Castiel Novak, un joven muy aplicado a que se le da muy bien la física. Su padre, Chuck Novak, un profesor de filosofía, ya tiene planeado el futuro de su hijo. Para conseguir la beca tan deseada por su padre, en la universidad de Harvard, Castiel d...
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Dean daba vueltas, giraba, todo el público se ponía de pie. A pesar que la música estaba a full volumen, el joven podía escuchar su nombre de la boca de cada espectador.
Pero luego las luces se apagaron, todo quedó en silencio; Dean dejó de patinar y empezó a gritar:
—¿Hola? —Como respuesta solo oía el eco de su voz.
De pronto una luz blanca lo iluminó, cubrió sus ojos con su brazos, y la voz del locutor se hizo presente.
—Amados espectadores les anuncio que el señor Dean Winchester, ha sido descalificado por hacer trampa.
Los abucheos se hicieron presentes, el patinador miraba a todos lados; las gradas que hace poco estaban vacías se volvieron a llenar de persona. Pero lo peor no acabaría ahí, su hermano Sam, Castiel y Gabriel, aparecieron frente a el y le señalaban con el dedo.
—¡Tramposo!
—¿Qué?
—¡Tramposo! —seguían gritando los tres.
—No, no… Yo no soy ningún tramposo… No lo soy.
—¡Tramposo! —Pero los tres no le escuchan, seguían gritándole.
—Sammy…
—¡Mentiroso! —le dijo su hermano, para luego darle la espalda.
—¡Sam!
—¡Eres un mentiroso, Dean Winchester! —Ese era Castiel —. Mira mis pies… míralos. —Dean hizo caso y miro los pies del ojiazul, quedando en shock, pues los pies del joven no estaban—. Si, tu causaste esto.
—¡Perdón! —grito—. Yo no quería, te lo juro que…
—¡Te odio! ¡Te odio!
—No, no, no… Cas… —Pero el chico al igual que Sam le dio la espalda.
Gabriel solo lo miro e hizo lo mismo que los otros dos. Dean intento acercarse a ellos, pero una fuerza invisible lo tenía pegado al suelo; las personas de las gradas empezaron a lanzarle basura y un montón de cosas. En eso un agujero negro apareció de la nada detrás de el y como si tuviera vida dos brazos lo sujetaron y lo llevaron dentro del agujero.
—¡Sam! ¡Sammy! —gritaba mientras caía.
—Dean, despierta… ¡Dean!
El ojiverde despertó, su cuerpo estaba todo de sudor, sentía que su cabeza daba vueltas. Todo era blanco, menos los enormes ojos azules que le veían con preocupación.
