Cap 26 🐺💪🏻

1K 153 347
                                    

Chanyeol abrió los ojos lentamente. Un techo de madera. El techo de su cabaña. Cerró los ojos. Su cuerpo estaba como aletargado aunque todo parecía estar bien, movió los dedos de los pies y las manos, sentía las piernas, los brazos y le dolía la espalda como él infierno, jamás dormía boca arriba.

Resumen: estaba vivo.

En el fondo de su cabeza sabía que tenía que despertar, era vital organizar el caos que dejó cuando se fue de la manada tras su omega secuestrado. Tenía responsabilidades, era el Alfa de su gran familia y el de sus omegas. Pero su cuerpo estaba laxo aún y reclamaba descanso, lo necesitaba.

De pronto, una alarma le hizo estremecerse. ¡Su lobo! ¿Qué fue de su lobo? Estaba allí, agazapado en la tibieza de su interior, reponiéndose él también después de una experiencia devastadora donde fue empujado a límites realmente desconocidos. Chanyeol lo envolvió en su calor espiritual como una caricia suave. El animal resopló moviendo el hocico y se dejó caer de lado, con la panza boca arriba, en total relajación. Sabio. El alfa quería imitarlo y se dejó seducir por el arrullo del sueño...

-¿Channie...?-

Su cuerpo y su mente despertaron en un torbellino de sensaciones como si esa voz fuera el motor impulsor de su vida. Y lo era, lo era en tantos aspectos que ni siquiera llegaba a contabilizarlos todos. Sus párpados se abrieron lentamente, todavía costaba un poco de trabajo y, en la borrosa visión que era el techo, se asomó un rostro. Cabello rubio y ojazos azules. Su corazón latió como desquiciado mandando la fuerza necesaria a cada célula, a cada músculo, enraizando la energía de vida por todo su cuerpo. Enfocó la vista para verlo, a su hermoso y dulce omega.

Su Luhan tenía los ojos hundidos y tristes llenos de lágrimas pero aún así lo miraba con increíble ternura y felicidad. Su boca se alargó en un pucherito, hipó dos veces y estalló en llanto dejándose caer sobre el masculino pecho.

Chanyeol levantó un brazo. ¡Dios, pesaba una tonelada! Dolía un mundo el movimiento, sus músculos calentándose, conectándose, volviendo al trabajo... Pero el alfa prefería ser cortado en pedazos que dejar a su pareja sin el consuelo de sus abrazos. No había que leer en una bola de cristal para adivinar el sufrimiento del chico en las últimas horas, solo sentir el alivio que transmitían sus sollozos, solo sentir como pateaba afuera el miedo y la desesperanza. A pesar de sus muy pocas fuerzas, levantó también el otro brazo y lo acunó en su pecho mientras le arrullaba para que dejara de llorar.

-¡Despertó!- gritó una voz que no supo identificar en ese momento - ¡El Alfa despertó!

Y después todo fue una algarabía.

Sintió a alguien entrar corriendo. Un nuevo rostro se asomó a su campo de visión. El Doc. Tampoco se veía bien, estaba demacrado y ojeroso. ¿Cuántos días habían pasado desde el ataque? Chanyeol no podía saberlo. Sin embargo, ahora que ya estaba despierto, debía ponerse las pilas y volver a su posición completamente. La recuperación de su cuerpo podría ser paulatina pero su mente estaba clara, centrada y bien. Él volvía a tener el dominio ahora, el control total sobre su otra naturaleza. Volvió a acariciar a su lobo en su interior amándolo profundamente.

Sin permitir que Luhan se apartara de él, se dejó examinar rápidamente por el médico que revisó su temperatura, sus signos y algunas lesiones en sus brazos y piernas. El hombre parecía satisfecho y agradecido mientras movía la cabeza afirmativamente al paciente dándole así su diagnóstico. Bien, la habían librado esta vez. ¡Uf!

Una poderosa energía se hizo presente. El anciano Park estaba en la habitación junto a su inseparable guardaespaldas. Chanyeol le pidió al Doc que lo ayudara a levantarse para que su espalda dejara de latir. En ese instante llegaba, a toda carrera, Sehun. La manada estaba recibiendo el aviso de su despertar.

Alfa con las manos llenas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora