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La albina sonrió de lado. Caminó de forma lenta al sujeto de cabello rubio y ojos dorados. Ese era su cliente favorito y no solo por el descomunal tamaño de su pene sino que también era todo un caballero con ella.

— ¿Como estas? — le preguntó el hombre mientras servía vino en la copa que tenía en la mano.

— Ahora mejor.

El sonrió y cuando ella estuvo frente a él le entregó la copa que recién había llenado. La albina la tomó y se sentó en su regazo.

— Detesto tener que esperar una semana para tenerte. — dijo el hombre antes de pasar su lengua por el cuello de la chica donde aún habían marcas de sus dientes de su encuentro de la semana anterior.

O al menos eso quería creer el.

Alamna bebió todo el contenido de un sorbo. Acaricio su mejilla y después lo besó.

— Estas ansiosa.

— De ti siempre.

Hawks la tomó por el cuello de forma delicada y se acercó a sus labios, haciéndola desear que la distancia entre sus labios no existiera. Hawks retiró los lentes del rostro de la chica.

La albina sonrió.

Por fin sus labios estaban juntos. El rose era lento, como si fuese el primer beso de dos niños. Alamna acarició su pecho y el beso iba subiendo de tono. Hawks mordió de forma leve su labio y aprovechó eso para invadir la boca de la chica.

Acariciaba su cintura y el simple rose de sus dedos ardía en la piel de la albina. Hawks la levantó aún besándola y la llevó a la cama. Acostándola sin alejarse de ella.

La albina estaba ansiosa por arrancarle la ropa al individuo y ser penetrada sin compasión. Pero no, ella cobraba por hora y a él le encantaba mortificarla hasta hacerla rogar.

Ahora el beso era lento, alamna acariciaba su espalda mientras le quitaba la camisa, la piel del hombre ardía y la de ella estaba demasiado fría.

Harta de la lentitud la albina dio un giro tomando ella el control. Se bajó del hombre y llevó sus manos directamente a su pantalón. Desabrochando la correa a un ritmo tortuoso para el, tan lento como el se lo haría a ella.

Alamna sonrió, le gustaba ver la desesperación en sus ojos cómo incrementaba con cada lento movimiento de la chica, aquellos ojos color miel brillaban por la desesperación, pero la chica terminó con aquella tortura cuando metió su pene completo en la boca de un movimiento

Un suspiro se escapó de los labios del hombre mientras que ella subía y bajaba su cabeza a un ritmo lento.

Oh, cómo amaba torturarlo.

Después de todo, el era su favorito.

De a poco fue aumentando el ritmo y de vez en cuando veía como el hombre se mordía el labio para que se ese modo no saliera ningún suspiro y tampoco un gemido, siempre se estaba haciendo el duro.

Pero ella amaba romper esa dureza.

Se sacó el pene de la boca y sonreía al masturbarlo, Hawks se acercó a besarla y claro que la albina correspondió gustosa, lentamente el la fue levantando y ella ahora fue quien terminó en la cama. Sin dejar de besarla la mano del hombre bajo hasta su intimidad que aún por encima de la ropa interior se sentía húmeda.

— Puedo notar que estás algo ansiosa.

— Muy pícaro para un bobo que casi termina en mi boca.

El sonrió en el momento que sin que alamna lo esperase introdujo dos dedos en ella. Haciendo que escapara un gemido de sus labios.

Ella sentía aquellos dedos mientras veía aquellos ojos que tanto le gustaban. Esa mirada y aquellas sensaciones eran la combinación perfecta.

Hawks la besó, un beso lento que llegó a acelerar los corazones de ambos, Alamna sintió como el hombre se colocaba encima de ella y colocaba su miembro en la entrada, dejó de besarla ya que no iba a perderse la mirada de rabia en la albina

Justo en el instante en que ella iba a protestar el la penetro se una estocada haciendo que un gemido saliera de sus labios, el chico no se movió, sin embargo empezó a besar a Alamna y empezó a hacer movimientos lentos, sabía muy bien que a ella le estaba encantando.

Las uñas en su espalda se lo confirmaban. La chica miraba a Hawks mientras el hacía movimientos lentos que la volvían totalmente loca. Arañó su pecho y el sonrió mientras subía el ritmo, los pies de la chica descansaban en sus hombros teniendo así una mayor profundidad que la estaba llevando al límite cada vez más.

Ahora las embestidas eran fuertes y certeras, golpeando aquel punto de placer Máximo, los gemidos de ella eran música para sus oídos.

— Vamos nena, hazlo conmigo. - susurró ahora en su oído.

La albina mordió sus labios mientras asentía con la cabeza, las lágrimas inundaban sus ojos.

Los dedos de Hawks enredados en su pelo mientras que cambiaba la velocidad cada vez que quería haciendo que la chica se desesperara.

— Sigue. — le ordenó cuando malcon volvió a acelerar y el así lo hizo mientras se aferraba más a ella y la albina arañaba su espalda.

Llegando así ambos a un intenso clímax.

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Escenarios de HawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora