Single Dad [LuzuPlay]

1 O

Para volver a Karmaland planeaban usar el mismo camino por el que llegaron.

Atravesaron todo ese valle tenebroso y llegaron al límite donde cruzaron fácilmente el río frente a ellos. Pasando ese cuerpo de agua estarían oficialmente fuera de las tierras ajenas.

Aunque estaban apresurando el paso para encontrar agua no podían detenerse a acampar en ese río. Era como montar tu trinchera en la base del enemigo.
Llegaron al bosque en el que antes se habían perdido, Luzu detuvo poco a poco su caballo y sacudió el polvo de hueso de sus jeans.

— Hay que buscar los mismos refugios que usamos estos días, así tendremos el trabajo más fácil -el castaño comentó mientras revisaba al bebé en sus brazos, le sonrió al niño que balbuceaba y se metía la mano a la boca.

— Podemos encontrar el río que usé para recoger agua. Luego buscamos la caverna que utilizamos -Auron se rascó la barba e hizo una mueca—. Pero vamos a perder un día entero sí nos quedamos aquí en el bosque.

— Pues por mí no hay problema. Tenemos recursos y sería el mismo tiempo que hicimos en la primera parte del viaje. Además necesitamos un baño, eso no puede esperar -—arrugó la nariz como sí hubiera un mal olor en el ambiente—. Debimos arriesgarnos a usar los beneficios del hostal.

— La paranoia fue más fuerte —Auron suspiró y jaló las riendas de Abduzcan para cambiar el rumbo—. Vamos, por aquí.

Caminaron otros minutos hasta que encontraron el dichoso río. Por suerte los árboles servían como sombra y el sol no molestaba, pero por desgracia la ropa tardaría más en secarse gracias a la falta de luz solar.

Esta vez amarraron a los caballos, les dejaron una larga cuerda para que pudieran moverse libremente pero engancharon las sogas a los árboles más cercanos.

Sacaron una manta que extendieron en la orilla del riachuelo, ahí se sentaron con los pies en el agua y las bolsas marrones que Lana les entregó. Luzu encontró una lata pequeña de comida para bebé.

— Que los dioses bendigan y cuiden a esa chica. Nos ahorró tener que seguir moliendo comida —el castaño destapó el envase con una gran sonrisa. Raulito miró con curiosidad la tapa cuando hizo el característico sonido de abrir algo nuevo.

Luzu se dedicó a alimentarlo. Ambos hombres dejaron las bolsas de comida a un lado mientras el más pequeño comía; durante el viaje se volvió una costumbre que Raulito comiera primero que ellos.
Mientras tanto Auron movía los pies en el agua y miraba los peces pasando tan cerca como si no fuera una amenaza.

Ladeó la cabeza y prestó atención a sus compañeros. Soltó una carcajada justo cuando Luzu hacía caras extrañas frente al niño.

— ¿Por qué haces caras? En serio, no entiendo. Es una duda real —su sonrisa se ensanchó cuando las orejas del castaño se pusieron rojas. La forma más fácil de avergonzar a Luzu era mirarlo por un rato y que él se percatara de que tenía tu atención.

— Así es más fácil que coma, imita tus gestos. ¿Nunca viste cómo alimentaban a un niño pequeño? -rascó con la cuchara el fondo de la lata.

— Siempre lo miraba, pero no preguntaba.

— Pues algún día tendrás que hacerlo.

— Adam tendrá que encargarse de eso -se encogió de hombros. Luzu sonrió ante la respuesta. Auron se mordió el interior de la mejilla, cambio de tema-. Mientras terminas el resto voy a alimentar a mi caballo.

Sacó los pies del agua y se levantó sacudiéndolos, se puso los zapatos y fue a hacer lo que dijo.

Ambos se entretuvieron en sus tareas del momento. Decidieron que almorzarían más tarde; el hambre no era su problema principal ni algo que les preocupara.