Entre en la biblioteca, mientras que Hugo y Sebastián lo hacia detrás de mí, me aleje un poco no quería estar al lado de él, me había engañado me sentía estúpido por todas las noches que llore por él, y ahora lo tenía delante de mí, vivo sin un rasguño, maldito.
-Pequeño.
-No lo llames así, ¿Cómo te tengo que decir que no es tuyo?
-Antes lo fue.
-Tú lo has dicho, antes no ahora, ahora ya no te pertenezco Karel, tú mismo te encargaste de eso.
-Tengo que explicarte que paso.
-Ya, y lo haces ahora porque el destino me ha enviado aquí, si no jamás me hubieras buscado para contarme que eres un puto mentiroso que me destrozo la vida fingiendo que te mataban ¿recuerdas esa noche Hugo? ¿Puedes imaginar el miedo que pase?
-Lo sé.
-No, si lo hubieras sabido no me hubieras echo eso, ¿Porqué no me lo contaste?
-Porque no podía, mi padre se entero que me había enamorado de ti, y me prohibió verte, en realidad me mando matarte pero no pude hacerlo.
-A ver, no estoy entendiendo nada.
-Mi padre me mando a ese instituto porque le habían informado que había un ser de luz muy fuerte, y necesitaba saber quien era, y eliminarlo.
-O sea que te acercaste a mi por puro interés.
-Al principio si, pero luego cuando te fui conociendo me enamore de ti, sabes que era de verdad, tú podías notarlo, nunca te mentí sobre mis sentimientos.
Era verdad nunca había mentido sobre eso mire a Sebastián, no hablaba solo nos observaba, pero podía notarlo dentro de mí, su incomodidad, tuve que sentarme porque empezaba a afectarme.
-¿Estás bien? -iba acercarse pero Sebastián llego primero, se arrodillo delante de mí, y lo hizo que lo mirara a los ojos -no voy hacerle daño hermano.
-Solo yo me acerco a él, me tranquilizare ¿vale?
Había captado lo que me pasaba, y se lo agradecí, porque el dolor me estaba matando.
-Tuviste que decirme la verdad.
-¿Y qué hubieras echo?
-Luchar contigo, ir contra todos y todo.
-Nos hubieran matado.
-No, porque hubiéramos huido, donde fuese da igual.
-¿Habrías echo eso?
-Claro que si, no eres el único que amaba, yo también lo hacía Karel.
-Pensé en la solución más fácil.
-¿Y que le dijiste a tu padre?
-Que no eres un ser de luz, que me había equivocado.
-¿Y te creyó?
-En ese tiempo le hubiera creído todo, era el ojito derecho de nuestro padre, siempre su favorito, en realidad era él quien debía estar donde yo ¿verdad?
-Sí, pero no pude hacerlo.
-No le perdonó que quisiera matarte, nunca me contaste que fuera un hombre.
-Tenía miedo a como ibas a reaccionar.
-Oye, soy tu hermano Hugo, ¿pensabas que iba a juzgarte como papa?
-Lo siento, no pude soportarlo por eso hui.
-Eso ya no importa, ahora lo importante es que habéis hablado.
-¿Me perdonarás algún día?
-Debo hacerlo no me queda mucho aquí.
-¿A que te refieres?
-Soy el intercambio para que tu padre vuelva.
-¿Vas a traer a ese monstruo otra vez aquí? ¿Es que no has aprendido nada de lo que pasamos cuando éramos niños?
-Es nuestro padre.
-Sí, un padre que me quito lo que amaba, que le destrozo la cordura a Karel, que te quito a...
-Cállate Hugo.
-¿A quién te quito?
-A su primer amor.
Mire a Sebastián, aquello tensión me golpeo en el pecho, empecé a no poder respirar, me levante pero de repente lo vi todo negro.
Abrí los ojos lentamente, Sebastián, Karel y Hugo daban vueltas en la habitación, al ver mis ojos abiertos se acercaron a la cama.
-Menos mal, estás bien.
-¿Qué ha pasado?
-Te desmayaste, y caíste al suelo, te trajimos aquí, ¿Cómo estás?
-Bien, solo ha sido un mareo, aunque me duele un poco la cabeza.
-Todo esto es culpa mía.
-Bebe, no, no te hagas esto.
-¿A qué te refieres con que es culpa tuya?
-Mateo se ha unido tanto a nuestro hermano, que las emociones de Sebastián lo golpean de manera agresiva, cuando son sentimientos malos.
-Entonces en mejor que tengas una cama siempre al lado, mi hermano no es de sentimientos positivos.
-Lo siento bebe, de verdad.
-Tranquilo, estoy bien, pero necesito que me dejéis solo, necesito descansar.
Los tres asintieron y salieron de la habitación, suspire ¿Cómo demonios iba aguantar estos golpes tan seguido?
Cuando la noche hizo acto de presencia la puerta se abrió, Karel venía con una bandeja con comida, le sonreí, poniendo mi espalda contra el cabecero de la cama.
-Tienes que cenar algo.
-Me asusta tu lado amable.
-Digamos que solo tu sabes que tengo ese lado, no lo cuentes o mi reputación entre las mujeres caería en picado.
Volví a reír, puso la bandeja en mis piernas, y se subió a la cama lo mire con una media sonrisa en los labios.
-No voy a dejar que comas solo.
-¿No tienes nada que hacer?
-No, hacerte compañía.
-Está bien.
Comencé a comer bajo su atenta mirada, que me ponía de los nervios, pinche otro trozo de carne y se lo ofrecí.
-Come.
-No.
-Por favor, sé que quieres, te encanta robar comida.
-No robo comida, tú me dejaste parte de la tuya porque quisiste.
-Ya, venga -al final cedió, sonreí -buen chico.
-Porque eres tú.
-Necesito preguntarte algo.
-Lo que quieras.
-¿Quién fue el primer amor de Sebastián?
Karel me miro cogió la copa de vino que me había traído y le di un sorbo, bueno esto se ponía interesante.