1. Winchester

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Son las cinco de la mañana y los hermanos Winchester, inician su día

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Son las cinco de la mañana y los hermanos Winchester, inician su día. El mayor de ellos, de nombre Dean, baja a la cocina a preparar el desayuno para su hermano menor.

—Buenos días, Sammy.

—Sam... Mi nombre es Sam, Dean—refutó el castaño.

—Lo siento, ven siéntate, te preparé tu batido diario de proteínas.

El menor miraba con asco el vaso, llevaba cinco años bebiendo la misma fórmula. Para evitar que su hermano se disguste, a Sam no le quedo de otra que tomar el batido, como lo hacía cada mañana.

—No demores, recuerda que tenemos que estar en la pista a las cinco y media—miro el reloj que colgaba en la pared—, quedan veinte minutos para eso.

—Ya lo se—contestó de mala gana, pero como siempre, Dean no se percató de su mal humor.

El menor bebió hasta la última gota del batido, dejó su vaso en el lavaplatos, cogió su mochila y su maletín. Ambos salieron de casa, subieron al hermoso auto negro, propiedad del mayor. A esa hora la autopista estaba libre, así que llegar a la pista de hielo no fue complicado.

Al llegar a la pista, y antes de salir del auto, Sam soltó un suspiro. No le gustaba nada estar ahí, pero no tenía elección, su hermano ya había decidido por el.

Una vez dentro, ambos hermanos se pusieron los patines.

—Bien, hoy toca practicar el Lutz—dijo Dean.

—Pero ese salto ya lo hice.

—Si, aunque todavía no lo tienes dominado. Recuerda que los saltos...

—Tienen que ser precisos, ya lo se. No debes repetirlo a cada rato.

—Si no deseas oírlo, entonces debes hacerlo bien, vamos. Faltan dos meses para las regionales, tienes que estar en forma.

—Bien. Voy a calentar—Sam se fue al extremo de la pista.

El mayor observaba a su hermano desde la entrada del campo. No entendía porque su hermano se enojaba con el, si solo le ayudaba hacer el mejor patinador, así como una vez lo fue el.

Al observar a su hermano calentar, le vinieron a la mente los recuerdos, cuando era famoso en el mundo del patinaje. No había competidor que no supiera su nombre, excepto los extranjeros claro. Pero su fama a nivel nacional era envidiada por todos los patinadores. Eran buenos tiempos, hasta que llego el torneo en Rusia; todo su mundo se desmoronó.

Señor Winchester, el comité de patinaje artístico, ya llegado a la conclusión que debe ser suspendido de por vida de este deporte [...]

—¿Dean? —la voz de su hermano le trajo nuevamente al presente.

—¿Qué paso?

—Nada, solo que ya terminé mi calentamiento. Empecemos, recuerda que tengo examen de historia el día de hoy.

Sueños Sobre Hielo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora