Mi Rey

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(One-shot basado en el libro La Selección, de Kiera Cass)

Marco miraba el ir y venir de los sirvientes por el castillo. No era capaz de asimilar que acababa de cumplir 18 años, de que pronto gobernaría Illea.

De que en unos días viviría su Selección.

Con el afán de unirse más con el pueblo, cuando el heredero al trono cumplía 18 años, 35 chicas de edad casadera, una de cada provincia, eran seleccionadas y enviadas al castillo para competir por el príncipe y poder ser reinas un día.

Marco es el primer hijo del rey, lleva toda su vida intentando preparase para ese momento y aún así no se siente seguro. Siente celos de Miguel, su hermano menor, quien puede cantar y tocar guitarra todo el día si lo desea, que puede hacer lo que quisiera de su vida sin problema. Pero tiene menos celos de la pequeña Socorro, quien estará comprometida antes de siquiera estar consciente de lo que implica el matrimonio, con alguien que posiblemente no amaría. Eso le hace recordar porqué no ha abdicado. Si asciende al trono al tiempo suficiente, podrá evitarlo.

—¿Su Alteza?—Marco vuelve a la realidad al escuchar el llamado del decorador, quien nuestra dos horribles colores a su parecer para escoger con el cual pintarán la habitación de las Seleccionadas. —¿Cuál prefiere?

—Ese. —Señala el color más claro pensando en que será más fácil cubrir el color si las chicas lo desean. —Tengo que retirarme. Si necesitan una opinión, pidanla a la princesa Socorro.

Marco ni siquiera espera a que le respondan. Se da la vuelta y sale corriendo. La cabeza le da vuelta, está mareado de tomar tantas decisiones, de las cuales la mayoría no importa..

Se mete entre pasillos y pasillos. Llega al enorme comedor y pasa de largo de los sirvientes que le saludan. Entra en una pequeña puertecilla y baja por unas escaleras que parecerían interminables para cualquiera que no estuviera acostumbrado, pero Marco si lo está. Es cuando llega a las cocinas y siente todo el aroma de la comida que se tranquiliza un poco, pero aún siente la presión, de modo que se obliga a gritar el nombre porque no es capaz de ubicarlo con la vista.

—¡Kyle!

Los cocineros se mueven para dejar espacio libre entre el asiático y el príncipe. Kyle alza la mirada de la masa y sonríe, pero al ver el estado de Marco, deja su trabajo a un lado, toma pequeños postres en una bandeja y va con rapidez hacia él. No dicen nada al toparse, no se miran. Ambos se meten entre pasadizos que conocen de memoria sin hablar hasta que llegan a una habitación alejada. Entonces entran.

La iluminación es escasa incluso con lo pequeña que es la habitación. Hay sillones y sofás cubiertos con mantas y cojines, algunos libros por ahí y por allá y una pequeña mesa ratona, pero a ninguno parece importarle. Kyle deja las cosas a un lado y toma asiento. Es entonces cuando Marco se lanza a sus brazos.

—Llevo todo el día sin verte.

Kyle se ríe y toma el rostro de Marco, que se ha escondido en su pecho y le obliga a mirarlo. Y con dulzura, deposita un beso sobre sus labios.

—Lo sé. Yo también he estado ocupado en la cocina. Me has puesto un reto con tu elección de comida.

—No la hubiera puesto si no estuvieras tú al mando de la cocina. Solo espero que ninguna chica pida conocer al cocinero o se irán antes de salir el Sol.

—¿No va en contra de las reglas?

—ESTO va en contra de las reglas.

Durante unos minutos se miran en total silencio. Las palabras han calado hondo en ambos, aunque sin intención.

One-Shots MarcKyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora