CAPITULO 8✓

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Narrado por Héctor...

La furia me consumía por dentro, aceleré con todas mis fuerzas lo único que quería era ver a ese desgraciado y matarlo con mis propias manos.

Por que Lucia es solo mía, y no dejare que nadie me la arrebate.

Hice puños mis manos con el volante, llegue y me valió donde me estacione.

Entre buscándolo con la mirada, subí el ascensor marcando su piso para encontrármelo, salí y lo ví parado junto a una enfermera.

Camine rápidamente hacia él y lo tome fuertemente de la bata y golpeé con fuerza su ojo y labio, lo tome con las dos manos y patee su estómago.

Él no se hizo esperar y golpeó mi ojo y mi labio, sentí unas manos agarrarme con fuerza, quise quitármelas y seguir golpeándolo hasta que ya no se metiera con Lucia.

— ¡Eres un maldito! ¡Trataste de besar a mi esposa! —. Grité con rabia

— ¡Yo no trate de besarla idiota, ella me busco a mi para que yo si la hiciera sentir mujer! —. Mi pulso se acelero al escucharlo decir eso

— ¡Eso es mentira Andrés, tu la buscaste a ella, ella me lo dijo todo! —.

— ¡Pues te mintió, por que la que me busco fue ella! —. Sus palabras resonaron en mi cabeza mientras me detenían con mas fuerza los demás doctores

— ¡Mientes, por que todavía la amas y no comprendes que ella me eligió a mi! —. Sonreí con orgullo

— ¡Por tu dinero imbécil, pero nunca te va a amar como me ama a mi! —. Escupió sangre

— ¡Ya saquenlos de aquí! — Escuche decir a uno de los doctores

Me sacaron del hospital, camine a mi auto y golpeé varias veces el volante con rabia.

Arranque el auto y comencé a manejar con mucha velocidad, recordé aquellas dolorosas palabras.

                     FLASHBACK

— ¡Por tu dinero imbécil, pero nunca te va a amar como a mi! —.

              FIN DEL FLASHBACK
  

Una lágrima bajo por mi mejilla, recordando como veía el amor que se tenían los dos antes de que ella se casara conmigo.

La mirada con la que lo veía, con tanto amor en cambio a mi me ve con tristeza y despreció.

— Tu eres mía, solo mía —. Hable

— Y aunque nunca me llegues a amar, jamas te dejaría aunque sea lo único que haga en mi vida Lucia —.

Narra Lucia...

Me movía de un lado a otro, tomando mis caderas con fuerza.

Estaba demasiado preocupada, cuando Héctor me celaba se salia de control.

Escuche abrirse la puerta, y mi corazón dio un vuelco a la vida al pensar que era él.

Salí corriendo de la habitación y me acerque a las escaleras buscándolo con la mirada a Héctor, escuche ruidos en la cantina, baje rápidamente las escaleras encontrándomelo de espaldas.

Me acerque a pasos lentos a él y roze con la punta de mis dedos su hombro.

— ¡Héctor, mi amor! —. Se dio la vuelta y me observo con tristeza

Con mis pulgares limpie las lágrimas que había derramado y me sentí culpable al verlo otra vez golpeado.

— ¡Irina! —. Grite sin despegar la mirada de Héctor

— Digame señorita —.

— Traeme el botiquín de primeros auxilios, por favor Irina —. Acaricie sus mejillas

— Si, señorita —. La escuche moverse con rapidez

— ¿Que sucedió Héctor? —. Pregunte angustiada

— ¡Fui a darle su merecido a ese infeliz! —. Habló con amargura

— ¿Lo golpeaste? —. Pregunte alterada

— ¿Por que te importa que lo haya golpeado? —. Tomo fuertemente mis antebrazos

— ¡No, no mi amor me importas tu, pero como te veo así de golpeado pensé que él esta igual! —. Dije cerrando los ojos por el dolor que me ocasionaba

— No deberías de preocuparte por las heridas físicas Lucia, sino las del corazón —. Bebió de su trago y aventó el vaso al piso hasta quebrarse

— Aquí esta el botiquín señorita —. Me informo Irina

Héctor me soltó y me di la vuelta tomándolo entre mis manos.

— Gracias Irina —. Le sonreí tristemente

— Con permiso —. Se dio la vuelta y se fue dejándome sola con Héctor

Mis nervios se veían a simple vista, y mis labios temblaban de temor al sentir su presencia detrás de mi.

— Dejame curarte Héctor —. Me di la vuelta y comencé a sacar el alcohol y el algodón

Comencé a limpiar sus heridas con delicadeza, mientras el observaba cada parte mi rostro.

Después de un par de minutos termine y comencé a guardar todo en su lugar.

Tome el botiquín en mis manos, y antes de que pudiera avanzar él me tomo de la cintura con fuerza, se acerco a mi oído y comenzó a susurrar cosas en el.

— ¿Es cierto que todavía lo amas a él? —. Abrí los ojos sorprendida

Me quede callada un par de segundos, reflexionando en mis palabras para no herirlo.

— ¡Respóndeme! —. Gruño en mi oído

— No —. Me di la vuelta y lo enfrente

Gruño con fuerza y me tomo fuertemente del antebrazo, subió rápidamente las escaleras conmigo detrás.

— ¡Suéltame Héctor me haces daño! —. Sollozaba por el dolor

Me metió a la fuerza a la habitación y me acorraló contra la pared, empezó a repartir besos agresivos por todo mi cuello.

— ¡Héctor no! —. Grite desesperada

Me miro y en su mirada solo observe locura y rabia, mi pulso se aceleró y mis manos temblaban de miedo.

— ¡Dime que solo me amas a mi! ¡Dímelo! —. Grito desesperado esperando mi respuesta

En sus ojos podía ver como los celos se empezaban a apoderar de él y a transformarlo en la persona que no era.

— ¡Claro que te amo! —. Quise salir de su agarre pero él se aferraba más y más a mi cuerpo.

— No te creo —. Me tomo de las muñecas y me aventó hacía la cama, quise levantarme para correr pero él subió encima de mi y volvió a acorralarme

— ¡No, dejame Héctor me haces daño! —. Quise quitarlo de encima mio, pero me detenía con sus manos en mi cuerpo y no dejaba de dar besos agresivos por todo mi cuello y pechos

— ¡Te demostraré que eres solo mía! —. Y ocurrió lo que mas temía...

MÍA, SÓLO MÍA (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora