catorce.

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tomás.

se escuchaba la fuerte lluvia afuera y hacia bastante frío.

—¿estás despierta?— le pregunté.

—sí.— respondió.

miré hacia abajo, ella tenia los ojos abiertos y estaba tapada hasta arriba.
—¿seguís teniendo frío?

asintió, hice un gesto con la cabeza para que suba a la cama. —vení.

—no, tomás.

—dale, lola, te conozco hace años ¿me vas a negar dormir juntos? aparte, no es para insinuar nada, solamente para no enfermarnos.

ella dudó un poco.

—está bien.

se destapó y se subió a mi cama.

llevaba solamente una remera mía y era muy complicado pensar en otra cosa se no sea sus piernas desnudas.

la miré. —eh... bueno, buenas noches.— dije. lola se volteó, dándome la espalda. no, no, no... suspiré y mi mirada bajó hasta su culo, el cual estaba descubierto. —lola ¿podés cubrirte?

—¿qué?— volvió a mirarme.

—es que... tu culo, se ve y...

—¿y qué?— alzó las cejas.

—que... nada. dormí.

—está bien.

cerré mis ojos levemente, pero sentí el dolor de mi entrepierna y dudé en que podría dormir.

fui al baño y cerré la puerta.

llevaba un pantalón de tela suave corto, así que iba a ser notable que tenia tremenda erección. lola siempre había sido de calentarme rápido, más porque se hacia la inocente y siempre fue igual.

—basta.— susurré. —no puede pararte la pija, no.— pensé en su cuerpo; sus pechos, sus piernas, su culo, su cintura.
—cortala.— la puerta se abrió y ahí estaba lola, mirándome. sonrió al verme en aquella situación. —lola... ¿que haces acá?

—¿qué que hago acá? sabes que hago acá.

—andate.— pedí.

—tomi, no me pidas que me vaya.— se arrodilló ante mí. —por favor.— sonrió. su mano viajó a mi pantalón. —tomi...

—lola, esto no es correcto.— tiré mi cabeza hacia atrás. ¿que podría pasar?
ella era la madre de mi hijo, no pasaba nada, ya la había cogido muchas veces.
—chupamela, literalmente.— pedí.

ella soltó una risa.

agarró mi mano y se paró para que vayamos a la cama, pero antes de venir, cerró la puerta con llave.

yo mismo me hundía en las ruinas de lola, le abría mis sábanas una vez más. me perdía en su amor tan bipolar.

ya no era su culpa, era la mía.

𝘤𝘶𝘪𝘥𝘢́𝘯𝘥𝘰𝘵𝘦 » 𝘤.𝘳.𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora