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      Entró como si tuviera la mirada perdida, como si ella estuviera toltamente perdida en el mismo lugar donde había ocurrido ese extraño momento, aunque solo fuera extraño para ella. No sabía realmente que es lo que le sucedía, estaba descompuesta, perdida sin lugar fijo.

     -Esto debe ser un sueño, ¿verdad? Tiene que ser un sueño o una pesadilla o no sé – dijo Abie mientras se dirigía  a sentarse en el filo de su cama.- ¿Pareceré loca hablando sola? Si me estuviera escuchando Dereck…

      Se oye un portazo, viene del piso de abajo, “será Dereck”, pensó Abie. De repente se escucha una voz que proviene de abajo y también unos pasos que avisaban de que subía alguien por la escalera.

     -Niñata, ya estoy aquí- dijo Dereck con una voz grave mientras se acercaba a su habitación.

     -Sí, es él.- susurra levantándose de la cama y asomándose al pasillo desde su puerta. – Ya lo he notado, esos portazos no los puede dar nadie más…- contestó Abie a su hermano con un tono de voz más elevado.

     -Es que hay que hacerse notar – dice saliendo de su cuarto en calzoncillos y dándole un golpe suave a la cabeza de su hermana.

     -Sí, sobre todo tú, te tienes que hacer de notar… -contestó con un tono bastante irónico y devolviéndole a su hermano el mismo golpe que le había dado él, pero esta vez ella se lo dio en el brazo- ¡No me hagas eso, que sabes que lo odio!

     -Uy, que la niñatilla de despeina – dijo entre risas - ¿Tienes que enamorar a alguien?- rió.

     Abie se quedo parada, ahora que lo pensaba ella tenía que intentar averiguar una cosa que, aunque le parezca extraño e increíble le ha ocurrido. Tras el comentario de su hermano y comenzar a pensar decidió ignorar a su hermano y procedió a ir a su cuarto.

El principio del final.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora