Un nuevo día da inicio, la vida para Castiel Novak, sigue como siempre. Hoy al menos es domingo y está en el lago frente a su casa. Su padre le había dado permiso para que pueda patinar. Justo ayer sábado acabó con sus deberes; también hoy por la tarde iba a recibir a Johan.
Estaba dando unas vueltas en el lago congelado, cuando su papá le llamó, el señor tenía en su mano un libro de matemáticas. Castiel le hizo una seña para que le diera más tiempo, pero su padre negó. Era el acuerdo al que habían llegado, no le quedó otra que ingresar a su hogar.
—No es posible que hasta un domingo me obligues a estudiar números, papá —dijo al entrar a casa.
—Nunca hay que dejar pasar el tiempo, además, solo será una hora.
Castiel se quitó los patines, y lo guardó en el cobertizo. Tomo el libro de la mano de su padre y se fue al sillón a leer. Su padre si que se tomaba muy enserio su futuro.
Así pasó la mitad del día, llegó la hora en que su amigo llegaría a su casa; pasaron toda la tarde juntos, riendo y hablando de muchos temas. Se divirtieron bastante; era la hora de la despedida y Johan se fue a su casa.
Otra semana más de clase daba inicio. Los tres primeros días fueron normales para Castiel y su amigo. Fue en el cuarto día de clases que su vida estaba apunto de cambiar.
La clase de física con el profesor Bast, era la más divertida. El docente, tenía una forma diferente a la hora de impartir sus clases a sus alumnos. Es por eso que a Castiel le gustaba mucho ese curso, ya que no importaba si eras bueno en números o no, con el señor Bast, todos aprobaban, ya sea con el mínimo. Aparte de todo, el portador de física poseía contactos en algunas universidades, y daba a sus alumnos destacados o a los que el consideraba sobresalientes, una invitación para proyectos que te daban la facilidad de adquirir becas.
La clase dio por terminada, todos los alumnos se retiraban del salón, los dos últimos era Castiel y su mejor amigo, pero el profesor llamó a Castiel.
—Te espero fuera del aula —le dijo Johan a Cas.
Johan salió del aula y Castiel se quedó con el profesor. El ojiazul se acercó un poco temeroso a su maestro.
—¿Paso algo malo señor Bast? —preguntó temeroso.
—No, no, nada de eso—dijo sacando una tostada de un tapar con la pinza de uso experimental —. ¿Ya comparaste las opciones de universidad?
—Op-Opciones…
—¿Tal vez oíste de Helen Stone y su beca para física?
—No.
—Es para el alumno de esta parte del estado que sea prometedor en ciencia.
—Será tal vez… Harris.
—No. Eres tu —El profesor lo miro a los ojos, Castiel estaba asombrado—. Tienes talento, Castiel.
—¿Talento? ¿En qué?
—Física —sonrió—. Eres muy afortunado, muchos tardan casi una vida en descubrir sus talentos.
—Si tengo talento, ¿cómo se que los poseo?
—Porque tu profesor genio de física te lo dice. Aparte de tus once calificaciones con diez. Eres brillante, Castiel.
Cas se avergonzó, su profesor continuó hablando.
—Requieres una carta mía para ganar esa beca. Necesitas desarrollar un proyecto de física para este verano, debe ser original, pero personal. ¿Qué dices?
—Yo…
—No lo piense, es su futuro joven Novak.
—Si… mi padre dice lo mismo, haré ese proyecto.
—Una sabia decisión, señor Novak. Le daré la carta cuando regresemos a clases.
—Claro, gracias señor Bast.
Castiel salió del aula y su amigo estaba parado en los casilleros.
—¿Qué paso? ¿Por qué tienes esa expresión?
—El profesor me dijo que puedo tener una beca, siempre y cuando gane un concurso, pero para eso debo realizar un proyecto de ciencia.
—Eso es genial.
—Dice que es mi talento.
—Hasta yo lo creo, Cas. Eres bueno en física.
—Tu también eres bueno.
—¿Bueno? No, nada que ver, yo en física corro, tu vuelas. Eres grandioso.
Prosiguieron a caminar por el pasillo, que lucia repleto de estudiantes, ya que era hora de salida. En ese momento, su amigo le sujeto del brazo.
—No mires —Le dijo Johan a Castiel, quien le hizo caso.
Fue cuando una bella joven paso por su lado, era una chica rubia, lindos ojos. Johan se giró para verla de espaldas.
—Un día ella va necesitar un tutor de aritmética, y va tener que salir conmigo.
—Sigue soñando, Johan.
—Eres cruel.
Entre risas, se dirigieron a la salida. Una vez fuera de la escuela, caminaron al parqueo. Castiel divisó el auto negro que vio la semana pasada, al igual que aquella ocasión, no logró ver al piloto. Johan se despidió de el, no sin antes hacerle recordar que hoy se verían en su casa para pasar el rato.
Sin darle mucha importancia a la partida de su amigo, se dedicó a ver al auto negro. Su padre ese día no iba a pasar por el, así que no había prisa de partir; se preguntaba ¿por qué le causaba tanta intriga conocer al chófer de aquel auto? Alzo su cuello, se agachó, quería verlo, pero tanto fue su concentración en el coche, que no se dio cuenta de la pelota que venía hacia el. Sintió como algo choco con su cabeza, segundos después, se hallaba en el suelo; justo alrededor de Castiel se formó un pequeño tumulto, casi la mayoría reía, otros estaban de curiosos.
Sam que salía de la escuela, vio el tumulto, también por curiosidad se acercó y vio como algunos se rían, se percató que en el suelo se encontraba el chico de la clase de física. Al ver que nadie ayudaba al joven, encima se burlaban… los echó. No soportaba ese tipo de comportamiento, sin importarle lo que digan de él, ayudo a Castiel a ponerse de pie y también le ayudó a levantar los libros del suelo.
—Gra-Gracias —le dijo Cas a Sam.
—No hay de que, ¿estás bien?
—Eh… sí, creo que si.
—Tienes que tener más cuidado —le dijo dándole los libros. En ese momento se escuchó el claxon, el de cabello castaño, puso una expresión de fastidio —. Bueno, ya me debo ir, cuídate Novak.
—Gracias, Winchester.
Sam se despidió y se adentró en el auto, que inició su marcha por la pista.
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Sueños Sobre Hielo
FanficCastiel Novak, un joven muy aplicado a que se le da muy bien la física. Su padre, Chuck Novak, un profesor de filosofía, ya tiene planeado el futuro de su hijo. Para conseguir la beca tan deseada por su padre, en la universidad de Harvard, Castiel d...