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Todos ahí presentes. Amigos y familiares de ambos listos para que ellos dieran el si.

— No quiero que me rechaces. — Susurro Hawks.

— Jamás haría eso.

— Lo se, soy muy genial y bueno en la cama como para que me rechaces.

— Solo me caso contigo por ser rubio.

Ambos sonrieron y decidieron prestar atención a lo que decía el hombre junto a ellos. Dieron aquel maravilloso "si" que tanto ansiaban y todos aplaudieron con enorme Alegría.

— Takami Jazmín. — murmuró Hawks besando sus labios. Ella correspondió.

— ¿Algo que añadir? Amado esposo.

— Te amo demasiado, esposa.

— Yo amo tus pelo.

8 meses después...

— Estás embarazada. — afirmó Hawks viendo a Jazmín con la cabeza en el inodoro.

— ¡Que tu boca se haga cenizas! — gritó en una pausa de sus vomitos. Su novio le lanzó una tercera prueba de embarazo.

La chica de ahora cabello rojo no quería hacerse ninguna prueba. Era la tercera que el le daba en el día y ella estaba empezando a irritarse.

— Me haré esta porqueria solo para probarte que es una simple intoxicación.

Ryoko orinó en cada prueba y las colocó en el lavadero. Salió del baño mientras el resultado salía. Se sentó junto a su esposo y su mirada viajó al tatuaje con su nombre, recordó ese día y fue todo una locura.

Ella pensaba que era el peor error de su vida, pero sin saberlo ese día marcó su destino y ahí estaban esperando el resultado de tres pruebas de embarazo caseras.

— Te amo, pase lo que pase. — murmuró ella.

— Mientes, solo amas mis tatuajes. — ella dejó escapar una risa y Hawks la besó.

— Eres un mal necesario.

Con eso se dieron otro beso. Beso que fue cada vez más apasionado, la mano de Hawks bajo por el vientre de Jazmín. El hombre no perdió tiempo y metió la mano en sus pantyes, ella suspiró contra sus labios.

— ¿Como puedes pensar en sexo? Se supone que estamos nerviosos. — interrumpió Hawks callando uno de sus gemidos.

— Del mismo modo que tú - contestó sacando los dedos de su interior. Llenos de fluido. Al verlo la vergüenza invadió a la chica y se puso roja cuando Este los lamió.

Hawks se dirigió al baño y ella se quedó en la cama, pensando que su vida de pareja feliz quizás acabe cuando tengan un hijo. Pero eso era imposible porque ella no fallaba al tomarse su pastilla diaria.

— ¿Crees que estamos listos para ser buenos padres? — preguntó.

— Eso espero. Sino me arrepentiré de cambiar tus pastillas por vitaminas.

Jazmín saltó de la cama con un tacón en la mano. Lo clavaría en el cuello de su esposo y quedaría viuda. ¡Pero se desquitaría!

— positivo. — dijo el mostrando las tres pruebas.

La ira se disipó por arte de magia. Se fundieron en un abrazo.

— Te amo.

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Escenarios de HawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora