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★ Serie de Momentos u One-Shot de este par que me fascinan. ★
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⚠️ ADVERTENCIAS ⚠️
→ Relación chico x chico ←
(SI NOTE GUSTA ESTE TIPO DE CONTENIDO NO L...
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Efraín salió de la habitación minutos después de que Mariana dejara de moverse y quejarse. En su rostro se notaba que se encontraba decaído, está situación lo ponía igual de mal que su novia, por la simple razón que odiaba verla llorar, sin que él pudiera hacer algo al respecto.
Con pesadez se dirigió a la cocina, para al menos tener algo en el estómago y poder pensar de mejor manera, aunque lo último que quería hacer en estos instantes era comer algo.
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Al terminar lavo los platos que ensucio, preparando después algo ligero para la morocha cuando despertará y si bien sabía que está tampoco tendría hambre, lo hizo de todos modos. Limpio y ordeno la casa en silencio, le dió de comer a los gatos que había adoptado junto con Palacios, los cuales ella adoraba como a nada más en este mundo, como si fueran sus hijos, teniendo un vínculo muy fuerte con ellos.
Al terminar de hacer los quehaceres y ver que Mariana estaba bien, se sentó en la sala, empezando a pensar en lo que podía hacer para que otra situación como esta no se volviera a repetir, y que la estabilidad emocional de la morocha no fuera puesta en juego de nuevo.
Una orden de alejamiento fue su primera opción, y con todo lo que había pasado sería fácil conseguirla, aunque le parecía un poco exagerado, a pesar de tener en cuenta que esos dos no se merecían el perdón de Mariana, por toda la mierda que le hicieron pasar.
¿Irse del país sin decirle a nadie? Podría ser una opción, pero solo estarían escapando de los problemas y no lo solucionarían. Y tampoco quería sacar a la morocha del ambiente en el que había llegado a sentirse del todo cómoda, pero siendo por su seguridad cualquier cosa podría ser útil.
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Paso alrededor de dos horas para que la morocha se despertara, se sentía confundida y mareada, todo a su alrededor daba vueltas, pero aún así hizo un esfuerzo sobrehumano para ponerse de pie, dirigiéndose al baño, donde quería lavar su rostro con agua fría en más de una ocasión, hasta que pudiera despertar del todo y poder afrontar lo que le estaba pasando.
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Al ingresar se siguió apoyando en las paredes, tal como lo había hecho al salir de la habitación, con las piernas temblorosas se acercó hacia el lavado, el cual tenía enfrente un gran espejo, que le reflejó su apariencia por la cual había tenido que pasar por mucho para poder conseguirla.
