Chris Evans | One Shots

O.S 2: "Sexy Present"

|Chris Evans • +18|

Hoy es un día especial, es nuestro aniversario. Con Chris tenemos el acuerdo de que nuestros festejos sean especiales, intimos y hasta divertidos. No soy una mujer que le gusten las cenas o escapadas románticas y regalos ostentosos. Soy más de la clase de chica que adora quedarse en casa a ver una pelicula, cenar lo que se nos antoje y tener una buena noche de pasión.
Aunque probablemente hariamos todo lo que mencioné, hoy quería agregar algo especial.
Chris habia llegado a casa hace unos días, luego de haber estado grabando The Red Sea Diving Resort y mi trabajo no me había permitido prestarle la atención que yo quería darle. Por esto es que antes de llegar a casa compré algo que nunca uso, algo que espero que a Chris le encante.

Tomé la pequeña caja que estaba escondida en el armario y entré al baño para probarme el conjunto. Al sacarlo de la caja solo logré ruborizarme y reirme por los nervios que tenía al pensar cómo reaccionaría Chris al verme. No solía comprarme lencería de ese tipo ya que con Evans era imposible que la mantuviera en mi cuerpo más de dos minutos.
Me quite la ropa que traia puesta y comencé a probarme el conjunto.

Me miré un momento en el espejo y sonreí satisfecha al ver mi aspecto. No era una modelo de Victoria Secret's ni una de las actrices con cuerpos deslumbrantes de las peliculas pero puedo decir que amaba la forma en que aquel conjunto resaltaba mis curvas. Solté mi cabello para ver el panorama completo que pensaba mejorar a la noche con un poco de maquillaje y unos lindos tacones pero todo se fue al demonio cuando Chris entró al baño sin avisar.

—¡Maldición!—exclamé por el susto mientras rápidamente me cubría con una toalla—¡¿por qué no tocas antes de entrar?!

—¡Lo siento! Tenía los auriculares puestos—dijo entre risas ya que casi le estampo la puerta en el rostro para evitar que terminara de entrar—¿qué estás haciendo?
—preguntó divertido, sin dejar que cierre la puerta del todo.

—No te importa Evans—solté entre dientes mientras sostenía la puerta con una mano, haciendo presión para que se cerrara, y con la otra mantenía una toalla contra mi pecho—ya vete