Anónimas esperanzas.

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—¿Quieres irta ya?

Tiffany está gritando sobre la música, hablando demasiado cerca de mí. Hemos llegado hace menos de dos horas pero el ruido infernal que hay dentro de la casa de Colton está comenzando a cansarme. Ni siquiera sé que hago aquí, debería estar en mi casa durmiendo. 

—Sí nena.

Le contesto, mirando a otra cosa que no sea su rostro cubierto en maquillaje. 

—Oh—Se queja. Miro alrededor y veo a mis amigos bailar y saltar por todas partes, mientras se voltean alcohol encima. Antes esto sería divertido de ver y tal vez yo estaría con ellos pero no ahora. No después de Aurora. 

—¿Tienes alguien que te lleve?

Le pregunto a Tiffany, rogando a que me diga que sí y yo no tenga que llevarla a su casa. Ella me mira por un instante y creo que dirá que sí pero luego habla.

—N-no, no tengo a nadie. ¿Puedes llevarme?

Su acto falso de inocencia me deja ligeramente más molesto de lo que estoy pero finjo que no me di cuenta de nada.

—Claro, vamos.

Le aviso y ella se adelanta a tomar mi mano y empujarme fuera de la casa de Colton. El equipo de fútbol me ve salir con ella y gritan cosas sucias hacia nosotros, mientras que Tiffany sonríe triunfante.

Mi auto se estaciona frente a la casa de Tiffany y estoy esperando que baje, todo el camino estuvo muy callada y debo decir que disfruté su silencio, su voz puede ser muy molesta a veces.

—¿No quieres pasar?

Me sugiere, hablando casi en voz baja. La miro sin ninguna clase de emoción en mi rostro y ella enrojece.

—No, ya puedes bajar.

Le digo y ella me mira con mala cara.

—¿Qué te pasa? Hoy no estabas así. 

—Si supiera te lo diría, así que por favor solo entra a tu casa.

Le pido y ella duda por unos segundos pero después sale de mala gana de mi auto. Cuando ya está afuera piso el acelerador con fuerza y me largo de allí. 

El sábado y el domingo me las paso ayudando a Rosie con sus pequeñas y monstruosas amigas del club de exploradoras. Esas niñas de 7 años son los seres más asustadores e insoportables que existen pero como aún sigo castigado por lo que sucedió con Steph, tengo que acompañarla a sus reuniones, ayudarla con las galletas y otras actividades demasiado aburridas. 

—Valerie ha dicho que eres muy guapo.

Dice Rosie, mientras la dejo sobre su cama. No ha parado en todo el día y mañana tiene clases de piano, así que creo que ya merece irse a dormir. 

—¿Ah sí? ¿Y tú que piensas pequeña?

Le pregunto, haciendo una mueca con mis labios solo para verla sonreír.

—Creo que está en lo correcto Rykie, pero te prefiero con alguien como Aurora. 

Su confesión inocente me deja sin palabras y me quedo en silencio por unos segundos. He estado evitando ese tema desde el viernes por la tarde pero la culpa y el remordimiento que llevo dentro no me han dejado en paz. Ella ha estado en mi cabeza todos estos días y el hecho de que hace más de dos días que no la veo se siente como una eternidad. 

—Bueno creo que eso será algo imposible de ver. 

Murmuro con culpa en mi voz y Rosie frunce el ceño. Pienso que dirá algo pero no lo hace. Dejo un beso sobre su cabeza y apago la lámpara en su mesa de luz. Cuando estoy a punto de cerrar la puerta de su habitación la escucho decir algo. 

Un Maravilloso Milagro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora