Un Maravilloso Milagro.

Dolores absurdos.

Alguien está gritando con más fuerza ahora, alguien aquí muy cerca de mí está suplicando, alguien está perdiendo toda su fe y esperanza en segundos, ese alguien soy yo. El chico que está mirándome ahora desde el espejo en mi habitación se ve extraño, no lo reconozco, no sé quién es y me enferma saber que esa sombra con los ojos enrojecidos y el corazón destrozado, es Ryker, soy yo. 

El mar que se ha formado en mis ojos casi no me deja ver y cuando mis pies dejaron su casa y aún escuché como sollozaba, sentí que perdía la fuerza en mis pies, deteniéndome allí por un segundo para poder respirar con normalidad, tratando de calmar un poco el desespero que estaba sintiendo. El niño lastimado que se encontraba en la puerta de su hogar escapó corriendo hacia mi auto, no sin antes ver como Jazmine venía corriendo con lágrimas en los ojos. La observé por última vez, creo que sin decirle nada ella entendió lo que había sucedido, la verdad había salido a la luz. 

Terminé por descubrir lo que quizás fue y será la realidad más horrible que he tenido que enfrentarme jamás, ella se está escapando de mis manos y yo no puedo hacer nada...porque ella no me quiere. ¿Estoy pidiendo mucho? ¿Es tan difícil entender lo que siento? Mi corazón está completamente desesperado, tratando de buscar algún lugar donde volcar todas estas emociones, todas estas ganas e intenciones de hacerla feliz, de amarla. ¿Qué haré con esta verdad que grita dentro de mí? ¿Simplemente la ocultaré? ¡Es imposible! ¡No puedo hacerlo!

La nube de rabia y enojo está rodeándome otra vez, entonces se oscurece aún más. Sus fotos en blanco y negro sobre las paredes de mi habitación, su perfume en mi ropa, su presencia atormentándome incluso en su ausencia, su risa, su forma de caminar, su piel blanca y perfecta, todo está allí para burlarse de mí y de alguna forma todo empieza a caer, uno por uno de los recuerdos caen a mi alrededor como vidrios frágiles que se rompen en millones de pedazos, memorias que son lanzadas al olvido por egoísmo y masoquismo puros. Todo cae, todo se rompe. Y duele aún más de lo que pensé que haría, porque él que está rompiéndose soy yo y no los recuerdos. 

Siento a alguien gritar otra vez pero su voz no es ronca y dolorida como la mía, la suya es asustada y preocupada. Es mi mamá y después se le une Rose, Bridget y Joseph. 

  —¡Ryker! ¡Detente! ¡Estás destrozando tu habitación! 

Está aterrorizada pero la sombra aún sigue rompiendo todo a su alrededor, caminando hacia las grandes ventanas y rompiéndolas con una fuerte patada, otra vez suenan los vidrios pero ellos no me afectan, la tormenta en mi interior es mayor. Cuando me giro hacia ellos Rose está llorando y su llanto inocente y desgarrador me recuerda al de ella, entonces me detengo, mirando el desastre que es mi propia habitación, el desastre que yo mismo causé. Mi respiración es agitada y al ver sus miradas llenas de temor y preocupación caigo en mis rodillas, rendido ante la pesadilla que será mi vida de ahora en delante. 

Las lágrimas abundantes y saladas caen sobre mis mejillas, entonces siento un abrazo llegar a mí desde alguna parte. 

—Rykie, no me gusta verte llorar.

Su vocecita dulce y llorosa termina por romperme y abro mis brazos para que ella pueda abrazarme mejor. Los tres adultos en el medio de mi habitación nos observan en silencio, sorprendidos quizás por la valentía de la pequeña. Rosie se separa de mí y me observa un poco, mirando con tristeza mis ojos vacíos. 

—Ahora tendrás que ayudar a Bridget a limpiar todo esto.—me dice, reclamándome a pesar de su edad. Algo parecido a una sonrisa aparece en mi rostro ante su normal forma de tratar conmigo. 

