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La primera vez que los dioses le dijeron a Frank que en algún momento debía volver a Karmaland, él se rió.

— ¿Volver a Karmaland? ¿A qué?

Muy pronto necesitarán a otro guerrero protector.

El chico observó el cielo rojizo, escuchando las tres voces sincronizadas de los seres divinos que siempre lo habían acompañado. Luego de unos minutos meditando les respondió con calma.

— No quiero.

El silencio reinó en el valle. Frank espero alguna respuesta agresiva, pero le contestaron con la misma serenidad.

No es una petición, es un aviso.

La brisa fresca le acarició el rostro, provocándole escalofríos. Intentó convencerse a sí mismo de que aquella conversación sólo había sido una broma. Una de muy mal gusto.

Trató de ignorar el nudo que se formó en su estómago cuando mencionaron la idea de volver a Karmaland.
Pero la ansiedad se quedó con él durante los próximos días.

La segunda vez que los dioses hablaron del tema fue para decirle que ya era momento de volver, le asignaron su última misión. El pánico tomó las riendas de la situación y Frank no tuvo tiempo para pensar mejor sus palabras.

— Imposible, no puedo volver. ¡Mi vida está aquí afuera! Karmaland ya es un lugar extraño para mí. Mis señores, soy un aventurero, ustedes me dieron la libertad de viajar, es mi razón de existir. ¡Ustedes me hicieron así!

Tú trabajo aquí afuera terminó, por el momento. Debes pasar una temporada en el pueblo, te necesitan más ahí de lo que nosotros te necesitamos aquí.

— No, no quiero, ¡me niego! ¡No voy a volver!

No está a elección, es una orden. Así que obedece, Frank.

— Pero...

Mañana a primera hora irás a las tierras malditas de Perséfone, tú misión es rescatar al niño que nació en el hostal del pueblo.

La cólera se disipó y en su lugar la remplazo un sentimiento amargo de preocupación. Ellos tocaron una fibra sensible, y lo sabían. Sabían cómo usar su humanidad en su contra.
— ¿Rescatar a un niño?

Así es, Frank. El niño que debes rescatar ha sido condenado a muerte por su pueblo, pero no podemos dejarlo morir porque es un niño muy importante. Tiene que llegar a Karmaland sano y salvo. ¿Quieres saber por qué?

— ...

Porque será tu remplazo, y porque es hijo de uno de tus compañeros. Es por eso que debes llevarlo a su nuevo hogar y quedarte con ellos durante una temporada. No puedes fallarles, Frank.

Su rostro se puso pálido y las manos se aferraron a los costados de su pantalón. El primer descendiente de los guerreros elegidos ya estaba entre ellos; la notícia fue como un balde de agua fría. Se sacudió la sopresa cuando las deidades volvieron a hablar para despedirse.

— El resto de los detalles se te mostrarán en el sueño de esta noche.

— Esperen, ¡aún no terminamos!

Dulces sueños, y suerte.

— ¡No me encierren, por favor!

Pero ya no le respondieron.

( . . . )

El trabajo de Frank consistía en ir de un lado a otro, casi nunca se quedaba más de un mes en el mismo lugar. Viajaba junto a Perdigon, su fiel compañero y medio de transporte.

Single Dad [LuzuPlay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora