Valentina Pov.
Así que, ¿crees que serías una buena asistente ejecutiva por, qué? —Brenton miró a la última candidata, una graduada en Duke, supuestamente, quien escribió mal su dirección en el currículo.
—Es porque tengo un buen guardarropa justo como su anterior asistente, Juliana.
Y si las cosas no funcionan entre las dos, creo que yo seré una segunda esposa genial.
Jesús…
—Gracias por venir hoy, Rachel. —No había necesidad de hacer otra pregunta, y había acabado con esta mierda por el día—. Estaremos en contacto. Le estreché la mano y miré fijamente a Brenton cuando ella se fue de la habitación.
—Está bien, está bien. —Alzó las manos—. Tendré una charla con Recursos Humanos ahora mismo. Voy a suspender nuestra política de “todo el mundo puede al menos conseguir una entrevista”.
—Gracias. Dejó la habitación y hubo un golpe en la puerta segundos después. ¿Juliana?
—¡Entre!
La puerta se abrió, pero no era Juliana en absoluto. Era su conductor personal, Vinnie.
—Señora Carvajal, ¿podemos hablar? —preguntó.
—Claro. Cierra la puerta.
Agradeció y caminó a mi mesa. Por alguna razón, parecía más nervioso de lo normal.
—¿En qué puedo ayudarte esta mañana, Vinnie?
—Recibí una carta en mi cajón de empleado esta mañana. —La sacó de su bolsillo trasero—. Dice…
—Gracias por ocuparte de uno de los activos más valiosos de Carvajal Industries durante los pasados dos años y por ser leal durante diez años. —Solté el bolígrafo—. Lo sé. ¿Qué con eso?
—Bueno, hay un cheque en el interior que es prácticamente mi salario multiplicado por treinta años y un aviso de despido que empieza después del último día de la señorita Valdés. —Se rascó la cabeza—. No me estoy quejando en absoluto, solo tengo curiosidad de por qué me está dejando ir con una indemnización por despido tan grande. ¿No necesitará un conductor personal para su siguiente asistente ejecutiva?
—No necesariamente —respondí—. La señorita Valdés es la única asistente ejecutiva a la que alguna vez le he asignado un conductor personal en esta compañía. Todas mis otras asistentes lo han compartido con mi secretaria y equipo ejecutivo, y creo que iré en esa dirección con la siguiente. Si alguna vez consigo una, claro.
—Oh, ya veo. —Sonrió—. ¿También fue la única asistente ejecutiva que recibió una tarjeta para compras ilimitada y pases para el spa en su nombre en cualquier lugar de esta ciudad? ¿La única que tenía acceso a su jet privado para viajar?
—Creo que ambos ya sabemos la respuesta a eso, Vinnie.
—Ella no —mencionó, mirándome directamente a los ojos—. Ella no tiene ni idea…
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Con Limite de Tiempo
Chick-LitYo Juliana Valdés nunca debi haber estado de acuerdo con este arreglo. Hace treinta dias, mi jefa la arrogante Valentina Carvajal vino con una oferta que no podía rechazar: Firmar con mi nombre en la linea punteada y pretender ser su prometida dura...