Mis labios todavía estaban hinchados por la forma en que Val me besó ayer en el yate. Estaba esperando que finalmente cediera ante mis caminatas no tan sutiles al baño en el medio de la noche, pero todo lo que ha hecho fue azotar juguetonamente mi trasero en mi camino de vuelta a la cama. Y reírse.
Desafortunadamente, esta noche, era el inicio del “verdadero negocio”.
Actualmente estábamos sentadas frente a su madre, su hermano y Brenton, mientras nuestro invitado de honor —el Sr. Watson— nos contaba la historia más aburrida que jamás he escuchado.
Llegó a Blue Harbor ayer, y al instante tomó el control de este viaje. Llevó a Val a jugar golf en la mañana (“Puedo decir mucho acerca la foma de hacer de negocios por la forma en que alguien juega golf”), nos invitó a Lucia y a mí a un desayuno tardío privado (“Quiero conversar con las dos mujeres que mejor conocen a Valentina”), e insistió en dar un recorrido por Blue Harbor en yate porque él “solamente quería ver si Val era una buena marinera.” (Lo era).
—Entonces, luego me giré hacia mi CFO y dije, ¡No lo creo! —El Sr. Watson pasó su mano a través de su cabello canoso—. ¡Ese es mi día familiar! Brenton dejó salir una risa forzada, y el resto de nosotros sólo lo miramos fijamente, inseguros de si ese era el final de su interminable historia o el desafortunado prólogo de otra.
—Si me disculpan —dijo, levantándose de su silla—. ¿Hay algún lugar donde pueda fumar mi cigarrillo antes del postre?
—Yo, también. —Brenton se puso de pie.
—Les mostraré el lugar —dijo Lucia, levantando a Loren de su silla. Caminó a mi lado y bajó su voz—. ¿Te importaría si Luna duerme esta noche con Loren? Ella quería que te preguntara.
—No me importa. —Sonreí.
—Vuelvo enseguida, y entonces comeremos el postre. Llevó a los hombres lejos por el pasillo, y Guille maldijo por lo bajo.
—Entonces, ¿esta es la parte en la que se supone debemos seguir sirviéndote como tus accesorios para este tipo Watson? —Guille arrojó su servilleta sobre la mesa—. Nunca respondiste mis correos electrónicos acerca de este viaje, Valentina.
—Y nunca pienso hacerlo.
—Entonces supongo que estaba en lo cierto. —Se levantó de la mesa—. Sólo para que lo sepas, nuestro padre estaría avergonzado de ti ahora mismo. Probablemente está retorciéndose en su tumba, más que decepcionado en lo que te has convertido.
—¿Exactamente, en qué me he convertido?
—Otra maldita chupasangre. —Miró hacia mí—. Si me disculpan, creo que voy a dejar de jugar el papel del hermano cariñoso esta noche. Te sugiero que hagas lo mismo, Juliana. Estoy seguro que de alguna manera te arrastró hasta esta basura de espectáculo fingido. —Dejó la casa y dio un portazo al salir.
Valentina apretó su mandíbula y apretó mi mano debajo de la mesa.
—¿Necesitas tomar un poco de aire? —pregunté.
No contestó.
Se mantuvo quieta, apretando mi mano cada pocos segundos y maldiciendo en el medio. Para el momento en que Brenton, Lucia y Watson regresaron a la mesa, se movió rápidamente de vuelta al modo de negocios.
—¿Sr. Watson, qué día quiere volver a revisar los papeles finales? —Ni siquiera se molestó en pedirnos a Lucia y a mí que nos alejáramos mientras discutían estas cosas—. No estaré en Blue Harbor demasiado tiempo, y me gustaría pasar mayor tiempo con mi prometida.
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Con Limite de Tiempo
أدب نسائيYo Juliana Valdés nunca debi haber estado de acuerdo con este arreglo. Hace treinta dias, mi jefa la arrogante Valentina Carvajal vino con una oferta que no podía rechazar: Firmar con mi nombre en la linea punteada y pretender ser su prometida dura...