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NARRA HUGO
Las horas pasan y no tengo ninguna noticia nueva ni de Eva ni de Samantha, las he llamado más de 100 veces a las dos, pero nada, ni una mísera respuesta.
Cansado de estar aquí parado esperando a que alguien me diga algo, sin ser aún muy consciente de lo que está pasando, decido salir de casa e ir al piso de Eva con esperanzas de que ella esté allí y todo esto tenga una explicación lógica.
Me pongo en camino y cuando acabo de salir por la puerta de mi edificio me llama Samantha.
- Dime Sam
- ¿Dónde estás Hugo?
-Acabo de salir por el portal de casa, voy al piso de Eva a ver si está allí. ¿Tú sabes algo más?
-Nada, no me responde.
-Bueno, si sabes algo avísame por favor.
-Si, tranquilo. Un besito
*Mientras tanto Eva*
-Mierda, date prisa que viene de camino aquí
- ¿Cogiste todo?
-Si venga, coge a los gatos y vamos, sino nos va a pillar y la liamos.
-Ya estoy, vamos al coche.
NARRA HUGO
Llego al piso de Eva en menos de 10 minutos, por suerte vivimos cerca. Llamo al telefonillo con esperanzas, pero tras 5 pitidos, doy por hecho que o no está o no tiene ningún tipo de interés en abrirme. Pero no puedo irme y quedarme con la incertidumbre de que está pasando más tiempo.
Es por esto que saco las llaves que ella me había dado por si necesitaba venir a algo y abro la puerta del edificio dispuesto a subir. Cada escalón que subo mis nervios y mi miedo van en aumento. Si no está aquí me voy a preocupar demasiado y no voy a saber que hacer.
Abro con cuidado la puerta del piso y veo como todo está oscuro.
- ¿Eva?
- ¿Eva estás aquí?
Recorro toda la planta baja, pero nada, ni rastro de Eva, ni de los gatos, ni de nadie. Subo a la planta de arriba y todos mis miedos se confirman, no hay nadie y tampoco están sus cosas. El piso está absolutamente vacío. Se ha ido de aquí.
Me tiro en una esquina del piso, mirando al infinito, intentando encontrarle sentido a algo de lo que está pasando.
Todo estaba perfectamente con ella ayer, en ningún momento la he notado rara, ni enfadada, ni que tuviese ningún tipo de problema, Al contrario, estás últimas semanas estábamos más felices y más tranquilos que nunca, incluso habíamos hablado de irnos a vivir juntos de una vez, y de hacer una escapada con Area el finde al bosque. Y ahora de repente, nadie sabe de ella y no está en ninguna parte.
La noche llega, pero yo ni fuerzas tengo de salir de aquí y volver a mi casa. Me quedo en el sofá esperando a ver si aparece en la noche o no sé.
Pasan las horas, pero todo sigue igual, ni rastro de Eva, ni responde a las llamadas ni nada, tras muchas lágrimas, y un notable dolor de cabeza el sueño se apodera de mí y poco a poco me voy quedando dormido en el sofá sin ser a penas consciente de ello.
*Mientras tanto Eva*
-¿Cómo crees que se lo va a tomar cuando se entere?
-No lo sé Eva pero no creo que lo esté pasando especialmente bien, la verdad
-No tenía otra opción y lo sabes, yo espero que lo entienda
-Eva, desapareces de repente, no le dices nada, te va a buscar al piso y se va a encontrar con que no estás tú ni ninguna de tus cosas, ya sabes como es.
-¿La he cagado yéndome?
-No pequeña, has hecho lo que tenías que hacer, no te preocupes. Todo saldrá bien.
-Eso espero
-Ven, dame un abrazo anda
-Te quiero mucho, ¿lo sabes verdad?
-Y yo a ti cariño.
NARRA HUGO
No sé cuántas horas llevo dormido cuando el sonido de una notificación de mi móvil hace que me sobresalte.
Las esperanzas de que fuese Eva se desvanecen cuando veo que se trata de un número que no tengo guardado. ¿Quién será a estas horas?
Desbloqueo el móvil, accedo al mensaje y me encuentro con un mensaje que me termina de desequilibrar del todo: