acabara de echar un vaso de agua en la cara a las cuatro de la mañana. Se incorporó en la cama, secándose con la manga del pijama y la miró confundida. Su mujer estaba de brazos cruzados sentada en la cama, mirando al frente y con cara de enfadada. Pensó "Joder no, ¿Qué he hecho esta vez?" Si solo estaba durmiendo. Y con mucho tacto y la voz más suave que pudo poner le preguntó "¿Qué te pasa mi vida?" Pero Lexa no parecía muy dispuesta a sacarla de dudas.

Lex...

¿Quieres saber qué me pasa? - Se giró hacia ella, con tono molesto y casi que le dieron ganas de decirle "No, en realidad no quiero saberlo" Pero eso hubiera sido firmar su sentencia de muerte -

Me gustaría

Que no puedo dormir porque llevo a tu puto bebé dentro y solo te ha faltado empezar a roncar, te importa una mierda cómo lo esté pasando yo.

Bueno, pues ahí estaba otra vez, la Lexa extremadamente susceptible que había aparecido hacía aproximadamente un mes. Al principio se cabreaba con su mujer porque no entendía por qué se ponía así con ella, que siempre había intentado hacerlo todo mejor que podía y que se esforzaba al máximo por cuidar de ella y que se sintiera bien. Pero aquello era mucho peor, había aprendido a manejar ese tipo de situaciones a base de práctica y ya casi siempre salía victoriosa de ellas. Se ponía en su lugar, porque si ella llevara dentro "Al puto bebé de Bruce Lee" que no paraba de darle patadas y una barriga de ocho meses en la que no estaba cómoda en ninguna postura viable para un ser humano, seguramente estaría igual o peor que Lexa.

Llevaban cuatro años y medio juntas, literalmente los mejores de toda su existencia entera, todavía no se creía la suerte que tenía y aquel día sería imposible olvidarlo.

Su casa seguía sin tener piscina, que habían solucionado con una desmontable, y en verano la montaban en el jardín trasero. Aquella casa había resultado ser una inversión increíblemente buena. Así que prácticamente habían cumplido sus expectativas al cien por cien. Hacía siente meses que ella empezó a trabajar a jornada completa presencialmente en la empresa, se veían prácticamente lo mismo, porque Lexa siempre había trabajado también por las tardes, ahora tenía un horario fijo y eso era una ventaja importante, eso y que veía que en aquella empresa podía terminar siendo alguien importante, cada vez estaba más cerca. A consecuencia empezó a ganar casi el doble de dinero. Más responsabilidad mayor capacidad económica. Cuándo decidieron que querían tener un bebé, se la jugó solo a medias, porque vivían bien, pero no les sobraba el dinero, pero ya había oído rumores de aquella mejora de contrato y el plan de Lexa había salido a la perfección. Lexa ganaba más y ella ganaría más, así que ninguna de las dos quiso esperar, al final ella tampoco quiso esperar, se moría por ser madre con Lexa y tenía suerte de que su mujer deseara serlo con ella, su vida era una cadena de afortunados acontecimientos y todo era gracias a la morena.

Te avisé de que no era buena idea que fueran mis genes los que añadiéramos a la mezcla - Lexa la miró mal - Mi madre dice que si se hubiera quedado primero embarazada de mi, ya no habría tenido más hijos

¿Estás diciendo que esto es culpa mía? ¿Por quererte tanto como para querer tener un hijo que se parezca a ti?

¡Alerta roja, replieguen velas! Comentario equivocado Griffin. Lo hablaron, lo hablaron mucho, porque ella lo que quería eran los genes de Lexa, le parecían perfectos y que el mundo necesitaba que se multiplicaran las máximas veces posibles. Los suyos no estaban mal, pero es que los de su mujer le parecían el doble de buenos y ella quería un mini ser humano de pelo castaño y ojos verdes. A Lexa le parecía que lo que quería estaba muy bien, lo respetaba, pero siguió insistiendo en quería lo contrario, quería un humano de ojos azules y pelo rubio, que se pareciera a ella, porque lo iba a querer más que a nada en el mundo y así le sería más fácil, porque dos como ella sería "Una puta pasada que necesitaba" Y como Lexa siempre conseguía todo de ella, también consiguió sus genes, pero con una condición, que su bebé de ojos verdes no tardara demasiado en llegar, porque ella también lo necesitaba. Y así cerraron el acuerdo. Seguro que ahora se estaba arrepintiendo.

SoulmatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora