Animagos

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8 de Enero, 1972.

- ¿Que tan buena eres en pociones?

- No pienso ayudarte en alguna de tus bromas inmaduras - volví la vista a mi libro, la última vez que busco mi ayuda había pintado el cabello de una de las prefectas y termine en un castigo por intentar ayudarlo.

- ¿Crees ser capaz de hacer una poción para convertirte en animago? - solté una risa fingida ante su comentario.

- Claro - me miro de manera más seria- no va a pasar.

- Foster, por favor - pidió el azabache a mi lado.

- Necesitas una cantidad de ingredientes que no son fáciles de conseguir, sin contar con que necesitarían empezar por lo menos tres meses antes de una tormenta eléctrica, además de mantener una hoja de mandrágora un mes en sus bocas - me miraron- y tendría que tocar su saliva, cosa que no estoy dispuesta a hacer.

- Treinta galeones cada uno - levante la ceja mirando a James, los otros dos chicos me miraron esperanzados.

- Soy rica - solté con obviedad.

- Pero esto te da la satisfacción de quitarnos dinero - me acomodo en mi silla dejando el libro en la mesa.

Una poción mal hecha siempre tiene consecuencias y la mayoría de veces no son nada agradables.

-¿Para que quieren ser animagos?

-Queremos acompañar a Remus en sus noches difíciles - lo mire - quizá podría unirte a nosotros en esto.

-¿Como conseguirán los materiales? - solté rápido, me miraron sonriendo.

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21 de Marzo, 1972.

- Vamos - lo tome de la túnica y lo obligue a correr detrás de mí.

- De acuerdo, de acuerdo - llegamos al salón de pociones, comencé a buscar detrás de los ingredientes hasta que encontré el pequeño hueco donde debían estar nuestras pociones.

Tome una, mire el líquido y sonreí. Había funcionado, saque una por una con cuidado, entre un poco en pánico cuando no vi el líquido de la ultima hasta que la saqué por completo, me sentí aliviada a ver que también se volvió rojizo.

- Lo hicimos - abrió los ojos y sonrió viendo las pociones.

- Soy un prodigio- dije orgullosa, lo mire comenzando a caminar al lugar acordado.

Suspire a ver la terrorífica casa frente a nosotros, tome aire y entre seguida de Peter. Los otros dos nos estaban esperando en la entrada, debíamos entrar dos por habitación, me acerque a Peter indicándole que se quedara conmigo, ambos nos sentamos en el piso de la primera habitación que encontramos, me miro y luego a la poción.

- ¿Lista? - preguntó mirándome con atención.

- Sabes que si - debíamos ser dos por si alguno se salía de control.

- Uno, dos, tres - la bebimos, su sabor hacia picar mi garganta y mi corazón se aceleró a los segundos.

Murmuramos el hechizo con nuestras varitas en mano, un fuerte pinchazo en el pecho me obligo a soltar la mano de Peter que no sabía en qué momento había tomado. Por una mínima de segundo la vi, era un tipo de aguila con colores oscuros.

Sentí como mi cuerpo se volvía más ligero, frente a mí había una rata. Me lance sobre ella casi por instinto, pero esta corrió, trate de perseguirla, pero algo en mi cabeza volvió a su lugar.

Todo se veía más alto y podría jurar que mi visión era mucho mejor a lo que estaba acostumbrada, mire algunas gotas caer del techo y las astillas sobresalientes de las paredes de madera.

Sin saber del todo cómo, salí por una de las ventanas, podía ver todo desde arriba. Lo arboles se veían tan pequeños, mire el bosque prohibido que parecía eterno desde aquí, sentí el viento sobre mi y solo me deje caer.

Llegue al piso planeando, me deje caer con mucho más cuidado que antes. Entonces lo vi un chico corriendo alrededor la casa de los gritos, antes de que siguiera me acomode en su hombro. Sus ojos se agradaron al verme, estando tan cerca podía ver mejor sus facciones.

- ¿Peter? - intento acariciarme, pero lo pique- de acuerdo, hola _________.

Después de unos minutos salieron, Sirius estaba lleno de moretones y ¿pelo de perro?, mire a James que no estaba mejor él también estaba hecho un saco de huesos andante.

- Lo logro - intento a acariciarme y lo mordí, no me gusta que me toquen.

Al final logre transformarme después de unos cuantos intentos, tuvimos que esperar hasta que salió Peter temblando de la casa de los gritos.

- Tu - me miro y se echó para atrás- vi mi vida pasar por mis ojos, casi me tragas vivo.

Sonreí aguantando las ganas gigantescas que tenia de reírme. Deje de sonreír cuando note a Lunático mirándome con una sonrisa boba, comencé a caminar quitando algunas plumas que quedaron en mi túnica.

- Vamos tenemos que asearnos - me gire al sentir que no me seguían y entonces los mire con una actitud apenada- ¿Qué?

- Gracias -me quede casi inmóvil al escucharlo- no se si lo hubiéramos podido lograr sin ti, castaña.

- Si, gracias por la ayuda - comenzó a buscar algo en sus bolsillos, saco un par de galeones y me los extendió - toma

Mire la cantidad de galeones que estaba frente a mí, era demasiado.

- noventa galones, ¿no te parece una estafa? - me miraron sorprendidos, me limite a comenzar a caminar- déjalo así.

- ¿Que? - mire a Peter.

- Que se muevan antes de que me arrepienta - esta vez camine sin parar, solo mirándolos de reojo para asegurarme de que estaban detrás de mí.

Terminaron posicionándose a mí lado durante el camino de regreso al castillo.

Terminaron posicionándose a mí lado durante el camino de regreso al castillo

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