Castiel Novak, un joven muy aplicado a que se le da muy bien la física. Su padre, Chuck Novak, un profesor de filosofía, ya tiene planeado el futuro de su hijo. Para conseguir la beca tan deseada por su padre, en la universidad de Harvard, Castiel d...
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El día daba inicio, Castiel despertó muy temprano. Debía que ajustar su nuevo itinerario.
Bajo al comedor y encontró pan, leche, en la mesa. Sabia que su padre desconocía de su nueva dieta que tenía que seguir, así que en un descuido de su padre guardo los panes en su mochila y solo bebió su leche y el jugo de naranja.
—Vaya, si que tenías hambre.
—Si, papá.
El señor miró el reloj.
—Todavía tenemos tiempo, hablemos un momento, hijo.
—¿Qué pasa, papá?
—Nada, solo me quedé preocupado ayer. Me dijiste que una formula salió mal y tenías que volver a realizar tu proyecto.
—Si… pero no debes preocuparte, padre. Fue solo un error de cálculo por eso hoy iré a la pista de hielo para algunas anotaciones.
—Yo pensando que no volverías a pisar ese lugar.
—Será mejor que me vaya, papá.
—Si, no quiero que llegues tarde.
—Si.
—Casi lo olvidó, recuerda que tienes tu cita con el dentista hoy. Te voy a estar esperando.
—Anatado.
Castiel se levantó de la mesa, antes de irse se despidió de su padre con un beso.
—Cuídate, te quiero.
—Yo a ti, cielo.
Llego al instituto al mirar alrededor vio a sus amigos patinadores en la entrada, sin pensarlo se acercó a ellos.
—¡Hola! —saludo.
—Hola, maestro —hablo en tono de burla el pelirrojo.
—No me digas así, Will.
—Es que de verdad eres un genio. Siendo un novato nos vas a dar clases.
El grupo empezó a caminar por las escaleras de la entrada.
—Si, pero no me creo un experto. Solo quiero ayudarlos a mejorar.
—Y ganar dinero —comentó Teddy.
Ese comentario hizo avergonzar un poco al ojiazul.
—Chicos, chicos. No sigan, miren como han puesto a nuestro profesor.—Sam tomó del brazo a Castiel—No les prestes atención a sus comentarios, vamos a clases.
—Pero no tenemos cursos en común.
Sam rodo los ojos.
—Lo se, Cas. Pero… Solo camina, ok.
Los cuatro llegaron a los casilleros, cada uno fue al suyo. Como faltaba poco para el inicio de clases cada uno fue a sus respectivos salones.
Al entrar a su aula vio a su mejor amigo, lo saludo muy alegre, pero este le volteó el rostro.
