LA NOCHE QUE CAMBIO TODO

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Aun con sus manos en mis piernas, note su respiración en mi cuello, provocando enormes escalofríos en mi piel, solté un gemido imprevisto, aquello hizo que Sebastián se parara de golpe, mierda a lo mejor le había molestado o no sé, ahora mismo no estaba para pensar mucho. 

-No quiero que le gimas así a nadie más, o acabaran rendidos ante ti como acabas de hacer conmigo. 

No me esperaba esa frase, me separe un poco para mirar sus ojos, esos preciosos ojos marrones que me hacían volverme loco. 

-¿Solo quiere que gima para ti? 

-Solamente quiero tenerte para mi, aunque suene egoísta, aunque sé que no puede quedarte. 

-Oye, deja de ser tan visionario, ahora me tienes aquí, puedes tocarme, besarme o lo que quieras, estoy contigo bebe. 

-¿Bebe?

-¿Te molesta? 

-No, en realidad me ha puesto a cien. 

Me reí cuando sin previo aviso se levanto conmigo y giro para poner mi espalda contra el colchón, vi que se acercaba poco a poco a mí, hasta que sus labios rozaron los míos, y otro gemido salió de mi boca, Sebastián sonrió y pego sus labios a los míos de forma bruta pero no me molesto, al revés me ponía bastante, nuestros labios danzaban unidos, como si hubieran estado toda la vida bailando al mismo son, note su lengua querer entre en mi boca, se lo permití ahora mismo le permitiría todo, solo quería tenerlo dentro de mí, que me llenara, que fuéramos uno. 

-¿Puedo quitarte la ropa?

-Arráncala, no me importa. 

No lo quise decir en sentido literal pero rasgo mi camiseta, haciéndola añicos, quede con mi parte superior descubierto, el me miro, como un animal mira a su presa, bajo hasta mis pezones que torturo de manera obscena, mientras yo no paraba de gemir en alto, seguramente todos se enterarían pero me importaba poco, porque Sebastián me besaba y me tocaba de una manera que me estaba haciendo perder la cabeza. 

-Te comería su pudiera, eres tan hermoso. 

-Tú lo eres más, eres realmente hermoso. 

-Nadie me había dicho nada de eso. 

-Bueno, es que no habías conocido a la persona adecuada bebe. 

Puse mi mano en su pecho y lo obligue a levantarse, cogí su camisa y la alce para darle a entender que quería verlo yo ahora, lo capto porque se la quito, aquel pecho con un poco de vello pero perfectamente musculado era un tentación para mí, bese su estómago, ya que no llegaba más arriba, pero mis manos danzaron hasta sus pezones que acaricie provocando que temblara y suspirara, con la otra mano desabroche su pantalón, recupere mi otro mano y baje sus pantalones hasta abajo, Sebastián se lo quito y los lanzo, esos bóxer negros deberían estar prohibidos, y esas piernas también. Fui hasta elástico y comencé a bajarlo poco a poco, hasta que su erección casi me dio en la cara, la cogí con firmeza, jamás había echo nada de esto, pero si había visto mucho así que me la metí en la boca, y empecé un vaivén, Sebastián cogió mi cabeza para profundizar aun más, mientras yo dedicaba cada movimiento para que gimiera de placer. 

-Me vas a volver loco. 

Me aparto de su erección y me volvió a tumbar, me quito la ropa que quedaba, estaba completamente desnudo delante de él, entonces se quedo mirándome fijamente. 

-Tus ojos. 

-Es una de la razones por las cuales no me acuesto con nadie, cuando me excito mis ojos cambian de color. 

-¿Como puede ser tan bello? 

-No lo sé, nadie me había dicho bello. 

-Es que no había conocido a la persona adecuada bebe. 

Me reí, me puso encima mía, nuestras erecciones se rozaron y eso me hizo jadear. 

-Nunca he estado con un hombre. 

-Ni yo, pero confió en ti Sebastián. 

-Si quieres parar, podemos parar, no me importa.

-Quiero estar contigo, no tengo ninguna duda pero ve despacio por favor. 

Asintió y acerco dos dedos a mi boca, yo cogí su mano y chupe los dedos con ansias, aquello provoco que jadeara, como me gustaba provocar eso en él. 

-Voy a meterlos, tengo que prepararte. 

-Pensé que nunca habías estado con un hombre. 

-Eso no quiere decir que no haya echo esto antes. 

Lo capte al momento, note como introducía uno de los dedos mi cuerpo se contrajo por el dolor y por la invasión de algo que nunca había estado allí, Sebastián comenzó a moverlo varias veces hasta que me acomode a ese dedo, y después siguió con dos más, tres dedo en mi interior, lo cuales empezaron hacerme jadear, gemir y casi chillar del placer. 

-Voy a entrar en ti. 

-Hazlo ya. 

Sebastián saco sus dedos para colocar su erección en mi canal, poco a poco empezó a invadirme, mis lágrimas asomaron por mis ojos, resbalando por mis mejillas mientras era llenado por él, cuando note que estaba entera dentro Sebastián se quedo quieto.

-Eres tan estrecho, que podía correrme ahora mismo. 

-No puedes, tienes que hacerme gemir tu nombre durante toda la noche. 

-¿Es un reto?

-Es una orden bebe. 

-Soy yo quien esta dentro de ti, ¿y tu quieres mandar? 

Me reí, y sin que se diera cuenta me gire de golpe colocándolo debajo de mí, Sebastián me miro alucinado. 

-¿Piensas que eres el único con fuerza aquí? 

-Voy a follarte hasta que supliques que pare. 

Me reí y estaba seguro de que iba a ser así. 

CAPITULO CON MOVIDA, ESPERO QUE OS GUSTE.

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