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Narra Misa:
Me encontraba cambiando mi vestimenta para ponerme mi piyama de seda, que consistía en una camiseta de tirantes blanca y unos pantalones que me llegan poco más arriba de mis blanquecinos muslos.
Mientas deslizaba la fina seda de mi piyama la puerta del baño se abre dejando ver a Ryuzaki allí. ¡¡ESPERA!! ¡¡QUE FRESAS HACE RYUZAKI AQUÍ!!
—¡¡AHH!! FUERA PERVERTIDO— Digo subiendo rápidamente la parte de abajo de mi piyama y lanzándole lo primero que encuentro, un envoltorio de un dulce, el cual no llegó muy lejos.
Él parecía estar plasmado ahí, pero rápidamente recompuso su postura y se dirigió a la cama King que se encontraba entre medio de los dos.
Mientras yo me iba soltando un par de maldiciones al aire, que ese aire va dirigido a él si preguntan.
Abro fuertemente la puerta y la azoto dando un estruendo que de seguro resonó en todo el apartamento.
¿Por qué seré tan irascible?
Me preguntaba mientras veía mi reflejo, no soy tonta, sé que moriré pronto, acortar mi vida dos veces no fue una buena estrategia. Solté una risa amarga al verme, No quiero morir sola, no le temo a la muerte, le temo a la soledad, sé que no iré al cielo o al infierno, quedaría sola en un universo solitario.
Por eso mi último deseo es el Amor.
Y sé que con Ryuzaki lo podré encontrar y moriré acompañada, mis sentimientos serán llevados hasta el vacío del universo, pero moriré feliz al saber que los di.
Alejando esos pensamientos tristes con una de mis manos sujeto con fuerza el cepillo de dientes, mientras con mi otra mano le pongo la pasta dental.
Podía sentir como mis encías eran rotas por la brusquedad de mis movimientos, mientras el sabor metálico de mi sangre se mezclaba con la pasta dental, era una sensación desagradable, pero ya no le importaba realmente. Al escupir pude ver el color anaranjado, blanquecino y rojizo que se podían apreciar ahí.
Con mi mano comencé a tomar el agua de la llave, al levantar la cabeza y hacer los procedimientos un pensamiento llegó a mi cabeza.
¿Ryuzaki me amará?
¿Pero que clase de tonterías son esas? Por supuesto que me ama Podré pasar mis momentos con él Y él estará allí Y así será.
Algo decaída me acerco a la orilla izquierda de la cama, mientras lentamente me siento en la cama tratando de que no cruja por nada del mundo, al levantar las sábanas y acostarme mirando el techo, aunque rápidamente me giro hacia el lado contrario de Ryuzaki.
Puedo sentir un ligero toque en mi hombro, pero sé lo que quiere por lo que lo ignoro y me hago la dormida, hasta que esta vez me mueve con ambas manos.
—Qué quieres — dije hostil.
—Sabes lo que quiero — respondió seriamente.
—¿A ver? ¿Qué es lo que necesitas? —pregunte burlonamente.
Pude ver como el rodó los ojos para lego mirarme fijamente.
—Quiero que me acaricies el cabello — me dijo mientras llevaba mi mano a su cabeza.
—Hoy no tengo ganas — respondí dándole la espalda y prediciendo lo que pasaría.
Al darme la vuelta pude escuchar el sonoro bufido que soltó al ver que me di no le iba a dar lo que quería.
En un movimiento el con su brazo rodea la parte inferior de mis hombros y posiciona su cabeza en el hueco entre mi cabeza y mi hombro.
—Por favor — dijo mientras hundía más su cabeza en mi cuello.
—... Bien — respondo después de un rato al saber que no me dejará dormir.
Veo una sutil curvatura en sus labios y no pude evitar sonreír por eso, él se gira hacia el lado dándome la espalda y posicionándose en posición fetal.
Yo me acerco y con una mano sujeto su cintura y con la otra acaricio su cabello. Después de unos minutos siento como si cuerpo se destensaba y su respiración comenzaba a ser armoniosa.
Yo deje de acariciar su cabello para pasar mi brazo por debajo de la cintura de Ryuzaki para juntar mis dos manos y apegar mi pecho con su espalda, dando nombre a la posición "La cucharita".
Una linda noche.
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