Capítulo 1. Cuando la luz se esconde

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Vamos mi señora usted puede–alentaba la pantera a su reina quien yacía horas en labor de parto. A fuera de la habitación el rey caminaba de un lado a otro, amaba a su esposa y a su futuro hijo si algo les llegaba a pasar no se lo perdonaría. También estaba el nuevo hermano mayor, Axel, el primogénito y futuro gobernante de Aisland. Un pequeño niño de seis años que no hacía más que preguntar por su mamá. El padre de Alexander II, esperaba que naciera otro niño, no podía estar más feliz con su hijo y nuera. Ya que el príncipe tenía los razgos necesarios para sacar adelante a su pueblo y convertirlo en un reino prospero. Bondad, liderazgo y fuerza caracterizaban al pequeño rubio.
Unos escandalozos llantos dieron a entender lo exitoso del parto. En el inmenso cuarto, la curandera limpiaba el sudado rostro de la mujer, mientras otra de sus aprendices acunaba a la recién nacida para luego llevarla con su madre. Está admiró a su pequeña hija, cabello dorado y preciosos y grandes ojos azules como todos en la familia real. Unos minutos después un alterado, preocupado pero feliz hombre entró corriendo con su amada. Está lo recibió con una sonrisa y le mostró el pequeño bultito envuelto en una manta roza bordada por ella misma. Axel se acercó sigilosamente hacia sus padres que admiraban con ternura algo pequeñito que, su querida progenitora acogía en sus brazos. El mayor lo sentó en su regazo para mostrarle a la princesa.

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