¿Quieres ser mi novio?

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Kyle había caído demasiado bajo.

Mientras revisaba por tercera vez el texto en su computadora, se preguntó cómo había llegado hasta ahí.

Ah, sí. Su orgullo había podido más que su dignidad.

Había terminado con Corrine bien. En buenos términos. Quien lo había arruinado había sido ella, que no dudó ni un minuto en presumir y pavonearse con su nuevo, guapo y millonario novio, con quien había tenido una aventura mientras salía con Kyle. Y no tardaron en insinuar que Kyle aún no superaba a Corrine y por eso, tras largos meses desde su ruptura, él no tenía pareja. Dejando a Kyle como el perdedor.

Tal vez Kyle la quería un poquito todavía, entonces los celos entraban en la ecuación y daban como resultado un enorme texto donde solicitaba a alguien que se hiciera pasar por su pareja.

No podía recurrir a algún amigo. Corrine era tan cercana a su círculo social luego de los 4 años de relación que conocía a prácticamente a todos los conocidos de Kyle. Así que ahí estaba, buscando un desesperado que aceptara fingir ser la pareja de otro desesperado

La neta que pena.

Marco había caído demasiado bajo.

Revisó su teléfono pasando entre las solicitudes de trabajo que nadie quería intentado saber porque lo hacía.

Porque era bien orgulloso y le valía su dignidad, al parecer.

Todos le habían advertido que no era buena idea irse a Estados Unidos. Pero le iba bien, al menos hasta que un pequeño desliz en sus ahorros lo tenía al borde de la miseria. La paga de la renta era la semana siguiente, se le había acabado la comida de la nevera y no tenía más dinero para pagar al pasaje a su trabajo. Se mantenía vivo única y exclusivamente porque sus jefes habían insistido en prestarle dinero.

Marco De la Cruz se había ido de su tierra natal, Santa Cecilia, en México, para buscar el añorado sueño americano, sin apoyo de sus padres. Ellos pensaban que ser músico era una estupidez, pero Marco no estaba dispuesto a renunciar a ello. Entonces emprendió el viaje.

Al llegar, recibió apoyo de la familia Rivera, también originarios de Santa Cecilia, que habían instalado una cede de su zapatería en el país. Habían adoptado a Marco como si fuera otro hijo para ellos. Le veían un futuro prometedor, de modo que la señora Luisa lo había amenazado con una chancla de recibir al menos algo de dinero en lo que encontraba algún trabajo extra para reponer sus gastos.

Marco se detuvo dudoso al ver un anuncio en un grupo de trabajo de San Fransokyo, leyendo todo de manera detalla.

"Se busca pareja falsa

Se busca alguien que esté dispuesto a ser mi pareja falsa por una noche, sin involucrarse sexualmente, para acompañarme a una boda en el Club Villa Verde. A cambio, ofrezco $300.

Los requisitos son simples. De 23 a 30 años. El género no importa, pero debe ser de rostro y sonrisa amistosa. Debe ser amigable, no pasarse de copas y elegante. Podrá elegir su vestuario, pero siempre siguiente el código de vestimenta de la fiesta. Tampoco podrá ligar con alguien en la fiesta.

Cualquier interesado podrá llamarme al siguiente número"

Marco releyó todo de nuevo. Por supuesto, sonaba a locura, pero el dinero le iría bastante bien. Por supuesto, siempre y cuando quien ofrecía el trabajo no fuera a secuestrarlo.

Tecleó rápidamente el número. Se repitió mentalmente que si no respondía a la primera, no haría tal cosa

-¿Bueno? ¿Quién habla? -Una voz se escuchó del otro lado del teléfono.

One-Shots MarcKyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora