tomás.
—¿'toy facha, hijo?— le pregunté a emma quien estaba concentrando usando los efectos de instagram.
—eh, si.— me miró de reojo. —muy facha.
—y si, soy tu padre.— me encogí de hombros. —hoy te quedas a dormir en lo de ama.
—¿y dónde vas a ir vos?
—a verme con una chica.
—¿cómo se llama?
—nicole.— respondí. —nicole chávez.
—¿es linda?
—bastante.
—¿va a ser tu novia?
—lo dudo.
—entonces, no la beses.— alcé una ceja.
—vos siempre besas chicas que no son tus novias, y el click se hace solo una vez; ¿o no entendiste transilvania?— dijo refiriéndose a la película animada.—tendrías que dejar de ver dibujitos.— rodó sus ojos. —vamos a bañarte.
dejó su celular sobre la mesita ratona y caminamos hasta el baño, regulé el agua y después de desvestirse, entró.
coloqué un poco de champú sobre mi mano y comencé a masajearle el pelo.
—contame sobre mami.— pidió.
—¿cuándo va a volver de su viaje?suspiré.
él no sabía la verdad, que en realidad, su mamá, lo abandonó.
él creía que ella estaba de viaje.
—y, no sé. pero, te voy a contar. ella era muy hermosa ¿sabes? para mi... era perfecta. a veces peleábamos, cuando vos eras bebé. aunque antes de que llegues a nuestra vida, yo estaba tan enamorado de ella, que le hice frente a su padre para que me deje salir con su hija, y aunque lo permitió, fue muy estricto conmigo.— tragué saliva. —no me dejaba esto, no me dejaba aquello. odiaba todo de mi y yo odiaba todo de él. mayormente lola prefería pasar más tiempo conmigo que con su familia, ya que al no ser aceptada, la pasaba mal.
—¿y porqué se fue de viaje? ¿no era feliz con vos al lado, con nosotros?
lo miré. —si, era muy feliz, pero las personas a veces necesitan un respiro y tu mamá, necesitaba el suyo. aparte acordate de que éramos muy chiquitos...
—mis compañeritos dicen que fui un error si ustedes eran chicos cuando me tuvieron.— soltó.
—¿sabes qué?
—¿qué?
—tus compañeritos se pueden ir a cagar.— soltó una risa.
—te amo mucho, pa.
—yo también, emma.
[...]
llegué hasta el bar donde me encontraría con la chica que había conocido en un boliche.
nos habíamos visto un par de veces, pero nada serio.
—¿va a tomar algo?— preguntó la bartender, alcé mi mirada y sus ojos se conectaron con los mios. sentí una electricidad recorrerme toda la espina dorsal, junto a que se me puso la piel de gallina. —¿tomás?— preguntó.
—lola.