Parte 11

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¡Enjoy!

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Después de una ducha que tomó más tiempo una vez que los lobos decidieron tener sexo ardiente, húmedo y desenfrenado ahí, ambos se dispusieron a terminar de acomodar la habitación de invitados, había dos de ellas en realidad. Eddie había insistido en que debía estar la pareja en una y los hijos en otra, privacidad y todo. Con suerte el departamento era más que idóneo para eso.

― Sin embargo, cuando Maddie pregunte, y lo hará créeme, sobre por qué tenemos un departamento con tantas habitaciones, serás tú quien le explique esto.

― ¿Hay algo malo en tener un departamento amplio cuando solo vivimos tú y yo en él?

― No, pero Maddie es desconfiada por naturaleza, y sé que ha notado que algo va diferente conmigo, con nosotros. Por, ya sabes, la manada.

Díaz asintió, aunque no estaba seguro de la forma de pensar de su cuñada. Lo solucionaría llegado el momento. Lo que sería, de hecho, al día siguiente.

― Entonces, iremos por ellos al aeropuerto ¿verdad?

― Sí. Ella quería simplemente tomar un taxi y llegar por su cuenta, pero quiero recibirlos ahí.

― Te sientes nostálgico, es lindo Buck.

― No he visto a su familia en un tiempo.

Díaz sonrió. Luego añadió que, curiosamente, esa actitud era muy propia de las manadas.

― Eventualmente extrañaríamos al resto de la manada si no nos viéramos a menudo.

― ¿Por eso estamos compartiendo edificio?

― Bueno, eso también es por logística, pero también por dinámica de manada.

― Así que, vamos a deshacernos de este lugar una vez mi hermana y su familia regresen. ― Buckley dijo con cierto tono aprehensivo, ni siquiera fue una pregunta, fue toda una afirmación, como si la idea de renunciar a este lugar que ya estaba impregnado con sus aromas, lo ofendiera personalmente.

― Buck, mírame. ― El otro lobo dirigió sus ojos claros a los de su amante. ― No, no tenemos que renunciar a este lugar. Puede ser nuestra guarida secreta. ― Añadió, sonriendo galante, seductor.

Buckley se rio de buena gana, farfullando incoherencias entre labios antes de inclinarse y atrapar la boca de Díaz con sus labios, mordisqueando y chupando sin recato alguno.

― Te amo, Eddie.

― También te amo, Buck.

...

Esa tarde, mientras Eddie y Buck probablemente se habían reunido ya con la hermana del beta, el resto de la manada se encontró en el piso de la manada Hale-Díaz. Básicamente era una formalidad para presentar al matrimonio Hale con el detective Stilinski, una formalidad en la que Parrish se sintió inquieto pero no incómodo, y donde también tuvo oportunidad de conocer más de los hermanos de Derek. Todos ellos eran encantadores, divertidos, inteligentes y carismáticos, con un imán que parecía llevar la marca Hale y le brindaba la misma confianza que Derek como su alfa.

― Entonces, ¿Noah es bueno en la cama?

Bueno, bien. Obviamente habría preguntas incómodas y sumamente indiscretas.

― ¡Laura! ― La voz firme de su madre sonó clara en la estancia, a pesar de que ella estaba charlando con el hombre en cuestión y supuso que podría salirse con la suya.

WILD HEARTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora