veintidós.

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tomás.

—ya tenemos que volver.— le dije a emmanuel, quien estaba acostado en el sillón de la cabaña.

—¿porqué, pa? acá somos como una familia feliz.

—porque papá y mamá tienen que trabajar, aparte... capaz empiece a cantar.— dijo lola. —y acá no tengo nada para producir mis canciones.

—vos la vas a ayudar ¿no, pa?

—sí, obvio.— respondí. —¿entonces, vamos?

asintió. —vamos, pero más les vale que cuando volvamos ustedes sigan así de buenitos.

me reí. —te lo prometemos.

subimos al auto las cosas que eran varias, nos habíamos quedado una semana maso menos, y aunque quería quedarme ahí para siempre, no podía escapar de los problemas.

el camino a buenos aires fue alegre, cantamos canciones de rock, lola me dió de comer helado mientras manejaba y terminé con mi remera blanca manchada de marrón por el chocolate chorreado, tomamos gaseosa e hicimos competencia de eructos... tiempos felices.

al llegar, emmanuel estaba dormido, así que lola lo cambió para que pueda dormir tranquilo.

—¿cuánto tiempo más pensabas escapar de mí?— escuché la voz de julieta, era muy probable que esté en la casa porque había dejado las llaves abajo de la maceta, era costumbre en mí y ella lo sabía. —no quiero saber lo que hayas hecho allá, solo saber porque no me diste una mínima explicación.

—juli... fue todo rápido, y ni siquiera tuve tiempo de pensar, quería pasar tiempo con mi hijo y la madre de mi hijo.

asintió. —está bien, no discuto eso. pero, tomás, una semana desapareciste. de las redes, de la música, de la vida... acordate que gracias a las presentaciones que damos vivís el día a día, teníamos que haber hecho after house en vivo y no apareciste... lo tuve que cantar sola, me humillé.

—entiendo todo lo que tengas para decirme, bardeame de arriba a abajo; pero perdón. yo te aprecio muchísimo, juli, en serio.

—no tanto como a ella y lo entiendo.— sonrió. —te quiero tomi, después de todo sos un gran consejero, escuchador y amigo, pero nuestra relación llegó hasta acá... no quiero entrometerme más entre lola y vos, no es justo para nadie, ni para vos que te proyectás con ella, ni para ella que seguramente también, ni para mí, ni para emma.— suspiró. —te quiero, me voy a juntar mis cosas.

me dió un abrazo que no reconfortaba el revoleo de sentimientos que tenía: julieta me dejó.

¿y qué esperaba?

¿cómo debería sentirme?

[...]

estaba recostado sobre el pasto con rocío, seguramente terminaría enfermo, pero ahora estaba tan confundido que nada de eso me importaba.

—¿tomás?— escuché la voz de lola. —¿qué haces ahí?

—reflexionar.— respondí. —¿y vos, que estabas haciendo?

—nada, emma se despertó momentáneamente para decirme que soñó que comía un yogurt interminable.— se sentó a mi lado. —¿de que reflexionabas?

—viste que hoy te conté que julieta dejó de vivir conmigo, se fue a su departamento...— asintió. —se fue porque me terminó... fue justa, digo, de todos modos iba a hablar y decirle que lo nuestro ya no era como antes, pero, no sé...

—sí, es... es difícil, aparte... ella es una gran persona.

—yo la cagué, deberia haberle pedido disculpas.

—tomás, yo me voy a ir también ¿sabes? porque ambos la cagamos, yo falseé a julieta y a chulu, así que necesito despejar mi mente. me alquilé un depto, de todos modos, nos vamos a ver, voy a venir a visitarlos y me vas a ayudar con mi música.— sonrió. —¿si?

—si, si...— sonreí falsamente.

ella siempre solía dejarme sólo.

[...]

subí una novela de homer, por otro lado, las canciones que saque lola, van a ser de otras artistas.

𝘤𝘶𝘪𝘥𝘢́𝘯𝘥𝘰𝘵𝘦 » 𝘤.𝘳.𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora