MARATON 3/3

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Mi padre hizo una señal, hubo un pequeño movimiento y vi que se abría la puerta de uno de los coches, saliendo un hombre muy alto, bastante delgado y con un aire de superioridad que me aterro, sus ojos se clavaron en los míos, dios era todo maldad, podía sentirlo. 

-Hijo, al fin te has dignado en rescatarme. 

-Hola padre. 

-Padre, estoy aquí.

-Eres una vergüenza para la familia, aun no te has unido a nadie para darme nietos, pero eso va arreglarse, cuando todo esto vuelva a la normalidad, encontrare mujeres para los dos. 

O sea que lo de vergüenza era para Sebastián, estaba alucinando. 

-No voy a unirme a nadie padre. 

-Harás lo que yo diga.

-Eso déjalo para él que es quien te hace caso. 

-Sois una desgracia, tenía que haberos matado...

-Darius, basta, deja de hablar así en mi presencia, tienes la libertad que querías, pero recuerda lo que has pactado, no temblare si tengo que romperla y matarte, soltadlo. 

Quitaron lo que tenía sus manos atadas, Lucas tiro de mi y cada uno se fue a su lugar, mire a Sebastián que seguía siendo incapaz de verme la cara. 

-Así que tú eres el famoso hijo de Rafael, te pareces a él, aunque tienes los ojos de tu querida madre. 

-Darius para. 

-Fue un gusto matarla, aunque antes la hice mía, recuerdo como chillaba. 

¿Pretendía provocarme? Iba a matarlo pero mi padre me lo impidió. 

-No entres en su juego, es lo que quiere, déjalo. 

-Eres fuerte, puedo notarlo, y eso es un inconveniente para mí, pero no podría matarte así ¿Qué tal si empiezo por él? 

Todo fue rápido, pero para mí fue en esas películas que vives todo a cámara lenta, vi el cuchillo, lo vi volar y vi como iba hacia Lucas, así que me puse delante de él, después de eso solo fue imágenes borrosas, voces que iban y venían, y un dolor que hizo que todo se volviera negro, la función había acabado, ¿Estaba muerto? 

No sé donde estaba pero mi cuerpo me dolía, las imágenes empezaron a verse nítidas, era una habitación, pero no era mi habitación, entonces al girar mi cabeza, vi a mi hermano durmiendo, alce mi mano para acariciar su mejilla, eso lo hizo despertarse, cuando me vio, comenzó a llorar, se abrazo a mí con cuidado, y yo no sabía que pasaba, solo deje así hasta que calmo y me miro. 

-Estás vivo, dios mío, estás vivo. 

-¿Me puedes decir que ha pasado? 

-¿No recuerdas nada? 

-Solo cosas borrosas, ¿Tú estás bien? 

-Gracias a ti, salvaste mi vida, te pusiste delante para que el cuchillo...

Entonces todo vino a mi mente, la daga, las voces que iban y venían, dios mío, la daga me había dado en la espalda, por eso tenía tanto dolor detrás.

-¿Donde esta papa? 

-Esta resolviendo como atacar para vengarnos. 

-No, llámalo, date prisa. 

Salió de la cama y se fue a los pocos minutos vino junto a mi padre que al verme me abrazo con demasiado fuerza. 

-Papa, duele. 

-Perdona hijo, menos mal, habías perdido mucha sangre, la daga casi da en tu corazón. 

-Papa, no vas vengarte. 

-Hijo, casi te mata a ti y a Lucas, no puedo dejarlo pasar. 

-Puedes, yo he muerto para ellos, ya no soy una amenaza. 

-¿Temes que descubra que Sebastián y tú estáis enamorados? 

-¿Lo sabes? 

-Soy muy inteligente, además los que tienen doble sangre somos más receptores al sentir emociones el obvio que os amáis. 

-Por favor, déjalo, haz creer que estoy muerto. 

-¿Te quedaras aquí?

-Sí, lo haré.

-Está bien, será como quieras. 

En ese momento la puerta se abrió, era un guardia. 

-Señor, hay un ser oscuro en la puerta, quiere verle urgentemente, dice que se llama Karel. 

Lucas me miro y yo lo mire a él, mi padre no entendía nada. 

-Papa dile que venga aquí, no es peligroso, te lo prometo. 

-Haz lo que dice. 

-Si señor. 

Se fue y a los pocos minutos vino con Karel que cuando me vio respiro aliviado, quiso acercarse pero mi padre se puso en mitad. 

-Papa, no me va hacer nada, él no es su padre. 

Lo dejo seguir y me abrazo, vi que miraba a Lucas, dios antes yo sentía ese amor que se procesaban, empezaba a dar cringe un poco. 

-Sebastián piensa que estas muerto. 

-Y así debe seguir, no puedes decirle nada, ¿entendido? Ya no soy una amenaza, y si tu padre piensa que he muerto, dejara en paz a los míos. 

-Está bien, pero no he venido para eso, en realidad yo...

-Me he unido a Karel. 

El silencio se iba notorio en toda la habitación, mi padre miro a Karel y luego a mi hermano que camino hacia él, y mostro su marca, mi padre no sabía que hacer. 

-Papa, sé que no es correcto pero he encontrado a mi alma gemela, es el hombre que amo y no puedo estar sin él. 

-¿Estas seguro de esto hijo? 

-Señor, sé que piensa que no soy buena persona por tener el padre que tengo y puede que no lo fuera en el pasado, y también sé que en dos semanas no nos hemos llegado a conocer, pero amo a su hijo, quiero conocerle, quero estar con él, y hare todo lo que este en mi mano para que confíe en mí, pero no me aleje de él, no lo soportaría. 

-¿Sabe lo que dirá tu padre de esto? 

-Lo sé.

-¿Estarías dispuesto a venirte aquí con nosotros y renegar de tu padre? Es el único modo de poder protegerte a ti y a mi hijo, porque tu padre te matara, y no quiero que mi hijo sufra de por vida, ya que al unirse a ti, no podrá volver a enamorarse de nadie más. 

-Papa, ¿lo aceptas? 

-No puedo ir en contra de lo que sientes hijo, jamás te haría sufrir. 

-Karel, ¿te vendrías conmigo aquí? 

-Sí, claro que si. 

Los dos se abrazaron y se besaron, mi padre no miro, porque aun debía canalizar todo esto.

-Bien, esto es el comienzo de una nueva historia, pero aun hay que trabajar porque los seres oscuros quieren seguir destruyendo, y necesitare ayuda. 

-Para eso esta la familia, aunque dame algunos días, me han clavado una daga. 

Todos nos reímos, pero yo no paraba pensar en Sebastián, y si en algún día nos volveríamos a encontrar. 


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