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31 de diciembre.

— ¿No crees que deberías tomar un descanso? Trabajas mucho Kayla, déjalo.

— Keigo, no puedo dejar que las flores se marchiten. Estoy aquí regándolas y luego me iré a casa.

Takami Keigo dio otro sorbo a su té verde mientras regaba las plantas, aquel día El no trabajaba ya que era víspera de Año Nuevo y por eso lo podía ver con ropa informal, unos jeans algo gastados, una playera negra y su cabello rubio despeinado, intentaba mirarlo lo menos posible para no parecer un acosador.

Pero le encantaba que Keigo la acompañara.

11 de marzo.

La primavera a penas estaba comenzando, muchas flores floreciendo y el trabajo estaba siendo agotador, el 14 de marzo había muchos pedidos que lo volvían loco.

Era martes y Keigo acababa de llegar.

— Lamentó la tardanza, ¿en que puedo ayudarte hoy? — la de hebras verdes sonrió. Seguro era la hora del almuerzo y salió a comprarle flores a su conquista de esa semana. Cada semana era una flor diferente para una chica diferente.

Su corazón dolía, dolía por no ser el quien recibiera regalos de su amado. Su cliente favorito.

— nena, tienes tierra en el rostro. ¡Que asco! — sus mejillas se tiñeron de rojo y pasó su mano por la zona afectada.

— ¿L-Listo?

— No, lo empeoraste.— murmuró con una sonrisa—Aquí esta tu asqueroso té verde y unos caramelos.

¡Oh! Tal vez ella no tenia flores pero si comida y un poco de té. Su rostro se puso totalmente rojo. Keigo era desinteresado pero atento a su manera, ¿como le retribuiría ? Keigo siempre era tan especial, ante los ojos de Kayla era el ser más Perfecto que podía existir.

— Gracias Takami-San, no merezco estas atenciones. — dijo haciendo una leve reverencia. La vergüenza se apoderaba de su cuerpo.

— No seas modesta, nena. No te estreses que no habrá nadie que me venda flores para mis conquistas.

Y salió de allí. Dejando a Kayla a con el corazón a mil por Segundo.

Pero ese martes se fue sin comprar flores.

13 de Mayo.

Está persona es especial. Créeme Nena, vale la pena.

— Me alegro mucho por ti, en serio. — y esa era la mentira mas grande que jamás diría en su vida. Quería conocer a esa persona y decirle que se alejara de su amado porque sólo ella merecía su amor, ella que lo amaba tanto.

— ¿Crees que debo hacer la invitación?

— No lo se...

2 de junio

Desde que se dio cuenta de que Takami tenía a una persona especial ya nada era igual, le dolía que comprara flores y no eran para ella; aunque el ya no compraba flores, pero había alguien que ocupaba su mente.

Al menos cada martes le compraba su té verde y podían compartir unos minutos.

La campana sonó.

— ¡NENA! Quiero tres docenas de lirios. Los lirios son sus favoritos. Eso le gustarán.

Los lirios también eran sus favoritos, la persona especial de Takami y ella compartían eso en común. Esa persona si que era especial, el nunca compraba más de diez flores para nadie.

Esa persona si que era especial.

Eso si que estrujaba el corazón de la chica.

— ¡Haz una nota!

Ahí si que termino de romper su maltratado corazón, el nunca le había pedido que le hiciera una nota a nadie más.

— Ka

— Si. — dijo con voz quebrada.

— E.

— Ajá.

— Y griega

— Bien.

— Ele

— Sería mejor si me lo dices completo, escribo más rápido. — dijo pensando "y el dolor se va más rápido"

— Kayla, ¿Saldrías conmigo?

El bolígrafo se cayó.

Ella era Kayla.

Ella era la persona especial.

Miró a Keigo que lo miraba con sus ojos dorados y su sonrisa de superioridad.

— ¿Me dejarás colgado Nena?

— Si, ¡saldré contigo!

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