—Creo que tienes razón.

Le contesto, mi voz ronca. Ella me sonríe abiertamente y sus ojos llorosos me observan brillantes. Los dos miramos hacia mi mamá y ella también tiene los ojos aguados, algo en su mirada me dice que no se detendrá hasta saber el porque de mi locura al destruir mi propia habitación.

—Rosie, cariño, ¿por qué no bajas a la cocina con Joseph y preparan la merienda para todos?—dice su tono de voz frágil pero aún así se las arregla para sonar dulce. Rosie me mira y sé exactamente lo que dirá.

—Quiero quedarme aquí. ¿Acaso no ves mami? ¡Rykie me necesita! 

Le reprocha, afianzando su agarre alrededor de mi cuello. 

 —Ella puede quedarse mamá.

Afirmo y mi mamá frunce su ceño. Con Rosie en mis brazos me levanto y camino hasta llegar a mi cama desnuda, desprovista de sábanas o almohadas, ya que las mismas están rotas y dispersas por toda la habitación. Bridget con pesar en su rostro comienza a ordenar el desastre y Joseph se le une, los dos limpiando en silencio. 

—Ahora que estas más tranquilo, ¿podrías decirme por qué toda esa locura? ¿sucedió algo Ryker?

Dice mi mamá, sentándose a nuestro lado. Sus ojos aún están enrojecidos y creo que jamás la he visto tan preocupada. Siento como mi interior se retuerce ante la ansiedad, no creo estar listo para decirlo en voz alta aún. El abrazo de Rosie se afianza y entonces caigo en la realidad de que he vuelto a llorar. 

—Ryker, jamás te he visto así, hijo... dime que sucede, por favor. 

Mi mamá está llorando también. Y noto como Bridget y Joseph detienen sus movimientos. 

—Aurora, ella... está... ella no me... me ocultó algo, bueno a todos.—digo y mi voz se quiebra cuando trato de pronunciar algo. El solo hecho de pronunciar su nombre, de a propósito recordar su rostro, las últimas semanas, me causa un dolor inexplicable.—Ella... Dios... no puedo decirlo en voz alta.—mi voz va bajando a medida que intento formar una frase. Los ojos tristes de mi mamá me observan en silencio y Rosie está escondida en nuestro abrazo.—Está enferma mamá, tiene leucemia.

Y las lágrimas vuelven, el dolor y el desespero, todo de una sola vez. Mi mamá está pálida y de sus ojos caen lágrimas también. 

—¡Dios mío Ryker! Eso es horrible.

Dice y se cubre la boca con horror. Miro hacia Bridget y Joseph, ella está llorando también y Joseph nunca se había visto más triste. 

—Ese era su secreto. No quería que nadie lo supiera... porque ya no hay más nada que hacer.—mi respiración es irregular y escucho los sollozos que salen de mi propia garganta.—Está muriendo, mi flor tiene los días contados. La estoy perdiendo mamá y creo que... no podré soportarlo cuando pase. 

—Cariño, lo siento tanto Ryker. 

Se lamenta, estirándose para rodearnos tanto a mí como a Rosie en un abrazo y los tres lloramos allí en silencio, presos a la idea que esa persona que ha entrado a nuestras vidas para hacerla mejor pronto ya no estará. 

—¿Sabes que es lo peor de todo? El hecho de que no haya confiado en mí lo suficiente, yo estaba como un loco enamorado detrás de ella y lo único que sabía hacer era huir de mí. Terminó por destrozarme aún más, ella lo sabe, le dije que la amaba y ella rechazó mi amor por completo. Quise estar ahí con ella pero no quiso nada mí, no quiere nada mí.

Mi voz ronca se escucha miserable y tanto mi mamá, como Bridget y Joseph me observan en silencio, sufriendo con mis palabras. Esta ahora es mi realidad, solo debo aceptarla y aprender de que quizás, ella haya sido lo mejor que jamás pude tener. 

😔😞💔.