Extra: Chinito mexicano

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Marco alcanzó a pescar la maleta de Miguel cuando él la soltó y corrió a los brazos de Hiro. Ya estaba acostumbrado a esa escena cursi de abrazos y risas cada vez que llegaban a San Fransokyo, algo que hacían al menos una vez cada 2 meses desde 3 años atrás, cuando Miguel y Hiro se habían conocido

Marco alzó la mirada y sonrió a Kyle y Tadashi, que habían acompañado a Hiro a recibirlos, se acercó tirando de ambas maletas, y agradeció a Tadashi cuando este tomó la de Miguel

-Ya sabes que son mejores amigos y pocas veces se pueden ver. Dejen los jugar un rato

-Claro, mejores amigos -Se burló Marco mientras avanzaba

Por supuesto, ese jueguito se lo creía cuando Miguel era un niño de 14 años, y su interés en el amor era prácticamente nulo. Pero cuando Miguel siguió creciendo, y poco a poco despertaban intereses en él... Si, era difícil seguir creyendo que su hermano no tenía un crush intenso con Hiro

De Hiro no podía hablar con seguridad, porque poco conocía de él. También era casi un niño cuando había conocido a Miguel, pues era apenas un año mayor, pero estaba enterado de que Hiro era un genio y se había desarrollado con mayor rapidez, así que era difícil saber si sus hormonas iban al mismo paso o no. Aún así, cuando recordaba que Hiro disfrutaba de rodar en el césped, luchando juguetonamente con Miguel, pensaba seriamente que lo único que se había desarrollado prematuramente era su cerebro

Marco subió las maletas a la camioneta de los Hamada, conversando con Kyle. Ambos se lanzaban miradas cómplices de vez en cuando al observar como Hiro, todavía unos centímetros más alto que Miguel, pasaba su mano por la espalda del chico mientras caminaban

-¿Podrían ser menos obvios, tal vez?-Preguntó Kyle

-Le estás pidiendo demasiado a mi hermanito-Murmuró Marco mientras entraba a la camioneta

Hiro y Miguel se mantenían unidos, poniéndose al tanto de sus días y compartiendo memes y canciones de sus teléfonos. Era imposible separarlos las semanas que se visitaban, algo de lo que Marco no dudaba ni un segundo en burlarse

-Hiro, me voy a ir a bañar, ¿me esperas en tu habitación? -Preguntó Miguel mientras desempacaba sus cosas

-Claro, no se te vaya a escapar tu chinito, ¿porque no mejor se bañan juntos para asegurarse que el otro no se va a ir?

Marco soltó una carcajada cuando Miguel lanzó hacia él un pantalón, molesto

-Déjalo ya. Yo te espero en la habitación, pondré la tele para la noche de películas-Respondió Hiro mientras tomaba algunas frituras que habían comprado

-Claro, noche de películas, yo también dije esa mentira, ¿Lo esperaras en babydoll, Hiro?

-¡Marco!-Gritaron Miguel y Hiro a coro. Marco volvió a reír y salió del cuarto, pensando que podría robar de la cocina

Hiro salió del cuarto de invitados con las orejas rojas. Maldijo el descaro de Marco mientras iba a su propia habitación. Quería a Miguel, ¡pero por ningún motivo tenía intenciones de sobrepasarse con él!

Bueno, sí, a veces le pasaba por la cabeza si se sentiría bien besar a Miguel, y sentía que su corazón iba más rápido cuando su amigo se vestía frente a él, ¿estaría muy mal aceptar que de vez en cuando su mirada se desviaba a la piernas morenas?

Hiro dio un golpe con su cabeza a la pared para desviar sus pensamientos. No era buen momento para ponerse a pensar de esa manera en Miguel, menos si consideraba que estarían solos en la habitación

Miguel se miró en el espejo del baño, flexionando sus brazos y marcando sus músculos, ¿Hiro notaría que estaba haciendo ejercicio? Suspiró con pesadez, pensando si tal vez estaba exagerando con sus intentos de lucirse. Pensaba genuinamente que Hiro era muy lindo, y quería que este lo mirara de la misma manera. Era difícil saber si pensaba algo así de él, porque nunca lo platicaban, pero constantemente reprimía las ganas de decirle que le encantaba su sonrisa, y su piel era tan suave que quería acariciarla.

One-Shots MarcKyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora