Kidara y Allen han crecido toda su vida como uña y mugre, siempre estaban juntos y no había Allen sin Kidara, ni Kidara sin Allen.
Sin embargo, todo cambió cuando, en una tarde lluviosa, la mirada de Allen se transformo. Sus sentimientos hacia Kida...
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Narrador omnisciente.
📍Everville, Inglaterra.
Hace tres años...
Al inicio de su partida, Allen creyó que aquel "castigo" supuesto por sus padres al descubrir lo que hacía con su hermana solamente duraría un par de semanas, meses quizá, el rubio tenía plena confianza en que sus padres habrían de reconsiderar la idea de llevarlo a estudiar lejos por demasiado tiempo.
Allen, como siempre, se mantenía absorto en su mente, en lo movido de sus pensamientos, planeaba las siguientes disculpas que diría a sus padres y sabría que, de esta forma, conseguiría irse por solamente unas semanas. Sabía que su madre tenía debilidad por él y haría de ello su beneficio.
Sus padres, por su parte en la habitación de al lado, se enfrascaban en las repetitivas peleas y preguntas "¿Qué hicimos mal?" "Todo es tu culpa... Si tan solo...hubieras sido más fuerte con ellos..." Un sin fin de recriminaciones se escapaban de las delgadas paredes de su padres. Allen parecía no prestar atención, era desinteresado y no sentía culpa por lo sucedido, ni siquiera habría sentido enojo, por lo menos hasta ese momento cuando lo escuchó...
—Puede lastimar a Kidara, ¿te das cuenta de lo que hizo? Es una aberración... ¿¡Qué dirán las personas de nosotros!?
–¿Lastimar a Kidara? Una mierda.—musitó Allen con su oreja recargada sobre la fina pared blanquecina, de pronto se encontraba más interesado en la disputa que llevaban sus progenitores.
Entonces, las voces se detuvieron lo siguiente que escuchó fue la puerta de la habitación continua abrirse y cerrarse. Allen se despegó de la pared y tomó la posición que tenía antes con naturalidad justo en el momento en que sus padres se adentraban a la habitación del rubio.
—Lo hemos pensado bien, Allen. Lo ideal para ambos es que tú pases un tiempo fuera de casa, un par de años será suficiente para que entiendas que tú comportamiento es... aberrante.—Dijo su padre. Y en ese mismo instante Allen sintió una profundas náuseas, sentía como si su cabeza fuese a explotar en algún momento, además de que sentía un enorme enojo alojarse en lo más profundo de su pecho.
«¿¡Qué carajos, Kidara!? ¿¡Tan difícil era mentir y evitarme todo esto!?» pensó, mientras que aquel enojo se centraba en una persona en particular; su hermana.
